Cómo entender la economía del Ecuador 1965-2017. Franklin Maiguashca

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Cómo entender la economía del Ecuador 1965-2017 - Franklin Maiguashca Elementos de Economía

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del libre mercado. En otras palabras, de no haber estas interferencias, el mercado por sí solo traería resultados de óptimo social, o sea de beneficio común, a productores, consumidores y a la comunidad en general. Esto es precisamente lo que se obtiene, en teoría, en el equilibrio del mercado de competencia perfecta a largo plazo sin intervención del Gobierno. El problema es que los mercados que predominan en la vida real, dentro y fuera de un país, son de competencia imperfecta, como los oligopolios y los de competencia monopolística y, por tanto, como también lo plantea Rodrik en su quinto mandamiento, las soluciones que en ellos se dan casi siempre no son eficientes.

      Es aquí cuando resulta oportuno recordar que, en 1963, Peter Drucker, en uno de sus tantos artículos en Harvard Business Review, hizo la ingeniosa distinción entre eficacia y eficiencia. Eficacia —dijo— es hacer las cosas que se deben hacer, y eficiencia es hacerlas bien y en un pronunciamiento al que, ante las circunstancias que está viviendo el país en estos días, deberíamos prestarle toda nuestra atención. Puntualizó: “Ciertamente no hay nada tan carente de sentido que hacer con gran eficiencia las cosas que se sabe que no se deben hacer”,68 verbi gratia Yachay.

      El problema con la economía tradicional es que ha tomado el criterio de la eficiencia como un imperativo categórico que la ha llevado a subsumirla con la eficacia. No hay que olvidar que llegar a decidir qué debemos hacer es un ejercicio que va de ignorancias a aprendizajes y hasta sabidurías, mientras que hacerlo bien significa hacer que lo decidido se convierta en realidad en la mejor forma posible. Lo segundo no podría existir sin lo primero. No hay que olvidar que cuando la aguja de una brújula señala el norte magnético, un caminante entendido sabe que esta no es la opción que necesariamente tiene que seguir, sino más bien la oportunidad para saber dónde están los otros puntos cardinales. En este sentido, la eficiencia juega un papel muy importante como referencia de cuál sería la opción óptima a la que se puede aspirar una vez procesadas las ecuaciones y los datos de los modelos teóricos. La confusión que se debe evitar es creer que esta sea la opción más eficaz. Este calificativo emergerá de la validez de las respuestas a los interrogantes que se querían responder y no a la concordancia de estas soluciones con patrones ideológicos que frecuentemente tienen las respuestas antes de ni siquiera conocer las preguntas.

      Con el tiempo, entre propios y extraños, la arrogancia de los economistas ha llegado a ser casi axiomática. Tal es así que, de cuando en cuando, eminentes exponentes de la profesión se han sentido con la obligación de llamar a la humildad a sus colegas. En esta sección nos ocupamos de los dos lados de esta curiosa medalla.

      IMPERIALISMO DE LA ECONOMÍA

      En 1977, George Stigler y Gary Becker, los dos ganadores del premio Nobel en Economía, escribieron:

      Según el punto de vista tradicional, cuando la explicación de un fenómeno económico llega al punto de la diferencia entre los gustos entre las personas, el argumento se queda en un callejón sin salida: en este punto, el problema se lo hace a un lado y se lo deja en manos de los que estudian y explican estos gustos (¿psicólogos? ¿antropólogos? ¿frenólogos? ¿sociobiólogos?). Pero siguiendo nuestra interpretación preferida, nosotros nunca llegamos a este dilema: el economista continúa en la búsqueda de diferencias en precios e ingresos para explicar las diferencias o cambios en el comportamiento (cursivas del autor).

      Todos los cambios en el comportamiento se explican por cambios en precios e ingresos, que son precisamente las variables que organizan y dan poder al análisis económico. Adicciones, publicidad, etc., no son los que afectan los gustos [...] son los precios y los ingresos los que lo hacen (cursivas en el texto original).

      Nuestra hipótesis es trivial, por cuanto solo asevera que lo que debemos hacer es aplicar la lógica económica estándar tan extensamente como sea posible. Pero esta hipótesis es también un desafío exigente por cuanto nos urge a no dejar por fuera problemas opacos y complicados con la fácil sugerencia de que explicaciones adicionales puedan surgir, ojalá algún día, por el lado de nuestras ciencias hermanas del comportamiento69 (cursivas del autor).

      Llama la atención la arrogancia de la última oración. Según estos autores, para las “ciencias hermanas”, la existencia de los economistas es una verdadera bendición de Dios, por cuanto los profesionales de dichas disciplinas, por ineptitud u otra extraña razón, intelectualmente no están a la par de lo que ellos pueden hacer.

      En este orden (o desorden) de ideas, en el año 2000, Edward Lazear, que llegó a ser jefe de los consejeros económicos del presidente George W. Bush, en un artículo intitulado sin reticencias “Economic Imperialism”, hizo un elogioso recuento de cómo, de la mano de Becker principalmente, la incorporación del marco conceptual de la maximización, el equilibrio y la eficiencia había generado nuevos entendimientos en tareas tan diversas como los gustos, la demografía, la discriminación racial, la familia, las interacciones sociales, la religión, la determinación de la calidad de la mano de obra, la administración de personal, la contabilidad, la estrategia corporativa, el comportamiento organizacional, el derecho, la economía política y la economía de la salud. No es de extrañar, por tanto, que con evidente autosatisfacción diga:

      En este ensayo sostenemos dos postulados. El primero es que la economía ha sido imperialista, y el segundo que ese imperialismo ha sido exitoso [...] Definimos imperialismo económico como la expansión que la Economía ha hecho sobre tópicos que van más allá del alcance clásico de estos asuntos como son las preferencias del consumidor, la teoría de la firma, mercados (explícitos), actividad macroeconómica, y los campos que han surgido directamente de estas áreas. Los imperialistas económicos más agresivos intentan explicar todo comportamiento social utilizando herramientas de la Economía (cursivas del autor).

      Veamos una muestra de este ambicioso empeño. En el artículo “An Economic Analysis of Marital Instability”, Becker, el principal exponente de esta corriente, y sus coautores hacen los siguientes supuestos:

      Las personas se casan cuando la utilidad esperada del matrimonio excede la utilidad esperada de permanecer solteras. Adicionalmente, es natural suponer que las parejas se separen cuando la utilidad esperada de permanecer casados cae por debajo de la utilidad esperada del divorcio o de la posibilidad de volverse a casar. Una manera de hacer compatible la alta utilidad esperada del matrimonio cuando este ocurre y la relativa baja utilidad que se espera en el momento de su disolución es introducir incertidumbres y desviaciones entre las utilidades esperadas y las realizadas. En otras palabras, las personas que se separan probablemente obtuvieron de su matrimonio resultados menos favorables de los que esperaban en el momento en que este ocurrió.70

      No sin razón, por tanto, Lazear, en forma algo inesperada, dejó entrever temores cuando dio a conocer a los lectores que había un interrogante que traía entre pecho y espalda:

      Sabemos ya que los economistas se sienten cómodos cuando trasladan los instrumentos del análisis estándar al estudio de asuntos que afectan a las sociedades como un todo o a partes de las estas. Lo que queda por verse es si quienes no son economistas puedan ser persuadidos eventualmente que nuestro enfoque es útil (cursivas del autor).

      Como quedó demostrado en la segunda sección de este capítulo, el tiempo y las aguas no han sido generosos con este anhelo, ni por el lado de los economistas ni por el lado de los no economistas. En 2002, por ejemplo, recibióel Nobel en Economía un sicólogo, y en 2017, un economista del comportamiento, dos personajes cuyo trabajo ha dejado en ascuas al “imperialismo de la Economía”. Bajo su inspiración, en el mundo entero, la corriente que está tomando mucha fuerza es el trabajo multidisciplinario de los profesionales de las ciencias humanas, en los cuales están participando

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