La Conquista De Glouster. Enrique Laurentin
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Читать онлайн книгу La Conquista De Glouster - Enrique Laurentin страница 4
“Padre, ¿Qué debo hacer para llegar al grado de ese oficial y ser yo quien sea trasladado sobre ese carro de guerra?”
“Hijo, lo primero es que te conviertas en un Grunter y ya formando parte de las fuerzas, apliques al cargo de oficial” Respondió su padre sin dejar de mostrar interés en la inquietud de su hijo y acercándose a él, mientras imaginaba al joven uniformado en un futuro no muy lejano.
“Es una carrera que exigirá tu disciplina y abnegación, y sé que tienes lo necesario para triunfar”
“He observado cuanto entrenan en los campos del cuartel general y siento entusiasmo al pensar en formar parte de los Grunters” comentaba como pensando en voz alta.
“Mañana te asignaré una misión hijo. Me contaste que la señora que el día de hoy llevó las telas había estado dentro de una vivienda durante su trayecto de regreso a su casa. Entonces voy a necesitar que averigües quien vive allí, cuantas personas y de ser posible a que se dedican quienes allí habitan. Es de suma importancia contar con esa información.
“¡Cuente con eso Padre!” Respondió mientras retomaba las tareas que previamente cumplía.
“Amelia” llamó en voz alta el Sub Comandante Theodore Lewis luego de despedir a la tripulación del carro de guerra y entrar a su vivienda.
“Amor acá estoy” respondió suavemente Amelia secándose las manos sobre el delantal que vestía sobre sus ropas.
Se abrazaron y luego de un beso, él se dirigió a su habitación a sacarse las botas y la pesada chaqueta del uniforme mientras ella se retiraba el delantal para dejar al descubierto su llamativo vestido.
“La tina está lista para ti si deseas darte un baño antes de cenar” Comentó Amelia señalando en dirección del baño.
“Así lo haré deseando tenerte a mi lado en la tina” Respondió su esposo mientras la tomaba de una mano para no permitirle salir.
“Pero iba a terminar de preparar la mesa…”
“La noche será larga y los estómagos podrán esperar”
Ante el agarre de su esposo, Amelia se dejó llevar y se acercó a él, sentándose sobre sus piernas y besándolo en la boca antes de que él pudiera reaccionar, robándole cualquier iniciativa que pudiera tener planificada.
Luego de besarlo se levantó rápidamente y corrió hacia el baño tomando la delantera mientras su esposo permanecía en la habitación quitándose las demás piezas del uniforme antes de dirigirse al baño. Mientras caminaba hacia el baño se preguntaba la razón del gran silencio que provenía del recinto. Al entrar no vio a Amelia, quien segundos después emergió del agua de la tina entre risas y chapoteos.
La expresión facial de Amelia causó una gran sorpresa a Lewis quien inmediatamente profirió grandes carcajadas al ver el color rojo de la cara de su amada casi ahogada de esperar oculta bajo el agua.
Amelia arrojo agua con ambas manos sobre su esposo antes de que el lograra entrar a la tina.
Ya tranquilos y disfrutando del baño Amelia comenzó a contarle a Theodore sobre su día y la visita intempestiva que le había dispensado Lexi.
“Hoy vino Lexi a visitarme, me quería alertar acerca de una invitación que me hará Ava para que compartamos una tarde de café en los próximos días”
Theodore volteó a verla directamente a los ojos con asombro conociendo los riesgos que implicaba que ella se reuniera con la esposa del Sub Comandante Dartnell, por la fama que tenía de ser una mujer inquisitiva y que manipulaba todas las situaciones hasta obtener cualquier fin que persiguiera.
“Debes ser muy cuidadosa cuando hables con ella, pues tiene la capacidad de Manipular a las personas hasta obtener lo que sea que ande buscando”
“No te preocupes amor, como la perfecta ama de casa que soy, solo se hablar sobre los quehaceres del hogar” le contestó guiñándole un ojo.
“De cualquier manera no le des ningún detalle de nuestras vidas o de nuestros sueños y deseos, hazle sentir que tenemos una vida aburrida e insulsa en comparación a lo que puede ser su vida personal” le instruyó Theodore a Amelia.
Theodore arrojó de improviso una gran cantidad de agua sobre Amelia tomándola desprevenida y dejándola boquiabierta buscando recuperar la respiración.
Capítulo Tres
El Sub Comandante Arthur Cross preparaba un reporte detallado de los problemas acaecidos con algunos comandantes de combatientes que se habían revelado pretendiendo deponer al Comandante General de esa ciudad. Todo había sido muy rápido pero igual de rápido se retomó el control de la ciudad, evidenciándose con esa acción que las fuerzas leales eran superiores a las fuerzas rebeldes. Se adelantaban ahora todas las indagaciones necesarias para develar si todos los participantes habían sido tomados prisioneros o si quedaba alguno infiltrado dentro de las filas de los leales.
Las instrucciones fueron precisas y exactas con respecto a la condena que recibirían los involucrados, sería una condena aleccionadora para todos los miembros de componentes militares o policiales, sin embargo el hermetismo que consiguieron durante las investigaciones preliminares hacía suponer que había sido un hecho aislado y que solo involucró al reducido número de oficiales que ya estaban detenidos.
“Jamás supe de un golpe de estado exitoso que involucrara a solo 3 Comandantes de Combatientes con una docena de tropas participando”. Comentó agriamente el Sub Comandante Arthur Cross al recibir los detalles de las investigaciones adelantadas, sin dejar entrever su suspicacia al respecto de esa aventura. El movimiento subversivo había sido ciertamente rápido pero sin fuerza, sin embargo habían llegado hasta las instalaciones adónde pensaban se encontraba el Comandante General de la ciudad, les había fallado la inteligencia del movimiento llevándolos a un sitio aislado, error que facilitó las acciones desarrolladas por las fuerzas leales para retomar el control de la situación.
“Bienvenido Sub Comandante Theodore Lewis, ¿a que debo el gran honor de su visita? Un viaje de improviso desde Crestor hasta Lambar ha de tener un objetivo importante y preciado de lograr. Siéntase cómo en su propia ciudad.
Levantó una mano el Sub Comandante Arthur Cross hacía un Guardia de Comando quien acudió inmediatamente al llamado. “Traiga una jarra de vino y dos copas.”
“Muy bien Lewis, soy todo oídos”
“Estimado Sub Comandante he venido desde Crestor para obtener detalles acerca del levantamiento ocurrido acá, nos llegó la información y no escatimamos ningún detalle que pueda servirnos para mejorar nuestra inteligencia en el caso de nuestros Comandantes de Combatientes y nuestros Grunters, además de permitirnos prevenir cualquier falla que podamos presentar con nuestros oficiales o tropas.”
“En realidad y de acuerdo a la información que hemos recabado, parece que fue más una aventura pretendiendo deponer al Comandante General Jhon Franco, sin embargo no contaban ni con el personal suficiente, ni con las armas