Formación integral universitaria. Jorge Eliécer Martínez Posada

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Formación integral universitaria - Jorge Eliécer Martínez Posada

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nos interesamos en comprender sus experiencias en el marco histórico de los eventos políticos generados a partir de la negociación y del acuerdo de paz entre el Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) (2016).

      Así, comprendimos la configuración política a modo de una red de relaciones que, en determinados momentos de los grupos sociales, da cuenta de cómo se despliegan el control económico e ideológico de los individuos y las experiencias particulares de sujeción, resistencia, simulación, adaptación. De esta forma, entendimos lo político referido a la propia vida, que se “deja” gobernar para insertarse en esa red de relaciones.

      Sobre la base de esto, en la investigación examinamos esa red y su articulación con el campo de la formación integral. Desde allí, nos propusimos comprender la subjetividad política como un acto educativo, dado que el contexto universitario lasallista aspira a afianzar las competencias en el ejercicio del poder que están conectadas con apuestas sociales, económicas e intelectuales y con la responsabilidad, el cuidado y la proposición, propios de la ciudadana. Por eso, con este estudio pretendimos develar cómo la formación integral ofrecida por la Universidad favorece o no una acción política responsable en la sociedad contemporánea. De este modo, el propósito de la investigación fue comprender las experiencias de acción política de los jóvenes (estudiantes) universitarios, de manera privilegiada de la Universidad de La Salle, vinculados a contextos socioculturales diversos para reconocer las formas en que acontecieron las experiencias, cómo surgieron y qué sentidos las movilizaron.

      Asimismo, la pesquisa y el análisis generaron un ambiente de formación en investigación con diez jóvenes lasallistas, mediante el Semillero Interdisciplinar Agentes de Cambio (SIAC). Los jóvenes y los docentes investigadores estudiaron, analizaron y realizaron escritos a propósito de las experiencias de acción política encontradas en relatos autobiográficos. Además, deliberaron en grupo sobre las hegemonías de los discursos imperantes y las visiones centradas en un solo sentido de la realidad política; también acerca de la forma en que este efecto dominante se vela o potencia otras posibilidades de creación y resistencia.

       Discusión teórica

      La categoría de sujeto político es inherente a la configuración de las subjetividades políticas, puesto que se relaciona con las experiencias y acciones de los sujetos en un momento histórico y un contexto dado. Sin embargo, el “sujeto” y lo “político” son construcciones históricas consolidadas en la modernidad, así como productos de la cultura occidental. En consecuencia, la política emerge del fortalecimiento del poder del Estado en la modernidad; este rige su poder soberano para controlar a los sujetos y a la población en general, mediante mecanismos normativos que pretenden mantener el orden jurídico y social. Las personas obedecen y legitiman el poder estatal que, a la vez, controla y garantiza los derechos individuales en un marco jurídico, lo que se puede ver como la retribución que recibe la población por parte del Estado.

      El sujeto político moderno es una construcción restringida a los principios jurídicos y normativos de la organización de la sociedad moderna. Para Cubides y Martínez (2012b), la ley opera como un medio que le atribuye roles y funciones al sujeto, al tiempo que lo sanciona si no cumple con las normas. Las relaciones de poder están mediadas por la resistencia y las libertades, que son fruto de las tensiones, renuncias e intersticios que no están demarcados por el poder. Por esto, en el trabajo se usa a modo de categoría analítica la idea de sujeto propuesta por Foucault (1988), con la que descubre la potencialidad de “sí mismo” o el “cuidado de sí”, entendido este como “las prácticas de libertad mediante las cuales el individuo busca constituirse y transformarse a sí mismo, como el problema ético y político más importante” (Cubides, 2006, p. 11). El cuidado de sí también se refiere a otras posibilidades que encaminan a los sujetos a transformarse y ejercer nuevas ciudadanías2.

      Foucault (1988) plantea las dimensiones epistemológica, política y ética, en las cuales se da lugar a la constitución del sujeto. La primera señala las relaciones de poder/saber y sujeto/verdad que se dieron a lo largo de la historia y configuraron un tipo de sujeto. La segunda se basa en la manera en que los sujetos se relacionan y actúan frente al poder, y ejercen un tipo de resistencia o legitimación de este. Por último, en la tercera, “el cuidado de sí mismo implica una actividad, una atención, la elección de conocimientos importantes para vivir de cierto modo y unas técnicas adquiridas mediante el ejercicio de uno mismo sobre uno mismo (askésis)” (Cubides, 2006, p. 71). En este sentido, la ética se basa en la manera en que cada sujeto se relaciona consigo mismo y con los otros, lo que implica su concepción sobre la moral, la participación y su comportamiento en la sociedad como una toma de decisión.

      Por su parte, Zemelman (1992) expresa que los sujetos y los movimientos sociales ponen de manifiesto la historia construida en relación con los referentes de poder de dominación y tienen la posibilidad de convertirse en agentes de transformación en sus contextos. Asimismo, Touraine (1997) expresa: “el sujeto no es otra cosa que la resistencia, la voluntad y la felicidad del individuo que defiende y afirma su individualidad en contra de las leyes del mercado y las de la comunidad” (p. 86).

      La individuación no involucra que el sujeto no sea consciente de su comunidad o su contexto, por el contrario, las acciones que se concentran en los movimientos u organizaciones sociales le permiten al individuo identificarse con la colectividad y generar acciones que la benefician; de tal manera que la postura del sujeto político es reflexiva de “sí mismo” como parte del colectivo. Las construcciones teóricas de estos autores sobre el sujeto fueron herramientas para comprender las apuestas políticas de los estudiantes universitarios y cómo se constituyen su reflexividad, sus convicciones y su criticidad.

       Los jóvenes como actores

      En el contexto de la investigación se definió la categoría de jóvenes conectada con la participación política, desde la condición de la juventud como una etapa de la vida y una categoría que deviene de una construcción social, histórica y cultural. Así, lo “joven” también se refiere a las pasiones, al carácter, a la personalidad, a la manera en que se resiste al orden y a lo que establece el sistema como condicionante, a la configuración de subjetividades que dependen de la cultura, los rituales y los comportamientos propios de los jóvenes. En suma, para esta investigación la juventud se comprendió, de acuerdo con Negri, a modo de “un actor social, una multiplicidad que actúa. La multitud no es como el pueblo, una unidad, sino, opuesto a las masas y a la plebe, podemos verla como algo organizado” (Martínez, 2013, p. 108).

      Algunas perspectivas teóricas usadas para comprender las acciones de los jóvenes-estudiantes universitarios en el contexto actual que caracteriza la globalización, y como crítica a la modernidad, las definen Alvarado et al. (2012), quienes aportan dos reflexiones:

      1. La desobediencia a lo instituido y normalizado: se basa en el cuestionamiento y resistencia hacia el orden establecido, lo cual propicia que los jóvenes planteen otras formas de acción y de transformación social.

      2. La constitución de significados desde las colectividades: la colectividad es el escenario de las construcciones reivindicativas con los otros, que reflejan propósitos e ideales elaborados en conjunto.

      La constitución ético-política de los jóvenes posibilita entender la reflexividad que hacen como sujetos partícipes de la colectividad, las maneras en que actúan en el movimiento y cómo generan relatos sobre sus experiencias. Para ellos, la subjetividad política es una alternativa que le pone resistencia al adultocentrismo, el cual dispone de las formas de disciplinarlos para que obedezcan a un orden productivo, al engranaje del sistema político, económico y cultural.

      No obstante, en el contexto de la

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