Avances en psicología del deporte. Alejo García-Naveira Vaamonde
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También me gustaría destacar la importancia en la actualidad de los enfoques apoyados genéricamente en la psicología positiva, es decir, aquellos que no se focalizan en la búsqueda de cambios en las personas por la preexistencia de una patología o trastorno, sino que parten del conocimiento científico de la psicología humana para buscar su perfeccionamiento, potenciación, desarrollo, mejora, eficacia, progreso, eficiencia y un largo etcétera de objetivos de avance personal y social, que se sintetiza en un aumento del bienestar y la salud, considerado desde una perspectiva individual y colectiva.
En muchos casos, las técnicas que se pueden emplear desde un punto de vista profesional para conseguir los objetivos de desarrollo positivo humano – enfoque sustancial de la intervención en el ámbito de la psicología del deporte – no son de uso exclusivo para esos fines e incluso provienen y / o se emplean también en otros campos de aplicación y con objetivos bien distintos, incluyendo, claro está, los de mejorar o modificar dificultades, problemas y psicopatologías. En estos casos, como en el manejo profesional de cualquier tipo de instrumentación o intervención, lo importante es ajustarse a las necesidades y demandas de las tareas específicas a las que se debe responder, que en este campo supone poseer unos conocimientos especializados del mismo.
Para concluir, solo añadir que las aportaciones que se incluyen en esta obra pueden permitirnos tomar conciencia y acercarnos a algunas de las más significativas innovaciones relacionadas con posibilidades técnicas y enfoques de trabajo e intervención en psicología del deporte. Desde una lectura crítica – recomendable siempre, en todas las ocasiones y todos los textos –, puede ser de interés no solo para los profesionales de la psicología que trabajamos en este campo, sino también para cualquier persona que quiera conocer de forma clara, rigurosa y amena las más recientes estrategias para influir sobre la conducta humana en el ámbito del deporte y el ejercicio, y conocer asimismo algunas aplicaciones quizás menos usuales pero con un gran potencial y recorrido de futuro. Concluyo con una recomendación última y de sentido común: la lectura de esta obra no sustituye la necesaria capacitación y acreditación en Psicología para el ejercicio profesional que regula el Colegio Oficial de Psicólogos, lo cual no merma ni un ápice el interés y utilidad de este libro, cuya lectura recomiendo totalmente.
Enrique Cantón Chirivella Universidad de Valencia Colegio Oficial de Psicólogos
Introducción
Alejo García-Naveira Vaamonde
Psicología del deporte y psicólogo del deporte
Si partimos de Weinberg y Gould (2010), la psicología aplicada al deporte se define como la ciencia del estudio del comportamiento humano (cognición, emoción y conducta de la persona), así como del entrenamiento de las habilidades psicológicas, las relaciones interpersonales y el estilo de liderazgo en el contexto deportivo, compuesta por teorías, metodologías y procedimientos de intervención, mientras que el psicólogo del deporte es el profesional experto en esta área del conocimiento.
Con la finalidad de realizar un «filtro de calidad» y regular internamente la profesión, en 1998 el Colegio Oficial de Psicólogos de España (COP) desarrolló los requisitos necesarios para un psicólogo del deporte: poseer la licenciatura / grado de Psicología, estar colegiado, no tener o estar pendiente de una sanción deontológica, poseer un posgrado o formación específica en Psicología del Deporte (p. ej., un máster) y tener un año de prácticas acreditadas en dicha área. Además, en 2013, el COP aprobó la acreditación de Psicólogo Experto en Psicología del Deporte.
Por su parte, Cantón (2010) resume los ámbitos de actuación, la población en la que interviene y las competencias del psicólogo del deporte. En cuanto a los ámbitos de actuación, destaca el deporte de rendimiento, el deporte base y la iniciación temprana, el deporte de ocio, tiempo libre y bienestar, las poblaciones específicas y las organizaciones deportivas. Respecto a la población en la que se interviene, señala a los directores deportivos, entrenadores, deportistas / equipo, padres, árbitros, población en general y demás profesionales del área. Y por último, centra las competencias del psicólogo del deporte en evaluar, intervenir, asesorar / orientar e investigar.
Conviene destacar que el psicólogo del deporte trabaja con personas sin patologías a nivel psicológico, y los objetivos básicos de su intervención en el deporte de alto rendimiento son (García-Naveira, 2010): a) el crecimiento personal del cliente; b) el bienestar; c) el desarrollo del talento deportivo o profesional; d) las relaciones interpersonales y el liderazgo; e) la mejora del rendimiento deportivo; f) la búsqueda de resultados, y g) el desarrollo de equipos de alto rendimiento.
Intrusismo y adaptación a las demandas del mercado
Partiendo de lo anteriormente señalado, es de esperar que el psicólogo del deporte cubra las necesidades de la población deportiva; aunque si revisamos históricamente el mercado laboral esto no siempre ha sido así, pues han surgido personas que han buscado (o les han permitido) intervenir a nivel psicológico (mentalistas, entrenadores actitudinales, sofrólogos, coaches, etc.) (Cantón, 2010).
Este aspecto puede indicar que existe una realidad de mercado en la que los psicólogos pueden, o no, estar presentes. Por un lado, la población deportiva (p. ej., entrenadores) demanda la aplicación de estrategias psicológicas, ya sea bajo el nombre legal de la psicología o bajo términos «más o menos novedosos» que tienen un claro contenido psicológico y producen modificaciones en la conducta del cliente (p. ej., el coaching).
En este sentido, es importante que los psicólogos del deporte se adapten a las necesidades y demandas del cliente, que en ocasiones tiende a buscar un servicio más práctico, novedoso, centrado en la solución y alejado de las viejas connotaciones de la psicología (asociada a lo patológico).
Y por otro, si ese lugar no lo ocupa o no le da respuesta un psicólogo del deporte, se convierte en un excelente «espacio» para que otras personas, no psicólogos, ofrezcan sus «servicios» y reciban una remuneración por ello.
Otra cuestión relacionada serían las acciones legales que pudieran realizar los propios psicólogos o colegios oficiales de psicólogos en defensa de la profesión y los derechos del cliente.
Período de reflexión, integración y ampliación
A raíz de estos acontecimientos, la psicología del deporte y sus profesionales se encuentran en un período de reflexión: ¿qué busca el cliente?, ¿en qué áreas puede trabajar el psicólogo del deporte?, ¿qué ofrece un psicólogo deportivo?, ¿qué está haciendo el psicólogo del deporte respecto al intrusismo?
Posiblemente, en psicología del deporte se esté en un período de integración más que de exclusión en cuanto a estrategias de intervención y áreas de desempeño (García-Naveira, 2010). Algunas de ellas se pueden «fichar» de otras áreas de la psicología (clínica, educativa, trabajo...), mientras que otras pueden proceder de diferentes parcelas del conocimiento humano (p. ej., ciencias del deporte) o áreas profesionales (p. ej., la empresa), e inclusive de personas que no son psicólogas aunque sí expertas en determinadas competencias o metodologías de intervención (p. ej., outdoor training).
Es importante que la psicología del deporte se nutra de otras técnicas y modalidades de intervención para seguir ganando en eficacia y rapidez a la hora de solucionar los obstáculos, dificultades y problemas del cliente, o para favorecer el desarrollo psicológico que afecta o se relaciona con el resultado, rendimiento y bienestar del deportista. Estas posibles incorporaciones tienen que cumplir los requisitos científico-profesionales y demostrar su eficacia. Los psicólogos necesitan