La Conquista De Glouster. Enrique Laurentin

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La Conquista De Glouster - Enrique Laurentin

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buen apetito a usted mi honorable visitante.”

      Ya finalizado el almuerzo, ambos Sub Comandantes compartieron cuentos de la academia mientras terminaban de consumir el vino que quedaba sobre la mesa.

      “¿Y qué otra actividad tiene programada para cumplir en Lambar? Y por supuesto ¿Cómo puedo ayudarle? ¿Necesita alguna escolta, alojamiento o cualquier cosa?”

      “Muy amable de su parte Cross, solo requiero alojamiento por los próximos dos días para visitar a algunos amigos que viven en esta ciudad.”

      “Hecho.”

      Luego de haber compartido el almuerzo el Sub Comandante Cross se excusó para retirarse a su comando a atender los asuntos inherentes a su cargo mientras preguntaba nuevamente si necesitaría algún escolta que le acompañara por la ciudad.

      “Cross no intentes enseñarme como estar seguro en Lambar pues he estado acá más veces de las que imaginas, pero nuevamente muchas gracias. Lo que queda pendiente es saber adónde me alojaré estas dos próximas noches”

      “Hostería Juliette, allí le atenderán cuando usted llegue, ya todo está coordinado.”

      “Nuevamente siéntase en su casa.”

      Concluyó con un fuerte estrechón de manos y un saludo marcial posterior que fue correspondido inmediatamente por el Sub Comandante Lewis.

      Capítulo Cuatro

      El agudo sonido de la campanilla de la entrada alertó a Amelia quien a través de la mirilla disimulada que había sido instalada por su esposo observó el no muy agradable perfil de Ava escudriñando todo lo que había en el frente de la casa. Amelia se apresuró a responder, mientras recordaba todo lo conversado con Lexi en su visita durante días pasados.

      “Un momento por favor”

      Luego de un breve momento y ya habiéndose librado del delantal que portaba previo a la llegada de Ava, Amelia abrió la puerta fingiendo una gran sorpresa.

      “Ava, pero que inmensa sorpresa recibirla en mi humilde morada”

      “Gracias Amelia estaba apreciando sus hermosas plantas. ¿Puedo pasar?”

      “Por supuesto que sí. Considérese mi invitada de honor”

      Respondió Amelia, indicándole a Ava por dónde dirigirse a través de la casa hasta un patio lateral con el ambiente perfumado a azahar adónde había una hermosa mesa campestre con sillas de espaldar labrado ubicada debajo de una amplia sombrilla.

      “Que hermosa estancia” expresó con evidente sorpresa Ava, quien nunca antes se había aventurado a visitar a Amelia a quien consideraba una mujer dedicada únicamente a su hogar.

      “Muchas gracias, considero que este es un pequeño paraíso que me regaló mi esposo cuando nos mudamos a esta casa desde los campos remotos. La vida de los combatientes es por demás abnegada pero cuenta con sus bien merecidas bondades.”

      “Ciertamente Amelia.”

      “Sí me dispensa, debo ir a alistar el agua para una infusión y traeré biscochos de frutas para acompañarnos mientras la atiendo”

      “Adelante Amelia, sin embargo no debes molestarte, gracias.”

      Amelia se retiró a la cocina y coloco al fogón un caldero conteniendo agua, bayas de saúco secas, una pequeña porción de mirtilo, flores secas de hibisco, bayas secas de espino blanco y una porción de ralladura fina de naranja.

      Tomó un tamiz de tela suave y una vasija, mientras que sobre una bandeja colocó dos tazas, dos cucharitas una jarrita de miel y un plato con diez biscochos alargados en forma de listoncillos de madera color chocolate punteados de pequeñas porciones de frutas, para dirigirse hasta la estancia y dejar todo allí en espera de la infusión que se preparaba en ese momento.

      “Nuevamente esta es una muy agradable sorpresa, pues por lo general no recibo muchas visitas en mi casa. La s personas están muy ocupadas con sus propias vidas y tienen el tiempo comprometido en sus propios quehaceres.”

      “Tiene razón Amelia, sin embargo suelo romper las rutinas y hacer cosas nuevas que me permitan compartir con diferentes personas de nuestra ciudad de manera inesperada.”

      “Sobretodo inesperada, pero a la vez muy grata su visita para mí que me dedico en cuerpo y alma a mi hogar y a mi esposo.”

      Se retiró Amelia a la cocina y tomo el caldero cuyo contenido ya hervía, luego coló cuidadosamente todo el contenido y el aroma frutal invadió el ambiente, luego se dirigió a la estancia perfumada a azahar y el aroma de la infusión se mezcló con el aroma original y creo una combinación de olor por demás refrescante y cautivador que llamó la atención de Ava, quien hizo un ademan cerrando sus ojos y moviendo levemente su cara hacia arriba mientras aspiraba el delicioso aroma.

      “Amelia está comenzando a cautivar mis sentidos con esa deliciosa y desconocida mezcla de aromas, me obligará a visitarle con más frecuencia. Quizá el resto lo hagan esos tentadores biscochos que siento que están ansiosos por ser comidos.”

      “Ja, ja, ja, rió Amelia mientras pensaba que no le agradaba la sugerencia y comenzaba a verter la infusión en ambas tazas. En un momento le explicaré como disfrutar de la infusión y los biscochos para que nunca más olvide esta grata experiencia.”

      “Ya la estoy disfrutando y ni siquiera los he probado.”

      Al finalizar, Amelia le recomendó mezclar solo 1 cucharadita de miel con la infusión, para dar pequeños mordiscos a los biscochos y una vez triturados dentro de la boca, tragarlos y beber un sorbo de la infusión para inundar el paladar y disfrutar de los sabores resultantes antes de tragarla.

      “¡Huuuum!, realmente delicioso Amelia, me temo que tendrá que confiarme los secretos de su cocina”

      “Secretos de Tradición familiar”

      “Muy bien Amelia mi visita de hoy está motivada por el deseo que le manifesté en días pasados a Lexi, con quien suelo asistir al “Café Antiguo Crestor” adonde solemos compartir una delicia que allá preparan llamada “Vigoroso” y que para gran pesar de ellos acaba de ser destronado como lo mejor que había probado en mi vida. Solo me pregunté varias veces a mí misma, y ¿por qué no incorporar a Amelia a nuestras escapadas de la rutina?, ¿por qué no alejarla un poco de sus oficios del hogar y que disfrute una pausa tal y como solemos hacer nosotras? Esperando lógicamente no ponerla en aprietos con su esposo o nadie de su familia, claro está.”

      “Esa es una excelente idea, me encanta y me siento honrada de que así lo proponga. En mi hogar mantengo una comunicación muy franca y directa con mi esposo y él me ha insistido en varias oportunidades que debo salir de casa, que debo socializar más con la gente, sin embargo, es mi naturaleza, quizá mi crianza influyó en que sea yo una mujer reservada y a quien quizá perciban con aires de autoridad.”

      “Está bien cada quien es cómo es y eso se respeta. Pero, ¿le parece que la propuesta de acompañarnos le satisfaría?”

      “Por supuesto que sí, cuenten con mi participación como nueva miembro de sus ¡escapadas de rutina!”

      Al instante Ava terminó

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