Entrenamiento canino para personas con discapacidad. Alicia Fernández Foruny
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El entrenamiento de un perro es un compromiso que requiere trabajo, tiempo, paciencia, constancia y ¿por qué no decirlo? grandes dosis de humor. Debes acoplar el trabajo, el ritmo y los ejercicios basándote en tu propio carácter, en tus limitaciones, tus capacidades y las de tu perro.
En este libro encontrarás los ejercicios clasificados en cuatro categorías:
Nos damos cuenta de que incluso dentro de estas categorías existen muchos grados, pero hemos tratado de cubrir la mayor parte de variantes posibles.
Para empezar a trabajar cada ejercicio, hay que comprender los conceptos básicos. El ejercicio está clasificado en cada una de las cuatro categorías, aunque algunas veces enseñamos el mismo procedimiento, sin importar cuál sea la discapacidad.
Te sugerimos que leas cada capítulo completo y no te saltes ninguna sección, incluso si en esa sección se trabaja desde la categoría de ambulante y no es ése tu caso, o desde la de silla de ruedas. Cada una de las secciones puede darte alguna idea para ayudaros a ti y a tu perro a comprender el ejercicio y las distintas posibilidades que te ofrecemos para que lo enseñes.
Las diferentes perspectivas que puede tener tu perro si permaneces en pie o sentado son muchas y muy grandes. Puedes probar diferentes métodos de cada una de las secciones para sentar las bases del ejercicio e irlo adaptando a tus necesidades y capacidades.
Puede que os “atasquéis” en un ejercicio. Os pasará alguna vez que otra, pero tendrás a mano la posibilidad de enfocarlo de una forma distinta. Tener una visión global del ejercicio y de cómo trabajarlo te enriquecerá y te dará posibles soluciones a los problemas que se puedan ir presentando a lo largo de todo el entrenamiento. Existen muchas, muchísimas maneras de enseñar un mismo ejercicio. Aquí te enseñamos todas las técnicas que se utilizan para el entrenamiento en positivo, ya sea utilizar señuelo, hacer diana, modificar el entorno, o moldeado libre. Independientemente del método que utilices, debes conocer los principios en los cuales se basa cada uno de ellos.
En cuanto a las secciones, si utilizas muletas, tendrás que ir a la sección ambulante con ayudas técnicas, porque la forma de introducir éstas dentro del ejercicio es diferente a la de silla de ruedas, por ponerte un ejemplo. Las muletas se caen, la silla se mueve… Por eso es importante que leas el capítulo completo, independientemente de la sección que más se ajuste a tu situación.
Cada sección aporta los procedimientos específicos que constituyen la mejor manera para que alguien con muletas enseñe a su perro ese ejercicio en concreto.
Perros
Al igual que tú eres diferente a otras personas, también tu perro es diferente al resto de los perros. Algunos perros son muy inteligentes, otros lo son menos. Algunos son más fáciles de entrenar que otros, mientras que algunos perros tienen una motivación muy alta por aprender. Esto sólo tiene que ver con tu perro como individuo y como miembro de su raza.
Todos los perros son adiestrables. Puedes entrenar a tu perro independientemente de su raza, su tamaño o su edad. Todos los perros deberían como mínimo estar adiestrados en obediencia básica para mejorar y facilitar la convivencia con el dueño. Con algunos perros es más fácil trabajar que con otros.
La cuestión es saber qué motiva a tu perro a aprender y utilizarlo para el entrenamiento. Hay muchas formas de entrenar cada ejercicio, como podrás comprobar. Algunos métodos funcionan mejor con unos perros, y con otros necesitarás otro enfoque. Esto no tiene mayor importancia. Lo realmente importante es que sepas motivar, incentivar, comunicarte con tu perro y premiarlo de la forma adecuada, minimizando al máximo las correcciones y disfrutando de cada sesión de entrenamiento con tu perro.
Todos los perros aprenden. Hacen lo que les funciona y eso es aprendizaje natural. Un animal presenta un comportamiento para conseguir algo. Por ejemplo, si tu perro se te sube y te pone las patas encima para conseguir tu atención y tú se la das (lo miras, lo tocas para quitártelo de encima y le hablas, aunque sea para decirle que se baje), el perro ha obtenido lo que quería y, de forma inconsciente, se lo has dado.
Por consiguiente, la próxima vez que tu perro demande atención se subirá y pondrá sus patas sobre ti. Lo hará porque ese comportamiento ha sido reforzado directa o indirectamente.
No hay perros torpes, sino entrenadores poco hábiles que no comunican con suficiente claridad qué es lo que quieren del perro.
Puede que quieras enseñar a tu perro algo determinado y te parezca en un principio algo casi imposible, pero si desglosas el ejercicio en partes pequeñas, puedes ir reforzando cada uno de los pasos hasta llegar al ejercicio final o respuesta criterio.
Visto así, seguro que tu perro entenderá mejor qué es lo que esperas de él.
Ir paso a paso facilita la comprensión del ejercicio a tu perro y minimiza el estrés en el aprendizaje. Pónselo tan fácil como puedas. El entrenamiento es un proceso acumulativo. Hay que ir construyendo desde la base para poder ir cimentando el aprendizaje y facilitar que el perro lo aprenda y lo interiorice.
No tenemos preferencia en entrenar machos o hembras. Ambos sexos son igualmente adiestrables.
Aconsejamos castrar a los perros y te damos una buena razón para ello: todos los perros de trabajo lo están. Necesitamos inhibir algunos de los comportamientos naturales que forman parte de sus instintos. Una perra en celo es un estímulo demasiado fuerte para tener un macho no castrado bajo control; aunque se puede conseguir, es mejor evitar riesgos innecesarios.
Las instituciones que entrenan y entregan perros de asistencia castran tanto a machos como a hembras con el fin de mantener más fácilmente bajo control el entrenamiento del perro y eliminar algunos de sus comportamientos instintivos. Un perro castrado tanto macho como hembra es mucho más fácil de entrenar y menos distraído.
Si no tienes perro, dedica un tiempo a investigar las diferentes razas para decidir cuál es la mejor elección para tu situación particular, tus necesidades y tus circunstancias. Vas a emplear mucho tiempo y mucho trabajo en su entrenamiento. Es importante que sepas elegir a tu perro y que el ejemplar que escojas sea el adecuado.
Si estás considerando entrenar a un perro hasta el nivel de perro de asistencia, asegúrate de que el perro que eliges es lo suficientemente grande, fuerte, amigable y tranquilo para tus necesidades. Algunas de las cosas que puedes pedir a tu perro son levantar objetos grandes, tirar de tu silla de ruedas, recoger objetos del suelo, encender y apagar luces e incluso abrir y cerrar cajones y puertas.
Éstos son sólo algunos de los ejercicios de asistencia, pero todos requieren un perro de tamaño mediano a grande y/o bastante grande. Sería muy difícil para un Yorkshire o un Westie levantar un objeto