E-Pack HQN Sherryl Woods 1. Sherryl Woods

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E-Pack HQN Sherryl Woods 1 - Sherryl Woods Pack

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Esto pasará, Connor. Te lo garantizo.

      –No sabía que los loqueros también dierais garantías.

      –Bueno, es verdad que cuando estás tratando con clientes especialmente testarudos, imposibles y hasta los que es difícil llegar, no nos gusta prometer mucho, pero ya que los O’Brien sois tan razonables, creo que es seguro hacerlo –dijo con ironía.

      –Muy gracioso –dijo con tono animado–. Pero hablo en serio. ¿Debería disculparme otra vez? Odio que me mire así, como si me atravesara y viera en mi interior.

      –Ey, no hay nada malo en una disculpa sincera o en arrastrarse un poco. Si sientes que tienes que hacerlo, no lo dudes. Pero recuerda que le has hecho daño, de eso no hay duda. Aunque no sé si hoy Jess está de humor para perdonar nada.

      –Bueno, tendré que hacer algo. Esas miradas que me lanza están matándome. Échale un ojo al pequeño Mick, ¿de acuerdo?

      –Hecho. Puede que se mueva deprisa, pero mis piernas son más largas. No se alejará de mí.

      Vio a Connor acercarse a Jess, decir algo para llamar su atención y titubear cuando ella le lanzó una mirada acusatoria, de dolor y traición. No pudo oír lo que Connor estaba diciendo, pero al rato los labios de Jess se curvaron en una pequeña sonrisa. Le dio un empujón a su hermano y empezó a reírse.

      –¡Parad ya, vosotros dos! –ordenó Heather con el tono que solía emplear para llamar la atención de Mick–. Si vais a empezar a pelearos, no lo hagáis en mi puesto.

      –Lo siento –murmuró Connor besando la mejilla de su mujer mientras Will se acercaba con el pequeño Mick corriendo a su lado–. Tenía que arreglar las cosas con Jess y le he dicho que podía pegarme, si quería.

      Heather sacudió la cabeza y los miró con indulgencia. Después, se giró hacia Jess.

      –¿Y lo único que le has hecho ha sido ese empujoncito? Me avergüenzo de ti. Deberías haberle dado un buen puñetazo en la barbilla por haberte hecho sentir así de mal.

      –Ey, ¿tú de qué lado estás? –le preguntó Connor a su mujer.

      –En este caso, del lado de tu hermana.

      –Gracias –dijo Jess con solemnidad y los ojos brillantes. Se giró hacia Will–. Supongo que tú has tenido algo que ver para que se haya arrastrado y se haya disculpado.

      –Puede que le haya mencionado que arrastrarse siempre es una opción, pero te aseguro que la invitación para pegarlo ha sido suya. Normalmente no apruebo la violencia física, por mucho que se requiera. ¿Todo está resuelto ya?

      Connor miró a su hermana.

      –¿Estamos bien?

      –Sí –respondió ella abrazándolo–. No sé por qué me importa tanto lo que me dices ya que, está claro, que eres un gran perdedor.

      –Pero me quieres.

      Jess sonrió.

      –Sí, supongo que sí.

      Connor miró hacia Will y luego a ella, fijamente.

      –Entonces tal vez deberías escuchar un consejo de hermano.

      –No –dijo Jess alzando la barbilla con terquedad.

      –Alto ahí –le advirtió Will.

      –Solo iba a decirle que debería pararse a fijarse en ti –protestó Connor.

      Heather suspiró.

      –Connor, te quiero, pero Will tiene razón. De verdad no sabes cuándo parar.

      –Solo estoy diciendo…

      –¡No quiero oírlo! –dijo Jess con énfasis.

      –Y yo no necesito que intercedas por mí –añadió Will y se giró hacia Jess–. ¿Quieres comer algo?

      –Sí, por favor.

      Solo cuando estaban alejándose juntos, Will se fijó en la expresión de Connor y tuvo la sensación de que su artero amigo había jugado muy bien su mano.

      Jess reconoció que había sido manipulada por un maestro: su hermano.

      –Connor acaba de echarme a tus brazos prácticamente y se ha ido de rositas, ¿verdad?

      Will se rio.

      –Sí.

      –¿Quieres volver y pegarlo? Creo que podría derribarlo con tu ayuda.

      Will enarcó una ceja.

      –¿Tan infeliz te hace pasar un rato conmigo?

      Ella pensó un segundo en la respuesta y admitió:

      –La verdad es que no.

      –Pues eso es un paso –dijo él con satisfacción.

      –No seas engreído. Me ha gustado tenerte de mi lado antes y me ha gustado verte con el pequeño Mick. Pareces cómodo con los dos.

      –¿Y por qué no iba a estar cómodo contigo?

      –Porque yo no he sido muy amable contigo últimamente.

      –Estás siendo precavida y lo entiendo.

      Jess pensó en lo que Gail le había dicho sobre tener un hombre que de verdad comprendiera a su pareja y por primera vez pudo ver como un aspecto positivo el hecho de que Will la entendiera y que tuviera esa ilimitada paciencia con ella.

      –¿Y qué me dices de Mick? ¿Estás cómodo con los niños en general?

      –Más me vale si voy a seguir viéndome con los O’Brien.

      Hay nietos por todas partes.

      Ella se rio.

      –¿Sí, verdad? ¿Y qué me dices de ti? ¿Quieres hijos?

      –Por supuesto.

      Lo miró asombrada.

      –Lo has dicho sin dudar lo más mínimo.

      –Porque tener una familia siempre ha sido mi sueño –la miró con curiosidad–. ¿Y tú?

      Jess no tuvo una respuesta inmediata. Temía que si decía lo que se le había venido a la mente, fuera demasiado revelador y le diera a él algo que analizar. Por desgracia, Will era demasiado perspicaz.

      –Jess, ¿te preocupa no poder ocuparte de tus hijos? ¿Lo que acaba de pasar con Connor ha reforzado ese temor?

      Odió que Will hubiera dado en el clavo…, pero le encantaba que la conociera tan bien. Sus reacciones ante ese hombre se estaban volviendo cada vez más confusas.

      –Sí. Me encantan todos los niños de esta familia

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