El libro de medicina oriental (Bicolor). Clive Witham
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En la tercera parte se explican las técnicas que se pueden utilizar para tratar las afecciones que pueden causar enfermedades. Se han clasificado en seis categorías:
DIETA. Una alimentación adecuada es una de las categorías principales del auto-tratamiento. Todos tenemos que comer, así que ¿por qué no tomar alimentos que previenen la mala salud en lugar de causarla?
ACUPRESIÓN Y MASAJE. El contacto curativo, ya sea aplicado por usted mismo o por otra persona, posee una cualidad curativa especial. Saber qué lugares del cuerpo tocar, presionar y manipular permite centrar esta curación donde más se necesita.
RASPADO. Una vez que deje a un lado la extrañez que suscita esta antigua técnica, comprobará que constituye un tratamiento preventivo sencillo y eficaz.
TAPPING. Dar unos golpecitos suaves al cuerpo con unos bastoncillos de madera puede a veces ser mucho más rápido y requiere menos esfuerzo que manipular o dar un masaje a una zona, y también puede ser extremadamente efectivo.
EJERCICIOS DE ESTIRAMIENTO. Junto con la dieta, estos ejercicios son esenciales para prevenir la mala salud. No requieren mucho tiempo, son muy repetitivos y los puede hacer casi todo el mundo.
CONSEJOS SOBRE EL ESTILO DE VIDA. No es fácil cambiar los hábitos. En ocasiones son los propios hábitos los que perjudican la salud, y quizá sea el momento de terminar con ellos para siempre.
No es preciso llevar a cabo todas estas terapias simultáneamente. Las he incluido todas para dar más opciones, ya que a veces una terapia puede ser inapropiada, o poco práctica. Una combinación de tres o cuatro de ellas, aplicadas regularmente, puede suponer una gran diferencia para restituir el equilibrio interior.
La cuarta parte le ayudará a localizar los diversos puntos de acupresión sugeridos en el libro: en el cuerpo, las manos, pies y orejas. Algunos pueden ser difíciles de encontrar; la clave es seguir la descripción dada y hallar un punto que duela un poco al presionarlo. Puede que sea el punto exacto que se indica en el libro, o bien que se encuentre cerca de éste.
En la quinta parte se presentan los desequilibrios más frecuentes que se dan en el cuerpo y se explica cómo tratarlos. Estos desequilibrios son independientes de cualquier enfermedad o dolencia; incluso las personas de aspecto sano y en forma pueden tener algún tipo de desequilibrio. Una de las claves para mantenerse fuerte y sano es asegurarse de que estos desequilibrios no llegan a ser extremos.
En la sexta parte se presenta una relación de problemas de salud habituales, elegidos basándose en la frecuencia de aparición en pacientes de mi clínica. Por supuesto, podría haber incluido muchas otras dolencias. Si no lo he hecho, simplemente es porque no las observo tan a menudo.
Es posible que las personas aprensivas, o hipocondríacas, lean la lista de síntomas y crean que los presentan todos. En realidad, la mayoría presentamos varios desequilibrios básicos, que se dan simultáneamente, y para modificarlos puede ser necesaria una combinación de varios tratamientos.
Con frecuencia también constatamos síntomas que corresponden a distintas afecciones o enfermedades. En este caso, la manera de proceder es muy similar a como lo haría un acupunturista para diagnosticar a un paciente: decide qué síntomas son los principales y cuáles los secundarios. Los principales son los que dan más molestias, aquellos que en una visita al médico serían los primeros que usted mencionaría.
Al igual que en la vida en general, en medicina también se aplica el método de prueba y error. Siempre que escuche a su cuerpo y que no lo someta a algo como, por ejemplo, una dieta de grasas o un artículo al azar de una revista, no sufrirá ningún daño. Si comete errores –como seguir una dieta inadecuada–, puede que sus síntomas empeoren. Pero si reconoce que ha cometido un error y no se obstina en seguir la misma dieta inadecuada basada en un tipo de alimento fundamental, los efectos secundarios negativos normalmente se pueden invertir tan sólo buscando el tipo de dieta adecuado para usted.
Tomemos las ensaladas, por ejemplo. Si usted tiende a acumular calor en el estómago, y sufre un desequilibrio del yin, o vive en un clima caluroso, el frescor de una ensalada puede ser muy beneficioso. En cambio, si su estómago tiende a acumular frío, sufre un desequilibrio del yang y se siente agotado, una ensalada sería de los alimentos menos adecuados para usted. Las ensaladas son muy sanas, pero no para todo el mundo ni en cualquier momento.
Mi principal recomendación es que aplique una gran dosis de sentido común cuando utilice este libro. Use la cabeza y fíjese en cómo se siente, y no insista en hacer algo que pueda perjudicar a su cuerpo. Si tiene la sensación de que algo va mal en su interior, es probable que así sea. Si se encuentra bien, es que probablemente lo está haciendo bien. Sea como sea, no pierda el control de su destino, y practique la autoayuda para salvar los obstáculos que la vida levanta ante usted.
Primera parte
¿Qué es lo que nos hace enfermar?
Mediante la medicina oriental podemos averiguar mucho sobre lo que nos hace enfermar. A menudo hay pautas de enfermedades que asocian síntomas al azar aparentemente inconexos. Conocer sólo un poco estas pautas supone una gran ayuda para mantener la salud y, sobre todo, para prevenir problemas en el futuro.
Capítulo 1
Damos por sentado que bajo la piel hay músculos, tendones, nervios, vasos sanguíneos, órganos, cartí-lagos, huesos, etc. Lo que no es tan sabido, en particular entre las personas de culturas occidentales, es que dentro de este complejo sistema hay algo más difícil de cuantificar, algo que es real y esencial en la misma medida para la buena salud: el concepto de Qi.
El Qi se define de muchas maneras, pero normalmente se describe como una «energía». Técnicamente ello es correcto, dado que el Qi sin duda es energético, pero también es mucho más que simple energía.
El kanji, o carácter, para el Qi en chino es