Psicología de las percepciones interiores. Lily Liu
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La siguiente vez que la vi, intenté percibir el origen de sus problemas y detecté que comenzó a volverse ‘rígida’ a los quince años. A los doce años, todavía era muy activa y positiva. Entonces le dije que su problema había comenzado a los doce y se había cronificado a los quince. Pensó en ello durante un momento y dijo que muchos chicos la perseguían durante aquellos años. Le mandaban mensajes de amor y regalos. Ella estaba harta de ellos y le molestaba ser tan observada. Además de aquello, ella era infeliz por la forma en que la educaban sus padres. Estuvo así de molesta durante años. Este fastidio que experimentaba le provocó un temperamento irritable que permaneció en ella incluso después de crecer y vivir en pareja. Hasta en el trabajo, trataba a sus clientes y a sus colegas con esa actitud.
Reajusté su mente de acuerdo a mis exploraciones. Se sintió mucho mejor y admitió sentirse más en paz. Le dije que replegara su Shen. Lo que vale la pena decir aquí es que, cuando lo hizo, sintió literalmente su Shen replegándose en su corazón. Esto prueba también el viejo dictado chino «El corazón es la casa del Shen».
La marca psicológica de un señor de edad madura
Cuando estuve en España en agosto de 2014, un hombre de unos cincuenta años vino a verme. Me dijo que practicaba meditación y qi gong y que era capaz de entrar en un estado muy bueno. Llevaba una buena vida pero empezó, de cuando en cuando, a enfadarse por pequeñeces y experimentar bajones que duraban uno o dos días. Esto se repetía cada dos o tres meses. Me pidió ayuda. Le dije: «Déjame descubrir la razón de lo que te pasa».
Tras sentir su estado interno le dije que cuando tenía doce o trece años algo ocurrió que ejerció una gran influencia en él y dejó una marca en su corazón. Tenía relación con su padre o con su familia y había estado tratando de escaparse de ello. Cuando escuchó esto se dio cuenta de lo que le hablaba y me contó la razón: cuando tenía doce años su padre perdió el trabajo y se volvió alcohólico. La situación se volvió tan dura para él que se escapó de su casa. Desde entonces comenzó a tener un sentimiento de amargura.
Una niña traviesa con insomnio
Hace algún tiempo, me vino a visitar un amigo y me habló de una niña de diez años que tenía insomnio. Dijo que la niña en algunas ocasiones se quedaba despierta la noche entera. Enfoqué mi atención en ella y detecté que el Shen de la niña no estaba en su corazón, lo cual es problemático ya que «el corazón es la casa del Shen». Tras dos sesiones terapéuticas mejoró.
Más tarde me contaron la historia de la niña y comprendí la causa de su problema. Sus padres se habían divorciado y ella vivía con su abuela y su tío. La niña era traviesa y un poco hiperactiva, por lo que era reprendida por la familia, que le pegaba. La falta de amor paterno y materno hizo que su Shen vagara fuera buscando una casa, causando que «el Shen no estuviera en el corazón».
Un niño autista e hiperactivo
Una vez conocí a un chico de trece años que era hiperactivo y tenía un grado leve de autismo. Enfoqué mi atención en su interior y detecté que había pasado miedo en su infancia, lo que le había dejado una marca en el corazón que percibí como un entumecimiento. Además, noté una cierta oscuridad en su hígado-bazo. El hígado-bazo4 gobierna el espíritu de una persona. El chico estaba asustado y su espíritu estaba disperso, por eso había una sensación de oscuridad en su hígado-bazo.
La enfermedad cardíaca de mi paisana se curó
Hace dos años cuando volví a mi pueblo natal, me vino a visitar Zhang, una maestra de guardería jubilada. Nos conocíamos desde hacía más de diez años. Había tenido problemas cardiacos desde que tenía treinta años. Yo desconocía la causa concreta y no se la había preguntado. Tras años de tratamiento se había recuperado pero de vez en cuando todavía sentía molestias. Me visitó para preguntarme si podía hacer algo por ella.
La exploré interiormente y descubrí que tenía una herida desde su juventud. Le pregunté si le había pasado algo a los diecisiete años y me dijo que no. Le dije que el problema había empezado dos años antes, a sus quince años. Y dijo: «Ah, sí. Mi padre murió cuando yo tenía diecisiete años, después de dos años de convalecencia».
Después de aquello, el corazón de Zhang mejoró. Cuando volví a casa el año pasado, me dijo que no había vuelto a tener molestias desde nuestro último encuentro.
El corazón de un francés
Cuando estuve en Francia, un chico muy alto me visitó quejándose de problemas psicológicos. No tenía ni idea de por qué le sucedían. Exploré su estado mental y le dije que aunque tenía una mente fuerte, tenía cierto desconcierto en el corazón. Los canales de qi en el lado derecho de su corazón estaban bastante limpios, pero los del izquierdo estaban de alguna forma entumecidos. Le dije que veía que le faltaba confianza y que aunque había tenido algunas dificultades en sus negocios era un hombre de buenas ideas. Le dije que aunque se llevaba bien con las mujeres, tenía problemas para tratarse con los hombres, especialmente con su jefe y con su padre. Admitió que estaba en lo cierto.
Ajusté su mente. El chico sintió que su corazón se enderezaba y una alegría interior surgió de repente de forma natural. Este es un buen ejemplo de lo importante que es tener un corazón justo e íntegro.
La función del espíritu
En marzo de 2012, poco después de haberme mudado a Pekín, un amigo me habló sobre su empresa y sus compañeros de trabajo. Después de enfocarme un rato en lo que me contaba, le dije que veía que el espíritu del director estaba débil y por ello, muy pocos clientes estaban dispuestos a hacer negocios con la empresa. No procedía con estrategia y no podía captar la atención de sus clientes. Mi amigo se mostró sorprendido de entrada y luego se mostró de acuerdo afirmando con la cabeza repetidamente. Alguien con el espíritu débil no puede ejercer una buena influencia en las personas, por eso no será bueno en los negocios.
Las notas de una estudiante de instituto
Antes de la Fiesta de la Primavera del 2015, una amiga y su sobrina vinieron de visita a mi apartamento. Su sobrina estaba en segundo año del colegio secundario. Traía con ella sus tareas para las vacaciones de invierno. Mientras Lily le ayudaba haciendo sus deberes, percibí que el Shen de la niña no estaba adentro suyo. Le dije que no estaba concentrada y respondió: «Ah, no. Yo también me doy cuenta de que no puedo concentrarme». Le dije que era por causa de un susto. La niña y su tía pensaron en ello y dijeron que no recordaban ningún susto importante. Le pregunté si sus padres o sus profesores en la escuela le gritaban. La niña respondió: «Sí, uno de mis profesores de la escuela primaria era muy estricto con nosotros. Me daba miedo estar en su clase».
Este caso también nos dice que tanto los padres como los profesores deberían usar métodos más apropiados para educar a los niños. De lo contrario, puede resultar en impactos negativos de larga duración en su mente.
El lector o la lectora puede sentirse sorprendido o sorprendida por mis experiencias