Manual de metodología del entrenamiento deportivo. Klaus H. Carl
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Figura 3: La personalidad del deportista con los rasgos relevantes para el rendimiento.
En el plano técnico y de contenido del entrenamiento existen tres grupos de factores influyentes que determinan el proceso del entrenamiento y la definición de sus objetivos:
Figura 4: Modelo del sistema de rendimiento del estado de rendimiento deportivo, con sus factores influyentes.
Las capacidades condicionales, coordinativas, el nivel de conocimiento de las técnicas deportivas y también la capacidad táctica y los rendimientos cognitivos dependen en último término de las cualidades psíquicas, como la motivación y la disposición para el rendimiento, actitudes, formas de pensamiento y voluntad. Así, los procesos psíquicos condicionan todos los demás factores influyentes del estado de rendimiento.
1.1.4.2 Sobre el carácter holístico del estado de rendimiento deportivo
El estado de rendimiento deportivo no puede ser mejor o peor que la acción conjunta de los factores influyentes del sistema del rendimiento o de su particular grado de incidencia. Como se muestra esquemáticamente en las figuras 3 y 4, las capacidades de la condición física y el nivel de destreza en las técnicas deportivas cooperan aquí del mismo modo que las capacidades cognitivas y tácticas, los componentes psíquicos, y no en menor grado la herencia genética y las experiencias generales de la vida. El “deportista de gran calidad biológica y genética” tendría, ante las actuales exigencias del deporte de rendimiento, tan pocas oportunidades de éxito como el “atleta problema”, inestable psíquicamente, o el “campeón del mundo del entrenamiento”, que no es capaz de convertir sus rendimientos alcanzados en el entrenamiento en resultados de competición.
Todos estos factores influyentes y condicionantes se aglutinan formando un todo que la personalidad elabora y desarrolla. Tener una personalidad presupone un determinado grado de independencia, conciencia de sí mismo, capacidad de automotivación, capacidades creativas, voluntad de mantenerse activo y una actitud dialogante en sintonía con el entorno social. Un individuo es una personalidad cuando aparece ante su entorno social comportándose de forma independiente, creadora y activa. Dado que la personalidad del deportista, con sus rasgos característicos (fig. 3), es el soporte de los demás factores influyentes, que se adquieren en su mayor parte mediante el entrenamiento, este último se ha de entender siempre como un proceso educativo que apela a dichos rasgos de la personalidad, les plantea un desafío y los conduce activamente a un punto de resolución. A los entrenadores, profesores de Educación Física y preparadores físicos que “cuiden” de jóvenes en sus entrenamientos nunca se les llamará la atención suficientemente sobre este punto (MARTIN, 1977, 24 y ss.).
1.2 El sistema de entrenamiento
El entrenamiento deportivo ya se ha definido en el capítulo introductorio como un proceso complejo de la actividad de los deportistas y entrenadores, destinado a producir una evolución planificada de determinados estados del rendimiento deportivo, con vistas a la obtención de diversos objetivos. Este proceso no sólo se ha de entender desde un punto de vista estricto, como ejecución del entrenamiento. El entrenamiento se ha de concebir ante todo como un sistema global con la exigencia de una sistematización y planificación, como un sistema de entrenamiento que, orientado a un objetivo común, consta de un conjunto de procesos individuales y de medidas que, de acuerdo con las leyes de la evolución del rendimiento deportivo, interactúan entre sí en relación cambiante y que dependen dinámicamente unos de otros. Este apartado tratará de la siguiente cuestión: ¿qué decisiones exige un sistema de entrenamiento orientado a la evolución de determinados estados del rendimiento deportivo? Como el capítulo 5 se dedica extensamente al sistema de entrenamiento, este apartado ofrecerá una introducción a modo de vista panorámica del tema.
1.2.1 Dirección y regulación del entrenamiento
Un rasgo esencial de un sistema de entrenamiento deportivo lo constituyen una dirección y regulación constantes. Por estos conceptos entendemos la adopción selectiva de todas las medidas necesarias para conseguir el estado del rendimiento deportivo deseado, o sea, los éxitos o rendimientos deportivos definidos (CARL, 1983; THIESS / SCHNABEL, 1987 entre otros). Esto quiere decir que el entrenamiento se planifica y se lleva a cabo de acuerdo con sus objetivos directores, los efectos que resultan de él se observan y se diagnostican, lo ya realizado se documenta y se valora, y los resultados, tanto de las observaciones sobre el rendimiento como de las valoraciones del entrenamiento, se utilizan de nuevo retroactivamente, de modo que puedan corregir el plan y con ello la realización del entrenamiento de acuerdo con los objetivos establecidos. Para este circuito de normas (circuito regulador), en la metodología del entrenamiento deportivo se ha acuñado el concepto de dirección del entrenamiento (fig. 5).
1.2.1.1 Objetivos directores superiores
El sistema del entrenamiento deportivo en su globalidad está encaminado a garantizar una realización efectiva del entrenamiento de acuerdo con sus objetivos directores. Un distintivo importante de todo proceso de entrenamiento deportivo es la orientación hacia objetivos directores superiores, que constituyen, en tanto que decisiones básicas a largo plazo, el marco de premisas para todas las decisiones técnicas y de contenido del entrenamiento que de ellos se derivan. En general, el entrenamiento deportivo puede estar dirigido hacia (1) la obtención de un determinado estado de rendimiento deportivo, (2) componentes aislados (factores influyentes) de este estado o (3) la exhibición del rendimiento deportivo, esto es, la consecución de éxitos deportivos. El grado del nivel individual al que se aspira es una de las decisiones básicas más importantes del