La ciudad inteligente y la gestión de las TIC. Caso de estudio: ciudad de Santa Marta. Luis Camargo

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La ciudad inteligente y la gestión de las TIC. Caso de estudio: ciudad de Santa Marta - Luis Camargo

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recursos ambientales y sociales, entre otros (Stair y Reynolds, 2010).

      La infraestructura de TIC en las ciudades inteligentes se puede visualizar en términos generales como una red de distintos “hardware” que se comunican entre sí para proveer información con base en ciertas plataformas tecnológicas de “software”, para dar soporte a determinado contexto de aplicación, dando valor y garantía a la sociedad en forma de servicios comúnmente utilizados. En otras palabras, desde un punto técnico, la ciudad inteligente se puede expresar como un conjunto de sensores desplegados en un espacio geográfico y de softwares con arquitecturas orientadas a servicios que, mediante la información obtenida de los sensores, llevan a cabo ciertos eventos de los cuales depende el buen funcionamiento del servicio urbano en contexto.

      La gestión de las TIC en las ciudades inteligentes debe tener diferentes enfoques dependiendo de las condiciones socioeconómicas de cada ciudad, entendiéndose la gestión de las TIC como el proceso de adopción y ejecución de decisiones sobre las estrategias, planes y acciones relacionadas con la creación, difusión y uso de la tecnología de la información y comunicación. Esta gestión se debe enmarcar dentro de los procesos generales de innovación y desarrollo de estos espacios urbanos.

      No obstante, es importante anotar que la gestión de las TIC en cualquier organización o sector enfrenta distintos problemas. El Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de Colombia (MinTIC) los clasificó en cinco categorías, descritas a continuación.

      Fracaso de los proyectos

      Los proyectos relacionados con la implementación de las TIC no generan el impacto ni se ejecutan de la manera proyectada. Algunas causas del fracaso de estas iniciativas es que sus resultados no están claramente delimitados y no existen criterios de aceptación y validación para estos; asimismo, se observa que los presupuestos son inadecuados, las soluciones propuestas son particulares y no globales, el seguimiento a los proyectos es deficiente, los usuarios no se relacionan con el proyecto, faltan normativas en casos particulares y no se cuenta en algunas ocasiones con el conocimiento técnico o del negocio, entre otras (MinTIC, 2016).

      El alto costo de los proyectos

      Para el MinTIC (2016), la mayoría de las organizaciones no identifican los beneficios económicos que produce la implementación de las TIC en sus procedimientos, generando la percepción de que los proyectos de TIC son un gasto y no una inversión. Esto se debe a que en estos proyectos normalmente no se determina el impacto de las TIC en la eficiencia corporativa, la reducción de los costos operacionales con las TIC, la disminución en las pérdidas de los recursos, ni la recepción positiva de los usuarios o el aumento del recaudo, entre otros.

      Falta de integración de las tecnologías a la organización

      Los sistemas y la información no se integran y no facilitan las acciones coordinadas porque las soluciones tecnológicas no siempre se diseñan e implementan a partir de las necesidades, los objetivos estratégicos y la estrategia integral de despliegue. De este modo se generan aplicaciones que apoyan procesos parciales, flujos de información mal definidos, necesidades coyunturales o surgidas de visiones personales de las directivas de turno, entre otros. Esto impide que se puedan interconectar todas las aplicaciones para obtener un sistema de información completo capaz de coordinar las acciones de la organización a partir de la información (MinTIC, 2016).

      Brecha entre los directivos y la gente de las TIC

      Según el MinTIC (2016), la visión que tienen los directivos de las entidades en relación con la importancia estratégica de las TIC en la mayoría de los casos es limitada, operativa y de jerarquía. Asimismo, las personas que conforman las áreas de TIC tienen una visión operativa e instrumental que no les permite conectarse con la estrategia global de la organización. Esto impide una sinergia que aporte a los fines estratégicos de la organización.

      Rezago de la gestión de las TIC frente a las nuevas tendencias

      Los servicios ofrecidos con las TIC en las organizaciones generalmente no usan tecnologías de vanguardia. La rápida evolución de las TIC, las tecnologías empleadas en las redes sociales, el impacto de los dispositivos móviles, la participación de los “nativos digitales”, entre otros factores, generan la percepción de que los sistemas de información y servicios digitales de las entidades son herramientas de épocas antiguas (MinTIC, 2016).

      Ahora bien, estos problemas mencionados pueden ser superados en gran parte en las ciudades inteligentes con un adecuado modelo de gestión de las TIC que se integre a los planes y modelos de la ciudad.

      En el caso concreto de Colombia, el crecimiento poblacional y la alta concentración en centros urbanos son hechos generalizados (Ruiz, et al., 2007). Según el Departamento Nacional de Planeación de Colombia (DNP), en el 2010 cerca del 85 % del producto interno bruto se generaba en las ciudades, el 76 % de la población total del país se concentraba en las ciudades y había 41 ciudades con más de 100.000 habitantes. De igual modo, se estima que para el 2050 la población urbana aumentará en 18 millones y habrá 69 ciudades con más de 100.000 habitantes (DNP, 2013). Esta dinámica crea la necesidad de implementar modelos de desarrollo que reorganicen los procesos dentro de las ciudades, promoviendo el uso eficiente de los recursos y potencializando las actividades económicas, con el objetivo de alcanzar un bienestar social (Moreno y Gutiérrez, 2012).

      En esa línea, Colombia está buscando la transformación de sus centros poblados en ciudades inteligentes para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos y garantizar una economía sostenible (Peñuela, 2014). Por ejemplo, el estudio sectorial realizado por el Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (Cintel), Ciudades inteligentes: oportunidades para generar soluciones sostenibles, explora la necesidad y viabilidad de la transformación de las ciudades a ciudades inteligentes en el país contemplando dos grandes dinámicas: ciudades construidas desde cero y ciudades transformadas (Cintel, 2012). Adicionalmente, el Gobierno nacional reconoce e identifica la importancia de la consolidación del sistema de ciudades para el crecimiento nacional, promoviendo la competitividad regional, la interconectividad de las ciudades y la reducción de las brechas sociales entre aglomeraciones urbanas (DNP, 2014). A su vez, los gobiernos locales, los empresarios, los académicos y los demás gremios realizan esfuerzos conjuntos para aumentar la competitividad de las ciudades, potencializando la vocación productiva de estas y fortaleciendo los principales sectores productivos de las regiones, con el objetivo de mejorar las condiciones de sus habitantes.

      En términos generales, las ciudades de Colombia presentan la siguiente condición en materia ambiental y de sostenibilidad, movilidad, salud y participación ciudadana en las actividades de Gobierno:

      •El manejo ambiental en los centros urbanos ha llevado a que el 36% de los colombianos se encuentren en un nivel alto de amenaza por causa de sismos, el 28% por causa de inundaciones y el 8% por causa de deslizamientos (DNP, 2013). Esto requiere revisar los planes de ordenamiento territorial para garantizar el crecimiento y la sostenibilidad de las ciudades sin contribuir al decremento del ambiente.

      •Garantizar el agua y la energía en los centros urbanos es un desafío para los gobernantes. Por ejemplo, las pérdidas en el sistema de distribución de energía eléctrica son de aproximadamente del 18%, un habitante consume alrededor de 1.047 kWh, y el 42% del agua distribuida se desperdicia (DNP, 2012). Adicionalmente, el

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