Aspectos jurídicos y bioéticos de los derechos sexuales y reproductivos en menores de edad. Alberto Prada Galvis

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Aspectos jurídicos y bioéticos de los derechos sexuales y reproductivos en menores de edad - Alberto Prada Galvis

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La familia es una de esas instituciones que se inscriben dentro de la sociedad líquida, con un mundo líquido y un amor líquido, alimentados por una modernidad líquida (Bauman, 2001b, 2003ª, 2005a).

      La realidad social es proveedora de un abanico de variantes que muestran una diferenciación de formas de convivencia ricas en decorados diversos. Las implicaciones de esta diferenciación conceptual y de relaciones entre seres humanos se extienden hasta el Estado, que debe responder con políticas públicas y con servicios eficientes y eficaces. En el dominio de los registros estadísticos, sobreviene la exigencia de reacomodación de los conceptos para adecuarlos a los nuevos contenidos. Nos encontramos en una fase de transición que impulsa los elementos nuevos para que encajen en los moldes viejos. Hay necesidad de abrir el abanico de conceptos para capturar la variedad de formas que ha tomado la familia y las relaciones internas entre sus integrantes. Tanto las entidades encargadas de las estadísticas de familia como aquellas que diseñan o ponen en ejecución políticas públicas y las que evalúan los procesos sociales tiene un compromiso fundamental que consiste en otorgar respuestas satisfactorias a necesidades crecientes a demandas no siempre esperadas.

      En las sociedades contemporáneas ha surgido el fenómeno de la ampliación y diversificación de los mercados de trabajo. Hace apenas unas pocas décadas, las mujeres casadas debían obtener de sus maridos los permisos necesarios para salir al mercado de trabajo, para tener en sus manos un pasaporte, para abrir una cuenta bancaria o para votar por un candidato en las elecciones públicas. Hoy ellas deciden esos asuntos y van más lejos por cuanto deciden, en ejercicio de su autonomía, sobre sus relaciones sexuales, sobre si se embarazan o controlan la natalidad. El aborto era ilegal y, de hacerlo, se practicaba clandestinamente mientras que las relaciones homosexuales estaban proscritas y, más aún, los matrimonios entre parejas del mismo sexo.

      Las prácticas acerca de cómo orientar la convivencia, la sexualidad y la procreación (Jelin, 2000) son indefinidas y presentan variaciones entre sociedades y grupos humanos. Las variaciones son permanentes y muestran sistemas de parentesco heterogéneas como la matrilealidad y patrilealidad, la matrilocalidad y patrilocalidad de linajes y de clanes, regulaciones de la endogamia, exogamia, monogamia o poligamia, con su correlativo de poliginia. Las culturas asimilan esas relaciones y las incrustan en la vida social, de tal suerte que el panorama familiar se muestra múltiple y complejo.

      La revolución de la supervivencia humana y de la reproducción sentó las bases para que esos cambios que afectaron a las familias fueran posibles (MacInnes y Pérez, 2008). Tal revolución estuvo vinculada al Estado, el cual abrió sus normas a las instituciones sociales que legitimaron sus prácticas y a los individuos que produjeron una subjetivación eficiente en asimilar los cambios como un proceso vital. Esta es una demostración de que la modernidad no solo es un proceso ideológico o que actúa en el campo simbólico, sino que va a las prácticas sociales y culturales y, desde luego, modifica de forma sustancial los cursos de la historia.

      5. Algunas tendencias hacia un futuro incierto y líquido

      Los cambios actuales de las familias pasan por una rivalidad con el patriarcalismo. Ello no significa que esos cambios tengan un horizonte claro y preciso, sino que navegan en la incertidumbre de una sociedad líquida, en términos de Zigmunt Bauman (2001, 2002, 2003, 2005, 2006, 2007). Sus manifestaciones son:

      a) Una creciente desafección por la forma patriarcal como práctica del poder dentro de la familia y, sobre todo, derivada del hombre como único proveedor. La representación social sobre esta función es que se trata de una medida de presión para concentrar el poder y, en recompensa, exigir la sumisión por parte de mujer e hijos. La pareja poder-autoridad encuentra una sincronía relevante. A cambio de esta forma se prefiere el “ensayo” provisional, el probar cómo funciona la relación en términos más igualitarios, para luego decidir si se continúa con la unión o se prefieren otras alternativas. Es la “unión por ensayo y error” en la cual los miembros de la pareja van con la intención de “probar” para luego decidir.

      Las lealtades, antes indisolublemente fieles a una persona, ahora se conciben como parte del resorte individual para elegir entre opciones en cualquier momento de la vida. Cuando las lealtades entran en conflicto pueden ser sorteadas sin que haya traumatismo o dramatismo; las opciones son elegidas con tranquilidad y sin efectos hacia el futuro para las partes e, incluso, para los hijos. Los hogares unipersonales y monoparentales llegan a convertirse en un modelo que, en muchos casos, es un ideal alcanzable in abstracto, así la realidad presente situaciones que lo contradigan. La modernidad presenta esta alternativa como reto que siempre está disponible para las parejas en la vida cotidiana de la actualidad. Sin embargo, este es un ideal que no siempre se cumple porque solamente es una aspiración posible.

      b) Cada vez hay mayores dificultades para compaginar el matrimonio, el trabajo y la vida social. Los tres aspectos estuvieron separados durante décadas tanto para hombres como para mujeres, cada uno en el lugar que los puso la socialización familiar. Las enseñanzas para hombres estaban orientadas a sostener el matrimonio con el trabajo. Para la mujer, las normas sociales y culturales la pusieron en un lugar en el cual los controles eran más severos para restringir espacios fuera del hogar y de los compromisos con la pareja (Gutiérrez de Pineda, 1975; Lipovetsky, 1999; Páez, 1984). Cuando la mujer sale a los mercados de trabajo y, sobre todo cuando hace vida social, los espacios del matrimonio se reducen y pierden prioridades las elecciones entre opciones. Ganan valor los espacios de los cuales proviene la subsistencia y otros miembros de la familia como los abuelos, tíos o primos, u organizaciones hechas a la medida, como guarderías y salacunas. En estos casos, las funciones familiares se diluyen en la sociedad (Arango, 1993; Bernal, 1986; Bonilla, 1985; Rico, 1985).

      c) La familia tradicional no es la única manera de asegurar la reproducción biológica. Los avances de la ciencia en general, y de la medicina en particular, han abierto las puertas a formas distintas como la inseminación o la germinación in vitro. Los conocimientos sobre las estructuras del ADN y los avances sobre la fertilidad humana han cambiado las representaciones sociales acerca de la procreación y del advenimiento de los hijos. En consecuencia, los espacios privados de la familia han sido invadidos por espacios públicos en los cuales circulan informaciones que se relacionan con tareas convencionales asignadas a la familia.

      La unión de pareja, que antes pasaba por el ritual eclesiástico cuando se trataba de la Iglesia Católica o era convenido en cualquier otra orientación religiosa o social, ha venido perdiendo la fuerza de esos requisitos culturales. Las formalidades de aceptación en el medio social se han quebrado con la decisión exclusiva de la pareja. En todo caso tiene primacía el acuerdo entre las partes sobre los dictámenes que provengan de una institucionalidad que ha perdido su reconocimiento. La subjetivación puede ir más adelante que las normas del entorno. Un ejemplo son los nacimientos provenientes de relaciones extramatrimoniales, las cuales han ganado terreno en las estadísticas. Asimismo, el dato puede ser usado como un indicador de la caída de la tradición ligada a instituciones con las cuales ya no se siente el apego necesario de tiempos pasados. La fluidez de las instituciones, su evaporación y su reducción de poder sobre los individuos se ven claramente en estos aspectos que tienen que ver con una institución clave y la “célula esencial” para la sociedad.

      En este contexto general se desarrollan las temáticas y los enfoques presentados en el libro Aspectos jurídicos y bioéticos de los derechos sexuales y reproductivos en menores de edad que han producido los investigadores de la Universidad Cooperativa de Colombia en sus campus de Villavicencio, Bogotá, Montería y Barrancabermeja. Los caminos abiertos por ellos dejan espacios para nuevos esfuerzos intelectuales de ellos mismos o de otros investigadores.

      Nota

      Las voces negativas sobre el papel de la familia vienen de un pasado remoto, desde Platón pasando por Auguste Comte

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