Triatlón con salud. Arturo Guede Seara

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Triatlón con salud - Arturo Guede Seara Deportes

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integral de entrenamiento mensual

       Bibliografía

       Índice alfabético

       Adiós, papá

      A mi mentor de vida, mi maestro de experiencia, mi conciencia, mi inquietud, mi inspiración...

      Si algo he aprendido en el trabajo, o eso creía, es a lidiar con el dolor tanto físico como emocional.

      El dolor se presenta con diferente intensidad y duración, pero muchas veces es indescriptible. Sin previo aviso, nos toca sufrir una pena que te acompaña de por vida. Se encadena a ti y, quieras o no, es un lastre que debes arrastrar en silencio. No lo puedes soltar porque, aunque parezca injusto, es la forma de mantener presente el recuerdo. La familia tiene un poder de doble cara.

      Mi hermano y yo siempre hemos visto a nuestros padres como un espejo en el que mirarnos. Nos habéis enseñado valores muy difíciles de mantener en esta sociedad y esperamos honraros siendo un fiel reflejo de ello. Sin esfuerzo, habéis sacrificado todo para que tengamos un futuro, y cualquier logro personal o laboral que venga será una consecuencia de todo vuestro trabajo y amor.

      Percibo, papá, que tu aleteo de mariposa hasta la fecha será el detonante de todo lo que está por venir, cambie el calendario o el escenario. Es muy injusto que te hayas ido cuando empezabas a recoger el fruto de toda tu inversión. Teníamos aún tantos momentos por compartir que me quiebro en dos al pensar que ya no será posible.

      No me pondré a enumerar todas tus virtudes, pero si recalcaré una: la fuerza. Nos has enseñado a ser fuertes, a sobreponernos a todo. Has sido un paradigma cada vez que se presentaba un problema en nuestras vidas. Ahora nos encontramos ante el reto más duro; costará tiempo, lágrimas y mucho dolor, pero precisamente por ti, miraremos hacia delante.

      Mi madre me dijo una vez: «Somos cuatro pilares, y si uno falla, nuestro equilibrio desaparece», pero ahora toca reescribir tal advertencia e imitar la estabilidad de ese taburete de zapatero con tres patas que dejó nuestro abuelo y que a día de hoy se mantiene firme.

      Hace más de dos años en Lanzarote corrimos juntos los últimos cien metros de la carrera más larga de nuestras vidas y, entre lágrimas y abrazos, me dijiste que me querías, que gracias por regalarte uno de los momentos más felices. Has llegado al final de tu última carrera, la más larga… y tengo que decirte que es el día más triste que recordaré, pero por ti me aferraré a esa primera línea de meta.

      Hoy el cielo llora, pero sé que nos marcarás el camino con tu luz.

      Arturo Guede Seara con su padre, Arturo Guede Santalices, en la línea de llegada del Ironman de Lanzarote en 2014.

       Agradecimientos

      Hace ya tiempo, la incertidumbre propia del joven de 18 años, que tiene caminos y elecciones que tomar para determinar lo que será en la edad adulta, me llevó a realizar uno de esos juegos inocentes que consiste en escribir las cosas que te gustaría hacer o conseguir a lo largo de esto que llaman vida. Esa lista, que creo ha determinado mis decisiones y prioridades de forma inconsciente desde aquel día, abarcaba desde ser voluntario en un país sub-desarrollado hasta plantar un árbol. Muchos de estos sueños se cumplieron, otros se modificaron —al igual que mi forma de pensar—, y algunos, como escribir un libro, permanecían en esa lista con la esperanza de ser tachados algún día. Pues bien, ese día ha llegado.

      Tendría que dar las gracias a muchas personas que me han motivado directa o indirectamente a escribir este libro, pero me limitaré solo a mencionar a unos cuantos y haceros así partícipes de este reto profesional.

      En primer lugar, a mi familia. Somos cuatro pilares, y si uno falla, nuestro equilibrio desaparece. Vuestro apoyo en cada una de las aventuras que inicio es esencial.

      A Raquel, por haber sido una de las mujeres más importante que ha pasado por mi vida. Estás presente en este libro, sin saberlo, por meterme el gusanillo de este deporte y porque contigo empecé a comer de una forma más sana. Fue el detonante de mi preocupación por la nutrición.

      A Niki, porque después de mi retiro por el sudeste asiático fuiste mi primer contacto con el yoga y su filosofía. Ahora eres un buen amigo con quien debatir inquietudes.

      Gracias, Laura, «mi canaria», por tu aportación y por tan buenos momentos.

      A Sara y Lucía, por estar ese día tan especial en Lanzarote. Fuisteis el broche a una experiencia inolvidable.

      A todos los integrantes o antiguos integrantes del Triatlón Universitario de Madrid por compartir este deporte, vuestros dolores y preocupaciones conmigo. En especial a Gonzalo, Toño, Ekhiotz, Celada, Torreño, Alex, Solares y Chui.

      A mis compañeros y amigos de osteopatía por nuestras dudas e intereses en común y, sobre todo, por tan buenos momentos.

      Para acabar tengo que agradecer a mi cuerpo el haberme dado guerra en su día. Las molestias y dolores que provocaste en su momento fueron el estímulo para estudiar el cuerpo humano e intentar dar explicación a síntomas muy comunes en la gente y, en concreto, en los deportistas.

       Prólogo

      Superar tus límites ¿Cuántas veces hemos escuchado estas tres palabras? Estamos en un momento en que se fomentan mucho las pruebas extremas; vivimos cada vez más familiarizados y habituados a ultratrails y ultramaratones, gente que se va a recorrer cientos y cientos de kilómetros en pruebas muy curiosas. El concepto «reto» está de moda, entendido sobre todo con la finalidad finisher. ¿Quién no conoce a alguien que tenga en mente hacer en algún momento un Ironman? Tampoco hay que olvidar el mérito que tiene hacer menos pero más rápido. Y es cierto, es casi imposible hacer un cinco mil, como lo hace Mario Mola, por debajo de los 15 minutos, rozando el sub-14.

      Lo que está claro es que todo requiere un esfuerzo. La superación, para los mortales, los que no somos profesionales o atletas de élite, no es solo que consigamos bajar nuestra mejor marca personal o que logremos, por ejemplo, hacer un Ironman. La superación es el día a día, la combinación de muchos factores para poder conseguir disfrutar de esa actividad que tanto nos gusta. Hay que robarle tiempo al tiempo, no olvidar nuestras obligaciones y condimentarlo todo con mucha ilusión y sacrificio.

      A este «batido» hay que sumar las lesiones, que siempre parece que están al acecho. La prevención es fundamental, y hay que saber combinar los entrenamientos más comunes con aquellos que nos ayudan a mantenerlas alejadas. Hay que ponerse en manos de un buen profesional, que se convierta en nuestra «persona de confianza», no en un entrenador más. Un buen fisioterapeuta y un buen médico deportivo son claves para conseguir una carrera deportiva sin lesiones.

      Entrenar y competir es adictivo. Luchar por lograr bajar los tiempos o completar determinadas distancias nos hace sentir superiores. El deporte te insta a ser metódico, disciplinado y exigente. Hay que entrenar el cuerpo y la mente, pero siempre hay que hacerlo disfrutando. No se nos puede olvidar que lo mejor es «pasarlo bien». Por eso, no ocurre nada si nos tomamos una buena paella, un buen vino, una buena carne o algunos postres deliciosos. Hay que ser exigente cuando toca

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