Obras Inmortales de Aristóteles. Aristoteles

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Obras Inmortales de Aristóteles - Aristoteles Colección Oro

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ser accidental es anterior a un ser en sí, de igual forma hay posterioridad para las causas del ser accidental. Incluso admitiendo que el firmamento posee por causa el azar o un concurso fortuito, existiría aún una causa anterior: la inteligencia y la naturaleza.

      Parte IX

      Entre los seres hay unos que existen solo en acto, otros solo en potencia, otros en potencia y en acto a la vez; y existe, por último, el ser propiamente dicho, el ser bajo la relación de la cantidad y bajo la relación de las otras categorías. Respecto al movimiento, este no existe fuera de las cosas; siempre se demuestra el cambio con relación a alguno de los puntos de vista del ser. Y el cambio difiere, no solo según las diferentes categorías, sino también en la misma categoría. Cada categoría es doble en los seres; respecto de la esencia, por ejemplo, hay la forma del objeto y la privación de la forma; en cuanto a la cualidad, lo blanco y lo negro; para la cantidad, lo completo y lo incompleto; por último, el objeto sube o baja, es ligero o pesado, si se trata de la velocidad. Hay, por consiguiente, tantas especies de movimiento o de cambio como especies tiene el ser en sí mismo.

      En cada género de seres se da el ser en potencia y el ser en acto. Llamo movimiento a la actualidad de lo posible en tanto que posible. Veamos la prueba de la exactitud de esta definición. Cuando hay posibilidad de construcción, mediante el paso al acto en esta cualidad misma, decimos que hay acto en tanto que hay construcción, y esto es lo que constituye la construcción.

      Lo mismo acontece con la enseñanza, la curación de una enfermedad, la rotación, la marcha, el salto, la degeneración, el crecimiento. Se sigue de aquí que hay movimiento durante esta clase de actualidad, no antes, ni después; y el movimiento es la actualidad de lo que existe en potencia, cuando la actualidad se manifiesta, no en tanto que el ser es, sino en tanto que móvil. Y he aquí lo que yo entiendo por en tanto que móvil. El metal es la estatua en potencia; sin embargo la actualidad del metal en tanto que metal no es el movimiento que produce la estatua. La noción del metal no implica la noción de una potencia determinada. Si hubiese entre estas nociones identidad absoluta, esencial, entonces la actualidad del metal sería cierto movimiento. Pero no hay identidad como lo prueba el examen de los contrarios. La potencia de gozar salud y la de estar enfermo no son una y sola cosa, sin lo cual la salud y la enfermedad serían idénticas. Y, sin embargo, el sujeto de la salud y el de la enfermedad no son más que una y sola cosa, ya sea aquel los humores o la sangre. Puesto que no hay identidad en el caso en cuestión, ni tampoco entre el color y el objeto visible, se sigue de aquí que la actualidad de lo posible en tanto que posible constituye el movimiento.

      Esto es el movimiento; durante esta especie de actualidad el objeto se mueve, no antes ni después; esto es completamente evidente. Todo objeto puede tan pronto darse como no darse en acto. Y así, de una parte lo que puede ser construido en tanto que puede ser construido, y de otra la actualidad de lo que puede ser construido en tanto que puede ser construido; he aquí la construcción. La construcción es la actualidad misma o la casa. Pero cuando es una casa, la posibilidad de construir no existe ya; lo que podía ser construido está ya construido. Es necesario que el acto verdadero sea en este caso una construcción, porque la construcción es un movimiento. Idéntico razonamiento tiene lugar respecto de los demás movimientos.

      Una prueba de que nosotros no estamos equivocados nos la ofrecen los sistemas de los demás filósofos sobre el movimiento y la dificultad que experimentan al definirlo de otra forma que como nosotros lo hemos hecho. Sería imposible colocarlo en otro género que en el que nosotros le hemos señalado; esto se advierte en sus mismas palabras. Pero unos llaman al movimiento una diversidad, una desigualdad, el no-ser; cosas todas que no implican necesariamente el movimiento. El cambio no se reduce a estos principios más que a sus opuestos, ni tampoco sale de ellos. Lo que hace que se reduzca a los principios negativos es que el movimiento parece algo indefinido. Ahora bien, los principios que componen la serie negativa son indefinidos, porque señalan la privación, mientras que ni la esencia, ni la cualidad, ni ninguna de las otras categorías son principios indefinidos. La causa de que el movimiento parezca indefinido es que no puede aminorar ni a la potencia, ni al acto de los seres, porque ni la cantidad en potencia se mueve necesariamente, ni la cantidad en acto.

      El movimiento es, pues, según parece, una actualidad, pero una actualidad imperfecta, y la causa de esto es que la potencia al pasar al acto es una potencia imperfecta; y he aquí por qué es difícil concebir la naturaleza del movimiento. En efecto, solo podía reducírsele a la privación, o a la potencia pura y simple, o al acto puro y simple; pero está claro que ninguno de estos principios puede constituirle. Resta, pues, que sea lo que ya hemos dicho, a saber: que el movimiento es una actualidad y no es una actualidad; cosa difícil de entender, pero que al menos es posible.

      Está claro, por otra parte, que el movimiento existe en el objeto móvil, porque el movimiento es la actualidad del objeto móvil generada por el motor. Además, la actualidad del motor no difiere de la actualidad del móvil. Para que haya movimiento es necesario que haya actualidad del uno o del otro. Ahora bien, la potencia del motor es el principio del movimiento: su actualidad es este principio que genera el movimiento; pero este movimiento es la actualidad misma del objeto móvil. No existe, por tanto, más que una sola actualidad para ambos. Por lo demás, la misma distancia existe de uno a dos que de dos a uno, de abajo arriba que de arriba abajo, sin que exista, sin embargo, unidad de ser entre estas cosas: esta es la relación del motor con el objeto en movimiento.

      Parte X

      El infinito es, o lo que no se puede recorrer, porque está en su naturaleza el no poder ser recorrido, a manera que el sonido es invisible, o lo que no puede acabar de recorrer, o lo que no se recorre sino difícilmente o, en fin, lo que no tiene término, ni límite, aunque sea apto tenerlo por su naturaleza. También existe el infinito por adición o sustracción, o adición y sustracción a la vez.

      El infinito no puede gozar de una existencia independiente, ser algo por sí mismo, y al mismo tiempo ser un objeto sensible. En efecto, si no es una magnitud, ni una cosa múltiple; si es el infinito sustancialmente y no accidentalmente, no debe poder dividirse, puesto que todo lo que se divide es una magnitud o una multitud. Pero si es indivisible no es infinito, a no ser que sea en el mismo concepto que el sonido es invisible. Pero no es de este infinito del que se habla ni al que nosotros nos referimos, y sí del infinito sin límites. ¿Cómo, por otra parte, es posible que el infinito exista en sí, cuando el número y la magnitud de los cuales no es el infinito más que un modo, no existen por sí mismos? Por lo demás, si el infinito es accidental, no podrá ser, en tanto que infinito, el elemento de los seres, así como lo invisible no es el elemento del lenguaje, no obstante la invisibilidad del sonido. Finalmente, el infinito no puede evidentemente existir en acto, porque entonces una parte cualquiera tomada en el infinito sería a su vez infinita, existiendo identidad entre la esencia de lo infinito y el infinito, si el infinito posee una existencia sustancial, y no es el atributo de un sujeto. El infinito será, por lo tanto, o indivisible, o divisible, capaz de ser dividido en infinitos. Pero un gran número de infinitos no puede ser el mismo infinito, porque el infinito sería una parte del infinito como el aire es una parte del aire, si el infinito fuese una esencia y un principio. El infinito es indivisible. Lo que existe en acto no puede ser infinito, porque hay necesariamente cantidad en lo que existe en acto. El infinito es, pues, accidental. Pero explicamos que en tal caso no podía ser un principio, pues el principio es aquello de que el infinito es un accidente, el aire, el número par.

      Tales son las cuestiones generales relativas al infinito; vamos a demostrar ahora que el infinito no constituye parte de los objetos sensibles. Un ser limitado por superficies: he aquí la noción de cuerpo; no existe, pues, cuerpo infinito, ya sea sensible, ya inteligible. El número mismo, aunque independiente, no es infinito, porque el número, como todo lo que tiene un número, puede contarse. Si pasamos a los objetos físicos, prueba que no existen cuerpos infinitos lo siguiente: un cuerpo infinito no podría ser un cuerpo compuesto, ni un cuerpo simple. No se trata de un cuerpo compuesto desde el momento en que los cuerpos componentes son limitados en número. Es necesario, en efecto, que en lo compuesto

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