Fiesta y drama. Varios autores

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Fiesta y drama - Varios autores страница 12

Fiesta y drama - Varios autores

Скачать книгу

campesinos asignatarios de la comuna de Los Lagos, en su mayoría, se vieron en la necesidad de vender su tierra, si bien algunos todavía conservan unas hectáreas de lo asignado, muchos de ellos debieron desprenderse de la totalidad de su parcela por no contar con el apoyo financiero requerido y de la ayuda técnica y preparación personal que necesitaban. Ciertamente, esta situación provocó en muchos casos una desvinculación con la vida del campo, como también pérdida de identidad.

      Conjuntamente con los cambios producidos en la tenencia de tierra en la comuna de Los Lagos, durante los primeros años de dictadura se reprimió violentamente la organización sindical campesina; los dirigentes de sindicatos fueron apresados y violentados física y psicológicamente. En efecto, una vez que el gobierno socialista de Salvador Allende es derrocado, la dictadura deja caer toda su violencia hacia los sectores rurales, elevándose a miles las muertes en el campo. «Campesinos activistas, dirigentes sindicales, beneficiarios de la reforma agraria e indígenas fueron las víctimas principales en la represión llevada a cabo por la dictadura en el campo»72. Según nos relató don Santiago Acuña, exfuncionario de la CORA, en la comuna de Los Lagos, «se desata una represión generalizada a campesinos, destruyendo el sindicalismo en el campo, declarando ilegales a los sindicatos y federaciones, reprimiendo la ardua labor realizada por los dirigentes campesinos en aquellos años»73.

      La represión ejercida específicamente en la comuna de Los Lagos, se puede ejemplificar a través de la experiencia que tuvieron los campesinos asentados del asentamiento Pancul, donde un número de entre 10 a 16 campesinos son detenidos y llevados a prisión. En un primer momento fueron detenidos y torturados en la Comisaría de Los Lagos y posteriormente son trasladados a la cárcel Isla Teja de Valdivia. De los siete campesinos entrevistados, cuatro de ellos estuvieron en prisión a lo menos ocho meses, mientras el subdelegado comunal estuvo en prisión por más de cuatro años. Sin duda que los testimonios de aquellos que sufrieron la represión de la dictadura impactan profundamente, puesto que al preguntar sobre la intervención de la dictadura en el proceso de Reforma Agraria, son rememorados con precisión aquellos duros y amargos episodios.

      De este modo, el proceso conocido como «contrarreforma agraria», propiciado y conducido por la dictadura, vino a generar un hondo desconcierto entre aquellos que estaban viviendo uno de los procesos más trascendentes de Chile. Todos los avances hasta ese momento conseguidos fueron frenados por la dictadura militar, avances tanto a nivel de la redistribución de la propiedad de la tierra, como también lo conseguido en términos de organización sindical, provocando inevitablemente un fuerte remezón en las vidas de los campesinos y dirigentes. El temor, la angustia y la incertidumbre se apoderaron de ellos, mientras la violencia y la represión cayó especialmente sobre los dirigentes y defensores de la Reforma Agraria. En múltiples casos, aquel tan anhelado sueño de ser beneficiado con un pedazo de tierra, se vio truncado.

      En este sentido, la situación antes expuesta provoca una pérdida de identidad campesina, al verse desvinculados de la vida en el campo, sobre todo entre los que quedaron fuera del proceso de parcelación y debieron buscar nuevas oportunidades, migrando en este caso a la ciudad de Los Lagos, donde claramente tuvieron que sortear grandes dificultades como la falta de apoyo y la presencia de escasas fuentes de trabajo.

      Aun así, en el día de hoy sigue existiendo entre los excampesinos asentados y exdirigentes campesinos un fuerte apego a la tierra, a las actividades que en este espacio se realizan, mientras la Reforma Agraria es recordada como un proceso que marcó sus vidas y la vida de la comuna misma, formando parte de la historia y la memoria individual y colectiva de este territorio.

       A modo de conclusión

      Desde la perspectiva de la R.A., los años sesenta-setenta constituyen una manifestación de la presencia de un gran florecimiento de la conciencia humana, cansada de la injusticia y la desigualdad con que hasta ese momento se había construido la historia. Conciencia activa, que se mostró dispuesta, comprometida y políticamente decidida a construir lo contrario, es decir, justicia e igualdad social en la tierra.

      Más allá de las conveniencias político-económicas y de los temores sociopolíticos del momento –todos muy reales–, podemos apreciar en aquellos grupos que emprendieron la tarea de la R.A. por la vía legal-estatal, la presencia de una íntima convicción acerca de la necesidad y la urgencia de poner límite a la opresión del hombre por el hombre, tal como se daba ancestralmente en la tierra de Chile/América. Sobre este fundamento ético y en este horizonte de sentido, en el lapso de tres gobiernos sucesivos, que representaron a los tres espectros políticos existentes en Chile, la R.A. fue realizándose como un proceso que encarnaba y portaba en sí aquella voluntad política amplia y consensual. Intentando superar los intereses particulares de una clase privilegiada, la R.A. se puso en marcha, en la década de 1960 hasta septiembre de 1973, en pos de la construcción de una nueva nación, desde la justa distribución de la propiedad agraria y desde la voz de aquellos más silenciados de la Tierra.

      Desde esta perspectiva procesual, hemos querido comprender el fenómeno de la R.A.-UP como parte de este proceso ampliado que, en tres etapas sucesivas, fue preparando al Estado chileno y entregándole las herramientas legales e institucionales necesarias para acometer, con toda legitimidad política, dicha tarea histórica. Es así que, como tercer momento del proceso de Reforma Agraria, la R.A.-UP contó con el terreno legal e institucional preparado y el proceso de reforma iniciado, pudiendo realizar, desde este doble puntal, la finalización y culminación de la tarea y misión comprometida, desde los años sesenta, por el Estado chileno ante la sociedad y la historia.

      Cuando hablamos de finalización y culminación nos referimos a la continuación y cumplimiento total de la tarea de las expropiaciones según mandato de la ley, a lo largo y ancho del territorio nacional, así como a la ampliación de la participación y organización del campesinado a través de los Consejos Comunales Campesinos, abarcando más allá del campesino-reformado y del sindicato campesino, a todos los sectores y rostros del campesinado, quien se constituía en el sujeto-eje articulador de la participación de los diversos grupos sociales no patronales de los territorios, comunas y localidades del país. La R.A.-UP fue el momento en que el «campesinado» fue visualizado como «sujeto» autónomo, en y por sí mismo, siendo apoyado institucionalmente por el Estado para construirse como «poder campesino» propiamente tal, capaz de diseñar sus propias políticas y de decidir sus formas de relacionarse y sus modelos de trabajo, incluyendo a todas las figuras del campesinado territorialmente configurado y cooptando a otros grupos sociales aledaños. Se llevaba, así, a cabo una histórica inversión del secular pacto Estado-clase terrateniente, hacia un pacto Estado-campesinado, que suponía el reconocimiento del campesino como sujeto con plena soberanía: acto de «inversión» de pacto que, sin duda, constituía un fenómeno revolucionario por sí mismo; revolución que aún vive en la conciencia herida de sus testigos y protagonistas.

      En definitiva, a través de esta culminación histórica que adquiría la Reforma Agraria como organización y poder campesino, se ponían los fundamentos en Chile de una Democracia Social y Territorial ampliada, llamada a transformar, desde la base misma, el régimen político y social en Chile. Democracia Social Territorial que era una clara manifestación de que la R.A.-UP, lejos de dar paso a una centralización-estatización de la reforma y del agro, generaba una amplia democratización social que irradiaba hacia todos los territorios del país, descentralizándolos desde la voz y el mentón levantado de los otrora oprimidos, quienes poco a poco supieron nombrar, a cielo abierto, sus derechos, sus proyectos y sus sueños.

      El golpe militar-civil de 1973 y el terror institucional que ello desencadenó fue la violenta vía política-institucional utilizada por las clases terratenientes y la derecha económica y política para la interrupción de este proceso. Violencia a través de la cual se violaron, una vez más, los derechos humanos y la vida de los campesinos y, en segundo lugar, se violó la legalidad vigente en materia de Reforma Agraria, la cual había sido fruto

Скачать книгу