Historia de la estrategia militar. Jeremy Black

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Historia de la estrategia militar - Jeremy  Black

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un proceso de toma de decisiones complejo, le falta capacidad para actuar estratégicamente. En cualquier caso, la acción estratégica requiere de cierta capacidad para generar compromisos. Esto puede resultar más sencillo para los gobiernos fuertes que para los débiles». En este caso, el contexto es presentado como inherente al proceso de creación de la estrategia.

      La mayoría de lo que hoy se dice sobre la materia no presta atención a los asuntos militares. Así, en 2016 había unas cincuenta y seis mil entradas en Amazon.com sobre estrategia en el capítulo «Negocios y dinero». De hecho, la estrategia es una palabra de moda en el mundo del Management y la economía, una que se emplea frecuentemente junto a términos como «gestionar» y «dirigir». La estrategia empresarial abarca desde qué productos vender en qué mercados a asuntos más complejos y variopintos, entre ellos la calidad y el respeto al medio ambiente.

      Unido a esto, pero también separado, está el concepto de «relatos estratégicos», tanto en términos positivos como críticos, y abarcando áreas tanto militares como civiles. En el caso de la intervención angloamericana en Afganistán e Irak en la década de 2000, se aportaron relatos para explicar las políticas en curso, entre ellos la oposición al terrorismo y la estabilización de la zona.

      Sobre la estrategia, como es lógico, suelen discutir los historiadores militares en términos de quién gana la guerra. Con ello, no obstante, la operativizan y la transforman en una actividad militar. En la práctica, la estrategia, militar o civil, y, como en el caso anterior, enfocada o no a la guerra, es tanto un proceso en el que se definen intereses, se comprenden problemas y se determinan objetivos, como un producto de ese proceso. Puede resultar atractiva en términos conceptuales una cierta separación entre ambos polos, pero no es algo que se corresponda con las interacciones que se producen. Además, la prominencia de la política en el proceso ayuda a hacer que el concepto de una estrategia nacional apolítica resulte implausible, y también nos obliga a incidir en los resultados antes que en los inputs. La estrategia, no obstante, no es los detalles de los planes por los que los objetivos son implementados por medios militares. Esos son los componentes operativos de la estrategia, por emplear otro término, posterior, que emplea el adjetivo «operativo».

      CULTURA ESTRATÉGICA

      Dejando los Estados a un lado, la noción de cultura estratégica también es muy valiosa para los líderes que no se sienten muy tentados a escribir. Esto aplica no solo a las figuras del pasado distante, sino también para muchos de sus recientes homólogos, como el presidente Franklin Delano Roosevelt, que no era muy proclive a poner las cosas por escrito, tanto por cuestiones ligadas a su personalidad como por la responsabilidad que entrañaba, como se vio cuando aprobó verbalmente una guerra submarina sin cuartel contra Japón tras su ataque a Pearl Harbor.

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