Cuánto pesa una cabeza humana. Alfonso Armada

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Cuánto pesa una cabeza humana - Alfonso Armada страница 7

Автор:
Серия:
Издательство:
Cuánto pesa una cabeza humana - Alfonso Armada Poesia

Скачать книгу

que está prohibido es tocarse.

      Ante el cierre de loterías

      ha quebrado el pensamiento mágico,

      aunque soñamos que mañana

      al despertar

      el estado de sitio se habrá desvanecido.

      De momento,

      todos despertamos con algo de Gregorio Samsa.

      Ahora tratamos de adivinar

      cuántos viajeros lleva cada autobús:

      la mayoría son carrozas vacías,

      y conductores afantasmados.

      El Circular que me rebasa

      por si no hubiera bastantes paradojas

      anuncia como herida

      un musical en el costado:

       Ghost!

      La vida se ha vuelto redundante.

      Demasiado extraña.

      Todo está cerrado,

      salvo los supermercados

      las panaderías

      las fruterías

      los bancos

      las funerarias

      y las farmacias

      (una boticaria me regala una caja de guantes violetas).

      En los recintos

      la distancia es ley.

      Todavía se acepta dinero contante y sonante,

      pero como el contacto personal

      parece un vestigio del siglo xx.

      Vislumbro el parque también sitiado

      cerrado a cal y canto

      e imagino las hierbas felices

      creciendo lejos

      de nuestra insaciable

      necesidad de ser.

      En mi ayuda vuelve Louise Glück y sus «Ecos»:

      «Cuando aún era niña

      mis padres se mudaron a un pequeño

      valle, rodeado de montañas

      en lo que se llamaba región de los lagos.

      Desde el jardín de la cocina

      se veían las cumbres

      cubiertas de nieve hasta en verano.

      Recuerdo un tipo de paz

      que no volví a conocer nunca

      […].

      Unos pocos años de fluidez

      seguidos de un silencio largo como el silencio en el valle

      antes de que las montañas te devolviesen

      tu propia voz transformada en la voz de la naturaleza.

      Ahora ese silencio me hace compañía.

      Pregunto: ¿de qué murió mi alma?

      y el silencio responde:

       si tu alma murió ¿de quién

       es la vida que vives y cuándo

      te volviste esa persona?».

      Yo también llevaba mucho tiempo en dique seco

      sin la menor necesidad de escribir poemas

      tal vez porque mi alma estaba muerta

      y soterrada.

      ¿Amor?

      Gracias a Basho sé

      que el poeta chino Chuang Tzu

      que vivió en el siglo iv antes de nuestra era

      como las secuoyas

      escribió preguntándose

      si había soñado con una mariposa

      o si fue la mariposa la que lo soñó.

      ¿Soñamos nosotros

      o estamos siendo soñados?

      La iglesia,

      frente al parque

      también estaba cerrada a cal y canto.

      Nadie se salva del miedo.

      Anota Basho:

      «Bajo las mantas

      sueño un país lejano.

      Ya cae la nieve».

      Y cuando la desesperación muestra los dientes

      yo sueño con haberme ido

      a un país cerca del mar,

      como si fuera posible

      alejarnos de lo que somos

      de lo que hemos hecho

      con el huerto y con nosotros

      con los animales

      y nuestra alma.

      En un puesto de libros «a la ribera del Sena, en una caja llena de novelas policiacas inglesas» Cioran encuentra «¡un San Juan de la Cruz en formato de bolsillo! Se debe, creo, al título: The Dark Night of The Soul».

      ¿Acaso no buscaba

      denodadamente

      Juan

      a Jesús

      como un detective

      del alma y del cuerpo?

      ¿Acaso no estamos ahora todos nosotros

      sumidos

Скачать книгу