La coordinación y el entrenamiento propioceptivo (Bicolor). Violetta Schuba
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El correcto desarrollo de la coordinación depende de:
• El entrenamiento mental: desarrollar la representación del movimiento a través de explicaciones y demostración del movimiento.
• Procesamiento de las propias experiencias.
• Eliminación de los movimientos concomitantes superfluos de otros grupos musculares.
• Automatización de patrones de movimiento estereotipados.
Se supone que el desarrollo de los sistemas de coordinación finaliza aproximadamente a los 13 años de edad. Por lo tanto, el desarrollo de la calidad de la coordinación entre los 6 y los 12 años será más importante cuanto mayores sean las exigencias planteadas.
Con la edad, la predisposición orgánica para el aprendizaje de nuevas tareas de coordinación disminuye. Esto no significa que el aprendizaje de la coordinación ya no sea posible para la gente mayor, pero sí que deberán adaptarse las expectativas.
Cuanto más se entrene la coordinación durante la infancia y más continúe entrenándose durante toda la vida, más notable será con el tiempo. Disponer de una buena coordinación proporciona más seguridad en uno mismo, una mejora de la conciencia corporal, una mejor capacidad de adaptación a diferentes situaciones, un aumento de la capacidad de rendimiento físico y de la concentración, y con ello un aumento de la movilidad y de la alegría de vivir.
Coordinación y actividades de la vida cotidiana
Para responder a las exigencias de la vida cotidiana, cualquier persona se ve obligada a utilizar sus habilidades de coordinación para poder llevar a cabo las diferentes actividades motoras.
Una buena coordinación se basa en la percepción y rápido procesamiento de los estímulos externos de acuerdo con la musculatura ejecutora. El objetivo principal del entrenamiento de la coordinación, en general, y de la propiocepción, en particular, se plantea basándose en las actividades de la vida cotidiana, con tal de conseguir:
• La optimización de las secuencias motoras.
• La mejora de la economía del gesto.
• La seguridad en los movimientos de las actividades de la vida cotidiana.
• La mejora de la seguridad en uno mismo, la conciencia y la sensación de bienestar.
El hecho de presentar una mala coordinación y de gastar demasiada energía dependerá de nuestras percepciones y de las reacciones físicas que de ellas se deriven. En este sentido también está relacionada con los pensamientos y los aspectos fisiológicos y psicológicos de cada individuo. Una característica típica de la coordinación es la unidad específica de la percepción y la ejecución motora.
Por las experiencias obtenidas en las “Escuelas de espalda” sabemos que la persona debe entrenar aproximadamente unas 1.000 veces el acto de agacharse correctamente para llegar a automatizarlo y ser capaz de realizarlo sin pensar. Si se acuerda de cuando aprendió a conducir, seguro que recordará perfectamente lo difícil que resultaba dar gas, frenar, cambiar de marcha y controlar el volante al mismo tiempo, coordinando los diferentes movimientos. Después de haberlo aprendido y practicado muchas veces, es capaz de conducir escuchando la radio o conversando tranquilamente con otra persona, puesto que ha llegado un momento en que todos los movimientos se han automatizado y es capaz de ejecutarlos correctamente sin problemas.
La automatización de los movimientos, un proceso del aprendizaje motor, constituye la base para superar exigencias mucho más complejas. Pero debemos tener en cuenta que los patrones de movimiento automatizados con errores o de forma ineficaz pueden llegar a ser perjudiciales para la salud a largo plazo y, por lo tanto, deben ser modificados.
Si consideramos las actividades de nuestra vida cotidiana, con múltiples tareas a realizar, ya sea en el trabajo, en casa o durante nuestro tiempo libre, nos daremos cuenta rápidamente de la importancia de la coordinación.
Tanto para las personas jóvenes como para las personas mayores, la circulación por las calles de una ciudad representa diariamente un reto para la coordinación, ya sea como conductor, como ciclista o como peatón. Los riesgos que conlleva esta situación, por ejemplo al cruzar una calle o al pasar por un cruce, al subir o bajar de los medios de transporte públicos o al orientarse en un entorno desconocido, se verán reducidos si se dispone de una buena capacidad de reacción, de anticipación, de acoplamiento, de orientación y de ritmo.
La realización de diversas actividades simultáneamente implica la combinación de diversos movimientos parciales. Por ejemplo, cuando estamos paseando y empieza a llover y tenemos la reacción de abrocharnos la chaqueta, desplegar nuestro paraguas y acelerar la marcha. Acciones de este tipo se repiten durante todo el día.
La capacidad de equilibrio en particular, que nos retorna siempre hacia la línea de gravedad, implica simultáneamente la mejora de la coordinación intra e intermuscular durante el aprendizaje. Gestos como el simple vestirse estando de pie entrenan simultáneamente la propiocepción y el equilibrio. Éste es indispensable para realizar cualquier acción, al movernos sobre diferentes superficies, al subir escaleras o al sujetar o transportar objetos, por citar algunos ejemplos.
El aprendizaje, la estimulación y el mantenimiento de todos los aspectos de la coordinación son necesarios para mantener cierta calidad de vida y para incorporar actividades nuevas.
Es posible alcanzar movimientos armónicos, con los que economizaremos fuerzas, cuando los siguientes aspectos de los movimientos:
• ritmo
• acoplamiento
• amplitud
• fuerza
• precisión
• fluidez
se mantengan en una relación equilibrada.
La capacidad de regular los movimientos de forma precisa, de coordinar los movimientos cuando deben ser rápidos y de adaptarse adecuadamente a una situación motora determinada también son muy importantes. La coordinación define la capacidad de reaccionar de forma segura y económica ante las diversas situaciones sin perder la estabilidad articular ni el equilibrio corporal y es, por lo tanto, imprescindible para la realización de las actividades de la vida diaria.
¿Qué es la propiocepción?
La propiocepción es uno de los factores de la coordinación. Comprende el equilibrio y la capacidad de adaptación y de reacción. También denominada sensibilidad profunda, la propiocepción permite la orientación del cuerpo en el espacio mediante la percepción de la posición y el movimiento de nuestras articulaciones.
La articulación como unidad básica del aparato locomotor debe:
• mantener una posición determinada con la ayuda de las estructuras de