Entrenamiento canino para personas con discapacidad. Alicia Fernández Foruny

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Entrenamiento canino para personas con discapacidad - Alicia Fernández Foruny Animales

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adiestramiento tradicional aboga por enseñar un ejercicio a un perro, corrigiéndolo cuando se equivoca. Este método se conoce como aprendizaje basado en el ensayo y error, en el que la ley de efecto de Thorndike preconiza: toda conducta premiada tiende a repetirse, mientras que toda conducta castigada tiende a suprimirse (o a derivar hacia otra).

      Este libro ha sido escrito en una secuencia específica. Creemos que debes conocer y entender a tu perro para poder formar un buen equipo de trabajo. Para ello, los primeros capítulos te ayudarán a saber algo más acerca de tu perro, os ayudarán a convivir juntos y a trabajar juntos.

      Tanto si es tu primer perro como si es el décimo, o si tu perro ya ha sido entrenado por otra persona, es necesario que aprendas a comunicarte, a reconocer sus patrones de conducta y a anticiparte a los problemas.

      Nadie puede saber lo que piensa un perro, pero, cuanto más consciente seas de cómo reacciona y por qué, más fácil será el entrenamiento. Tómate tu tiempo para aprender tanto como puedas antes de empezar a entrenarlo.

      Con el entrenamiento estás enseñando a tu perro a obedecerte y a respetarte. Le estás enseñando que tú eres el que manda. Recuerda que tu fuerza física o la falta de ella no debería suponer diferencia alguna.

      Lee un capítulo completo antes de empezar a enseñar cada ejercicio. Esto te dará una visión más amplia del ejercicio en conjunto. Debes entender cada paso, cada criterio de refuerzo, cómo y cuándo subir el nivel de dificultad antes de esperar que tu perro comprenda el ejercicio. Si no lo tienes claro y estás confuso, vuelve a leerlo. No trates de enseñar algo que no comprendas completamente. Sólo conseguirás confundir y frustrar a tu perro.

      Cuando estés listo para enseñar un ejercicio, vuelve al principio del capítulo y repasa cada paso según lo vas enseñando.

      Los factores más importantes son la constancia y la paciencia. Poco a poco, paso a paso y sin prisas.

      Todos los perros sufren bloqueos en diferentes puntos del entrenamiento. Éstos son días en los que los ejercicios que has estado practicando con éxito durante semanas de repente suponen una dificultad para el perro. Tienes que ser consciente de ello, para que no te frustres cuando a tu perro un día parezca que se le ha olvidado todo lo que le has enseñado. En realidad no se le ha olvidado; es solamente una etapa por la que está pasando, y lo más importante: es normal que así ocurra con algunos ejercicios. A esto se le llama tensión del programa y no suele incidir en los resultados finales.

      Cuando tu perro se bloquee, lo mejor es encontrar un ejercicio que sea capaz de hacer y puedas premiar y terminar la sesión de trabajo de forma positiva.

      En la siguiente sesión, si tienes que volver al principio del todo y trabajar el “sienta”, hazlo. Trabaja sesiones muy cortas a un nivel muy elemental. Cosecharás resultados satisfactorios durante unos pocos días. Es importante que no te frustres ni seas impaciente con tu perro. No es culpa suya. No está siendo desobediente a propósito.

      Lo mejor de todo esto es que, una vez superado el bloqueo mental, la mayor parte de los perros aprenden más deprisa.

      Cuenta con que habrá días a lo largo del entrenamiento en los que tu perro no recuerde lo que se le ha enseñado y parezca incapaz de aprender cosas nuevas. Puede que ocurra más de una vez a medida que progreses en el entrenamiento. No tengas prisa. Trabaja con él de forma positiva.

      Entrenar a un perro es un compromiso a largo plazo.

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      Nuestro lema es: El adiestramiento debe ser divertido. Es un fantástico tiempo compartido con tu perro, y, aunque deberías tomártelo en serio, también debes tomártelo con cierto sentido del humor. Puedes divertirte y al mismo tiempo alcanzar el éxito.

      Tu perro es una criatura que respira, vive y piensa, y no un robot. Disfruta de lo que le hace único. Acepta sus características caninas.

      Durante las sesiones de entrenamiento no olvides observar a tu perro. ¿Te mira? ¿Mueve la cola excitado? Si es así, se está divirtiendo con el trabajo y disfrutando con el entrenamiento. Haz las sesiones de trabajo cortas y productivas. Tu perro las esperará cada día con ganas.

      Trabaja a favor y no en contra de sus características “perrunas“ y sobre todo, ¡divertíos!

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       Nuestra idea es reducir al máximo el riesgo de que el perro se equivoque. Estamos firmemente convencidos de que lo mejor es enseñar el ejercicio de manera que siempre tenga éxito y, por lo tanto, que siempre puedas premiarlo.

       Por supuesto, no es realista decir que el perro no se equivocará nunca, pero, si progresas despacio con cada ejercicio, verás que la corrección rara vez es necesaria. Tu perro entenderá qué es lo que se le pide y lo hará correctamente, puesto que ésa es la manera en la que se le ha enseñado.

       … Y no lo olvides nunca: el entrenamiento tiene que ser divertido para ambos.

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      1 timming: tiempo que transcurre entre la conducta y el refuerzo.

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      Si has decidido seleccionar un cachorro para entrenarlo como perro de asistencia, tienes que empezar sabiendo algo muy importante a lo que deberás prestar especial atención.

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      En cada camada de cachorros siempre hay algún cachorro tímido, alguno miedoso, alguno con una fuerte curiosidad y con alta actividad, y también está el que está por encima de los otros cachorros, el más competitivo, el que consigue amamantarse durante más tiempo.

      Solicita el consejo del criador o de alguna persona que tenga experiencia y te ayude a elegir. Todos los cachorros a los dos meses son irresistibles, pero tómate el tiempo necesario para observarlos y déjate aconsejar por alguien que sea más objetivo que tú y que sepa lo que hace. Tan importante como el trabajo y el entrenamiento es la selección.

      Los buenos criadores entregan a sus cachorros con al menos 50 días. Es muy importante que tengamos en cuenta que tenemos por delante sólo unas semanas para exponerlo a toda clase de estímulos y habituarlo a todo tipo de situaciones, personas, otros animales, ruidos, gente, niños, tráfico, otros perros…

      Todos estos estímulos son necesarios para forjar un perro tranquilo, equilibrado, de buen carácter, sin miedos ni recelos.

      Merecen especial atención los estímulos auditivos, ya que conforman un amplio abanico de futuros problemas y fobias.

      Hay que acostumbrar al cachorro a los secadores de pelo, las aspiradoras, los sonidos propios de su entorno como la caída de diferentes objetos (llaves, cubiertos y demás objetos que sean susceptibles de caer a menudo). No olvides que luego vas a pedir a tu perro que los cobre y te los entregue.

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