Repensar la antropología mexicana del siglo XXI. Pablo Castro Domingo

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Repensar la antropología mexicana del siglo XXI - Pablo Castro Domingo Biblioteca de Alteridades

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      FUENTE: elaboración propia a partir de la Encuesta sobre la práctica profesional y las condiciones de trabajo de los antropólogos en México (CIEPA-CEAS, 2016).

      En este caso la intersección de los factores es mucho más clara y unidireccional. Los hijos de padres que estudiaron más allá de la secundaria tienen mayores probabilidades de obtener ingresos más altos que el resto. Si se observa la franja de ingresos bajos (quienes ganan hasta tres salarios mínimos) se verá que es más frecuente que se encuentren en este sector los hijos de padres con menor escolaridad: más de la mitad (54.3%) de quienes tienen menos de 40 años y son hijos de padres que estudiaron secundaria o menos ganan tres salarios mínimos o menos. Esto sugiere que hay una fuerte tendencia a la reproduc ción intergeneracional de la clase social, que la mayoría de los antropólogos jóvenes con orígenes sociales modestos perciben salarios muy bajos. La situación laboral de los antropólogos jóvenes en México es difícil, pero la vulnerabilidad y la precariedad son mayores para quienes provienen de familias con menor capital educativo.

      El nivel de estudios que alcanzan los antropólogos tiene una incidencia muy fuerte sobre sus ingresos, como muestra el cuadro 12.

      CUADRO 12

      INGRESOS MENSUALES DE LOS ANTROPÓLOGOS MENORES DE 40 AÑOS SEGÚN NIVEL DE ESTUDIOS (PORCENTAJES)

Máximo nivel de estudios Hasta 3 salarios mínimos De 3 a 10 salarios mínimos Más de 10 salarios mínimos Total
Licenciatura o maestría 47.1 44.6 8.3 100.0
Doctorado 27.0 52.7 20.2 100.0

      FUENTE: elaboración propia a partir de la Encuesta sobre la práctica profesional y las condiciones de trabajo de los antropólogos en México (CIEPA-CEAS, 2016).

      La intersección entre edad y nivel de estudios es clara e incluso más decisiva que el origen social. El nivel de estudios es un determinante crucial de los ingresos, ya que quienes estudiaron doctorado tienen probabilidades mucho mayores de tener ingresos más altos que quienes sólo estudiaron licenciatura o maestría. Entre los antropólogos menores de 40 años casi la mitad (47.1%) de los que sólo estudiaron licenciatura o maestría gana hasta tres salarios mínimos, mientras que sólo 27% de quienes estudiaron doctorado están en esa situación. Con el doctorado es más probable tener mayores: 20.2% de quienes alcanzaron ese nivel de estudios ganan más de diez salarios mínimos, mientras que sólo 8.3% de quienes no estudiaron doctorado obtienen esos ingresos.

      La intersección de la edad con el nivel de estudios resalta si se compara a los antropólogos mayores de 60 años con doctorado con los antropólogos menores de 40 años que sólo han estudiado hasta licenciatura. En el primer grupo, el de los doctores de 60 años y más, 83.3% gana más de diez salarios mínimos y sólo 2.8% gana hasta tres salarios mínimos. Se trata de un grupo bastante homogéneo, en el que la inmensa mayoría tiene ingresos dignos. En contraste, en el grupo de menores de 40 años que sólo ha estudiado hasta licenciatura la inmensa mayoría (93.1%) gana menos de diez salarios mínimos y sólo 6.9% gana más de diez salarios mínimos. Un antropólogo de 60 años o más con doctorado tiene 12 veces más posibilidades de ganar más de diez salarios mínimos que un antropólogo menor de 40 años que sólo estudió licenciatura (83.3% frente a 6.9%). Visto desde el sector de bajos ingresos, un antropólogo menor de 40 años con licenciatura tiene 19 veces más probabilidades de ganar tres salarios mínimos o menos que uno de 60 años o más con doctorado (53.4% frente a 2.8%). La intersección de edad con nivel de estudios es la que genera mayores desigualdades en el ingreso entre los antropólogos. Hay que recordar que el nivel de estudios también está relacionado con la clase social.

      Puede concluirse que la intersección de distintos factores produce una acumulación de ventajas y desventajas, la combinación del género, el origen social, el nivel de estudios y la edad dan lugar a asimetrías significativas. La edad es el factor que mayores diferencias produce, porque en las últimas décadas ha habido profundas transformaciones en el mercado de trabajo de la antropología, que han provocado que los antropólogos más jóvenes enfrenten incertidumbre, inseguridad y precariedad laboral en todas las fases de sus trayectorias laborales. La ge neración más joven de antropólogos es muy heterogénea en cuanto a su origen social y eso incide en la disparidad de sus ingresos. Provenir de una familia con baja escolaridad es una desventaja que incide en los ingresos que se obtienen. Tener estudios de doctorado aumenta las probabilidades de ganar más de diez salarios mínimos en todos los grupos de edad. Ser mujer o ser hijo de padre con poca escolaridad son desventajas que se llegan a neutralizar o incluso a revertir en algunos grupos de edad, pero tener un doctorado parece ser una ventaja en todas las generaciones. Sin embargo, la probabilidad de tener un ingreso mayor gracias al doctorado es más elevada entre los menores de 40 años (2.43%) que entre quienes tienen de 40 a 59 años (2.06%) o entre los de 60 años y más (1.28%). Esto probablemente indique que para los más jóvenes hay muy pocas oportunidades de obtener empleos con ingresos altos y que la mayor parte de esos empleos bien pagados los obtienen quienes han estudiado el doctorado. La genera ción joven no sólo enfrenta condiciones laborales muy adversas, también es una generación heterogénea y fragmentada, con pocas oportunidades, en la que el origen de clase y el nivel de estudios influyen mucho en las probabilidades de obtener mejores condiciones laborales.

      La maestría ya no garantiza altos ingresos, el doctorado sí, pero ¿por cuánto tiempo? Un dato muy interesante que aportó la Encuesta es que las diferencias en la situación laboral no son muy grandes entre quienes estudiaron licenciatura o maestría, mientras que son muy marcadas entre quienes estudiaron doctorado y el resto. Incluyendo a los antropólogos de todas las edades, quienes sólo han estudiado licenciatura ganan en promedio $12,051 mensuales, los que han estudiado hasta maestría ganan $13,757 al mes y quienes estudiaron un doctorado ganan $25,165. Es mínima la diferencia de ingresos entre quienes sólo tienen licenciatura y quienes tienen maestría. Es una divergencia de sólo $1,706 al mes, quienes estudiaron hasta maestría ganan sólo 14.1% más que los que estudiaron licenciatura. En cambio, los ingresos de quienes estudiaron doctorado son muy superiores, ya que ganan más del doble de lo que perciben quienes estudiaron licenciatura y 82.9% más de lo que ganan quienes estudiaron una maestría. Estudiar una licenciatura o una maestría no parecen ser suficientes para obtener un trabajo bien remunerado, ya que 44.2% de quienes tienen sólo licenciatura ganan menos de tres salarios mínimos y 30.5% de los que estudiaron una maestría están en la misma situación. En contraste, de quienes estudiaron un doctorado sólo 14.8% ganan menos de tres salarios mínimos. La divergencia también se ve en la franja de ingresos altos: sólo 14.4% de los que estudiaron hasta licenciatura y 16.2% de los que estudiaron maestría ganan más de diez salarios mínimos, mientras que 44.3% de los que estudiaron doctorado obtienen esos ingresos. Esto sugiere se ha producido un cambio significativo en el mercado de trabajo de la antropología en México. En los años setenta bastaba tener una licenciatura para conseguir un buen trabajo. Todavía hasta los años noventa quienes habían estudiado una maestría tenían altas probabilidades de conseguir un empleo bien remunerado. En el presente siglo ni siquiera una maestría garantiza un ingreso muy superior al que obtienen quienes han estudiado licenciatura. Sólo quienes han estudiado doctorado logran un aumento significativo en sus ingresos y acceden a buenas condiciones de trabajo. Se trata de un claro ejemplo de una rápida devaluación de las credenciales educativas. En un lapso de

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