Innovación y metodología. Kees Dorst
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En Australia, el departamento de Justicia, la policía y el fiscal general del gobierno de Nueva Gales del Sur establecieron un centro de investigación para la prevención del delito a través del diseño del entorno (DOC) junto con la UTS, inspirado en la prolongada experiencia del veterano centro existente en Londres (Thorpe y Gamman, 2011; Gamman et al., 2012). Su objetivo es usar los métodos de diseño para revolucionar la forma de proporcionar seguridad y protección a la sociedad. En su primer periodo de financiación, de 2008 a 2013, el centro ha entregado unos cien proyectos a cuarenta organismos asociados. El planteamiento crucial de DOC yace en el compromiso de evitar (en la medida de lo posible) la creación de “reacciones defensivas” en contra de la delincuencia, pues crean un clima de desconfianza y miedo que destruye el tejido social de nuestros espacios públicos y nuestra sociedad. Primero centrémonos en tres proyectos que nos ayudarán a mostrar el planteamiento del centro para resolver los problemas de seguridad abiertos, complejos, dinámicos e interconectados a los que se enfrentan nuestras sociedades.
CASO 8
El distrito de ocio: Creación de infraestructura urbana para el entretenimiento nocturno
Kings Cross, la zona de ocio de la ciudad de Sídney, ha experimentado problemas de forma continua. Con sus bares y discotecas y su ambiente nocturno algo sórdido (el barrio tiene un pasado de prostitución), esta zona atrae aproximadamente a treinta mil jóvenes los viernes y sábados por la noche (figura 2.4). Toda la actividad se concentra en un estrecho tramo de quinientos metros de calle donde se ubican muchos bares y grandes discotecas. Entre los problemas que se producen hay peleas entre personas bebidas, pequeños robos (carteristas) y tráfico de drogas a pequeña escala. Avanzada la noche, la situación suele descontrolarse, se producen actos violentos esporádicos y hay personas que resultan heridas, a veces de carácter grave. Este problema de delincuencia parece engañosamente simple: la solución normal sería invertir en más medidas para contrarrestar los excesos y castigar a los culpables. A lo largo de los años, el estado ha intentado resolver el problema usando estas tácticas intimidatorias, principalmente con el incremento de la presencia policial y la instalación de cámaras de circuito cerrado. También se ha instado a las discotecas a que contraten su propio personal de seguridad. Toda esta seguridad especial tan visible ha convertido ahora al distrito de ocio en un entorno público bastante desagradable, pero aunque se ha incrementado el número de arrestos no parece que las medidas especiales de seguridad hayan aumentado la tranquilidad ciudadana.
Figura 2.4
KINGS CROSS DE NOCHE (IMAGEN DEL DOC)
Los diseñadores del centro asumieron el proyecto y rápidamente reformularon los problemas que el Ayuntamiento consideraba temas de orden público para, en su lugar, estudiar cómo se podía descriminalizar la zona. Los diseñadores argumentaban que este planteamiento podía constituir una estrategia válida porque las personas que se metían en problemas eran casi en su totalidad gente joven que quería pasarlo bien, no delincuentes habituales. Los problemas surgían probablemente porque una multitud de treinta mil jóvenes ocupa una zona muy poco dotada estructuralmente para ello. La desorganización del barrio y sus atractivos crean todo un verdadero cúmulo de problemas complejos para las muchas partes implicadas. Por usar una metáfora (un “marco de referencia”) que nos ayude a comprender el problema, se podría comparar esta situación a un gran festival musical (treinta mil personas en el espacio del festival): que tuviese lugar dos veces a la semana no es relevante para el caso. Por seguir con la comparación: ¿cómo se plantea la organización de un festival musical? Uno bien organizado proporcionaría muchas instalaciones que no ofrece el distrito de ocio en ningún caso, pero que se podrían diseñar allí fácilmente. Por un lado, los organizadores de un festival musical garantizarían un fácil acceso a los asistentes y también que pudieran salir cuando quisieran. En este barrio, la hora punta de jóvenes que llegan a la zona es aproximadamente la una de la noche, pero el último tren sale a la una y veinte. Para coger un taxi avanzada la noche se tarda dos horas más o menos, si es que los taxistas cogen a viajeros (los taxistas suelen evitar este barrio), de forma que cuando los jóvenes están en la zona de ocio se encuentran básicamente apiñados en una sola calle hasta que el tren comienza a funcionar de nuevo a las seis de la mañana. Esto termina resultando muy aburrido y frustrante. Aparte de la mejora obvia de poner más trenes, los diseñadores también propusieron como plan alternativo un sistema de señalización temporal en las aceras para guiar a los jóvenes hasta otra estación de tren (a veinte minutos de distancia a pie) que cuenta con autobuses que funcionan toda la noche.
Volviendo al concepto del festival de música, sus organizadores crearían áreas de descanso y ofrecerían actuaciones ininterrumpidas para garantizar que la gente se mantuviera activa de forma que su experiencia no dependiera totalmente de lo que ocurre en un único gran escenario. Se da la circunstancia de que esta zona de ocio tiene unas pocas discotecas que son la atracción principal, pero no hay mucho más que hacer. Por consiguiente, los jóvenes que han visitado un establecimiento y vuelven a la calle quizá tengan que esperar varias horas de cola para entrar en el siguiente. Si deciden no ponerse a la cola, se encuentran en la calle sin nada que hacer. Los diseñadores propusieron que este patrón de comportamiento problemático podría reducirse proporcionando un servicio de mensajes telefónicos o una aplicación de móvil, de forma que la gente pudiera enterarse de cuánto hay que esperar para el siguiente establecimiento antes de salir del primero. Además, algunas de las calles aledañas a la calle principal podían adecuarse como áreas de descanso con fuentes públicas y un ambiente relajado a modo de “salas de espera” lejos de la multitud.
Otro elemento evidente del que se dispondría en un festival de música es suficientes aseos públicos. Esta zona de ocio en particular solo cuenta con tres, uno de los cuales apenas se usa porque está ubicado en una imponente comisaría de Policía. En consecuencia, hay un verdadero problema de micción en la calle (lo cual no es sorprendente si se calcula la cantidad de cerveza que se bebe en una noche normal). Obviamente, los diseñadores propusieron la instalación de un sistema de aseos portátiles.
Con los años, los bares han contratado progresivamente más personal de seguridad y porteros como parte del planteamiento convencional para resolver los delitos relacionados con el alcohol y los problemas de comportamiento antisocial. Los diseñadores propusieron un sistema de guías jóvenes muy visibles con camisetas de vivos colores que ayudaran a las personas a orientarse en la zona y a quienes pudieran acudir cuando necesitaran ayuda. Esto parece totalmente lógico: los estudios han demostrado que la gente no acude a la policía en busca de ayuda a menos que los agentes sean accesibles también para cuestiones de poca importancia. Estos visibles y alegres guías de información creaban un ambiente social más acogedor, que difiere totalmente de esos enormes hombres de negro de la seguridad privada que acechan como mortífagos en cada esquina. De hecho, la presencia de este personal de seguridad paradójicamente ha contribuido enormemente a que el ambiente del barrio sea tan sombrío.
CASO 9
Libradnos de los bolardos: Seguridad en el espacio público
Circular Quay, en el centro de Sídney, es un sitio francamente espectacular. Las preciosas vistas del puerto están rodeadas por el emblemático Harbour Bridge a un lado y la Sydney Opera House al otro. Es un punto turístico fotográficamente perfecto para millones de visitantes cada año. Desgraciadamente, esas mismas cualidades convierten a Circular Quay en un lugar notorio, y por ello un objetivo interesante para un posible ataque terrorista. Se pidió a los diseñadores DOC que presentaran propuestas para evitarlo o reducir los daños en su caso. Los primeros estudios mostraron que sería importante limitar el acceso al tráfico en ciertas zonas del lugar. Los expertos antiterroristas de la policía, muy conscientes de esta necesidad, estaban a punto de proponer la colocación de decenas de enormes bolardos para conseguir este objetivo.