Instituciones, sociedad del conocimiento y mundo del trabajo. Gonzalo Varela Petito
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La experiencia internacional y la aplicación de múltiples políticas y programas orientados al fortalecimiento de una nueva estructura institucional, basada en criterios de evaluación de resultados e impactos económicos y sociales, permite a los lectores valorar qué tendencias se consolidarán en la sociedad durante los próximos años; también reflexiona sobre qué oportunidades pueden tener los países latinoamericanos, y qué medidas se deben adoptar para asegurar el desarrollo tecnológico con una visión de crecimiento integral. La falta de innovación no es sólo un problema relacionado con el crecimiento económico, para que la innovación sea asimilada por la sociedad se requiere de recursos humanos capaces de incorporarse a la resolución de los nuevos desafíos. Lo que está en juego es más profundo, ya que se refiere a qué tipo de sociedad se quiere y qué tipo de medidas e iniciativas son necesarias en las esferas de lo público, lo privado y lo social, para incorporar el conocimiento al bienestar de la sociedad.
Desafíos planteados en la construcción de la sociedad del conocimiento
La creación de una agenda de prioridades para la investigación, si bien es una tendencia que aparece en casi todos los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE, 2003),[1] su operatividad efectiva es un proceso complejo que depende: a) de la conformación del sistema de innovación; b) del papel jugado por el sector público en la orientación estratégica para impulsar el desarrollo científico del país; c) del espacio ocupado por la comunidad científica para utilizar un margen de acción y plantear propuestas innovadoras para el desarrollo de las áreas del conocimiento y de organización de las actividades científicas; e) del grado de vinculación con los sectores productivos, y d) del peso de la sociedad civil para incidir en la pertinencia social de la investigación.
El contexto global actual se caracteriza por la utilización de factores intangibles y de conocimientos tácitos e informales en las actividades productivas y relacionales. La capacidad de liderar esos procesos de acumulación e incorporación de conocimientos es lo que ha llevado a los países integrantes de la OCDE a invertir en programas de investigación y desarrollo (I&D), y a readaptar estructuras académicas y de relación con el sector productivo que buscan, a través de la creatividad, la innovación, la flexibilidad y la articulación en redes, y la consolidación de oportunidades para nuevos desarrollos.
El incremento del gasto en I&D es una prioridad en la mayoría de los planes de desarrollo de los países integrantes de la OCDE. La Estrategia de Lisboa 2000, documento guía de la política europea de ciencia, tecnología e innovación, conformó una opción para acelerar la transición de la Unión Europea hacia una economía basada en el conocimiento, por contener un abanico de acciones (el establecimiento de metas concretas de políticas tecnológicas, la adaptación de políticas de empleo y del mercado de trabajo, y la reforma del sistema de seguridad social) coherentes y complementarias, cuya finalidad sería mejorar el posicionamiento competitivo en la Unión Europea e incrementar el bienestar económico y social de sus integrantes. Al mismo tiempo, ha establecido como meta para el año 2010 invertir el 3% del producto interno bruto (PIB) en investigación, e incrementar la cuota que financia el sector privado de tal modo que, para el mismo año, ella deberá alcanzar a dos tercios del total.
Para incentivar una sociedad del conocimiento, la Unión Europea ha creado los programas multiactores y multidimensiones, novedosos instrumentos que se caracterizan por definir las prioridades para la organización de la investigación y la planeación de recursos económicos, estos últimos, no siempre abundantes a mediano y largo plazos. Tales programas presentan una serie de rasgos significativos:
1 a) Reestructuran y promueven programas para la organización y financiamiento de proyectos de investigación en áreas innovadoras del conocimiento, en el fortalecimiento de la competitividad nacional, y en la atención a demandas sociales; acciones que estimulan un enfoque multidisciplinario para enfrentar los problemas de la investigación.
2 b) Permiten la construcción de una nueva gobernabilidad basada en prioridades para la investigación, lo que exige una selección temática y/o áreas problemáticas para mejorar el desarrollo de la sociedad, la formación de jóvenes, y la gestión y financiamiento de diversos proyectos.
3 En este punto es importante señalar que la determinación de prioridades no sólo define áreas de investigación, también establece un compromiso de participación tanto de las autoridades del sector de ciencia, tecnologías e innovación, como de los grupos de investigación e instituciones involucradas en llevar a cabo tales propuestas. Priorizar permite identificar objetivos creíbles, aceptados y compartidos colectivamente por todos los actores del proceso. Por lo tanto, el establecimiento de prioridades es, en sí, la construcción de acuerdos sociales que involucran a funcionarios del sector tecnológico, a legisladores, a la comunidad científica, al sector privado y a los distintos grupos de la sociedad civil, los cuales, a fin de cuentas, son usuarios y beneficiarios del conocimiento. Como todo acuerdo social, existen intereses coincidentes y divergentes, por lo tanto los nuevos instrumentos tienen la virtud de la flexibilidad para incorporar cambios y readaptaciones.
4 c) El fomento de la investigación multidisciplinaria e interinstitucional como tema central de las políticas en ciencia y tecnologías de la información para desarrollar la sociedad del conocimiento. Y, como parte de este aspecto, la creación de múltiples organizaciones más o menos flexibles: algunas transversales a las universidades y los centros de investigación (redes de excelencia) ejemplifican un doble movimiento de políticas top-down y botton-up (de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo).
5 Entre las nuevas organizaciones que han surgido para coordinar la diversidad de fondos destacan las Redes de Excelencia (Canadá), los Centros de Competencia, (Austria, Suecia, Alemania), los Centros Colaboradores para la Investigación (Francia, Holanda, País Vasco, Bélgica, programa Partners UK), y los Consorcios para la Innovación (Chile, Colombia, México). Todas plantean la creación de una cultura de relaciones que se base en la evaluación de los resultados obtenidos en los proyectos de investigación de frontera del conocimiento integrados, en algunos casos, por investigadores que provienen de distintas instituciones, pero que unen esfuerzos para culminar un proyecto con plazos determinados.
6 d) En el nuevo modelo, la investigación es concebida como un proceso interactivo complejo que resulta en contribuciones creativas y originales en un área del conocimiento para lograr la excelencia. Se enfatiza: i) la estrategia de coordinación del proyecto de investigación (definición de una agenda de investigación y los procedimientos para hacerla efectiva), lo que incluye la creación de masa crítica para investigadores y jóvenes en formación con el fin de favorecer el aprendizaje y el incremento de la especialización; ii) la definición de una plataforma de colaboración entre investigadores y actores no académicos que permita la coordinación de los apoyos financieros provenientes de múltiples fuentes, y el desarrollo de una infraestructura de investigación (indicadores, bases de datos, entrenamientos virtuales), iii) la posibilidad de realizar contribuciones pioneras referidas a la innovación y la determinación de políticas que abarquen una perspectiva europea, nacional y regional.
Principales retos de la sociedad del conocimiento en el diseño de las políticas en ciencia y tecnologías de la información (CTI) en América Latina
El presente libro contiene cuatro partes que suman 11 capítulos. En la primera, “Sociedad del conocimiento, sociedades innovadoras, nuevas tecnologías y economía de la información”, se exponen las aportaciones en torno a la sociedad del conocimiento y sus principales componentes o conceptos