nuestras cabezas molestando nuestro ánimo y disposición en la tarea. En estos casos el empleado privado tendría derecho a hacer un alto en el camino para consultar a su psicólogo. El empleado público, sin embargo, si detiene la tarea es considerado un vago y además le descuentan del sueldo las horas no trabajadas.
Otros afirman, sin realizar estudio alguno, que somos los culpables de un abultado gasto público.
¿Acaso no se les ocurrió pensar que, tal vez, la escasez de fondos en un erario público maltratado probablemente tenga que ver más con imprevisión, falta de austeridad, falta de apego a las normas, ausencia de controles obligatorios, malversación en los gastos, corrupción, etc.? En tal caso correspondería caer sobre los irresponsables que hacen mal manejo de los dineros públicos y no generalizar, metiendo erróneamente en la bolsa a tantos buenos empleados y funcionarios que nada tienen que ver con estas irregularidades y que solo cumplen con la obligación diaria de concurrir a sus puestos de trabajo para que todo funcione por los carriles normales. Léase: para que todos tengamos salud, seguridad o para que nos llegue el agua a nuestras canillas, etc.
FALTA DE MOTIVACIÓN Y SENTIDO DE PERTENENCIA
Es tan difícil para estos opinólogos de turno, darse cuenta que, al ver un empleado lerdo o inactivo en su lugar de trabajo, tal vez no se trata de un vago o ignorante sino por el contrario estamos en presencia de una persona triste y deprimida, que puede estar atravesando una crisis laboral y que si no tomamos cartas en el asunto podría derivar en enfermedades psicológicas laborales más graves con la consecuente pérdida de un trabajador. Es muy frecuente ver en la actualidad que, más allá de lo monetario, los empleados no se sientan realizados con las tareas asignadas o con su posición en la empresa, entrando, por ello, en un estado de desconcentración y falta de motivación e incluso perdiendo el interés por defender su empresa y los servicios que presta como así también roses en la relación con sus compañeros de trabajo, cayendo finalmente en un poso depresivo. La solución es detectar con anticipación suficiente y acercarnos a ese empleado, hacerle notar que nos interesa, averiguar cual es la situación que lo llevó a ese estado para juntos buscar una solución. Lo peor que se puede hacer en estos casos es castigar al empleado por su inactividad o por que no termina a tiempo con su trabajo ya que se agravará aún más el cuadro. No es mi intención ni está en mis posibilidades el dictar cátedra sobre como motivar a los empleados para mejorar su producción personal, pero si estoy en condiciones de afirmar que existen técnicas de eficacia comprobada para generar motivación en los empleados de una empresa, como así también profesionales que hacen docencia y que las ponen en práctica eficientemente. Vale la pena intentarlo. Un empleado felíz y contento en su trabajo es un empleado que rendirá el 110% .
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