Enigmas de las Américas. David Ramirez
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Figura 1. Opera. Legatio bauilonica. Occeani decas. Poemata Epigrammata, Pedro Mártir de Anglería, 1511. Cortesía de Biblioteca Capitular de Palencia
En carta se plasmó la evolución de los descubrimientos en 1514, es decir, reunía todos los apuntes de pilotos que habían viajado a aquella región hasta el momento. La fecha de realización no es segura, pero se puede suponer que fue posterior al nombramiento de Juan Rodríguez de Fonseca como obispo de Burgos, hasta el 5 de julio de 1514 (Sagarra Gamazo, 2009). En ese momento ya habían llegado las noticias de Vasco Núñez de Balboa sobre el descubrimiento del Mar del Sur. La versión más completa, la de Palencia, contiene los perfiles de las costas reunidos, pero no la parte de Vasco Núñez (Varela Marcos, 2005).6
En este momento surgen dos interrogantes: ¿por qué no aparece la información del Mar del Sur en el Padrón Real de finales de 1514 si fue un descubrimiento primordial en la política que perseguía España desde 1492? e ¿influyó en este silencio la expedición de Elcano y Magallanes en 1519 en busca de una ruta por el sur?
La primera referencia cartográfica que se tiene sobre este descubrimiento se encuentra en un mapa atribuido a Jorge Reinel y datado en 1519. Es un mapa manuscrito en portugués, donde se puede apreciar que la denominación otorgada al descubrimiento de Vasco Núñez de Balboa es “Mar visto pe los castelhanos” y no Mar del Sur. Este portulano es interesante, ya que aparece en 1519, cuando tuvo lugar la expedición de Magallanes y Elcano, y porque la fuente es portuguesa. Esta información induce a pensar que en ese año la Corona portuguesa ya conocía los avances de los castellanos, y que probablemente habían visto un plano donde se situaba ese mar. Se pone en duda la fecha, porque en 1519 se encontraban tanto el cabeza de familia, Pedro Reinel, como el hijo, Jorge Reinel, trabajando en Sevilla, realizando una carta sobre las Molucas, para el emperador Carlos V (Denuce, 1908, pp. 38-39) (Figura 2).
Figura 2. Mapa manuscrito, Jorge Reinel, ha. 1519. Cortesía de Valdeperillos Fuente de dominio público
La siguiente referencia interesante es la Carta Anónima que se conserva en la Herzog August Bibliothek, de Wolfenbuttel.7 Es un mapa manuscrito en pergamino, datado entre 1522-1523. ¿Por qué esperar tanto tiempo para reflejar en los Padrones Reales este descubrimiento? Sobre esta carta se han realizado algunos estudios muy interesantes. Entre ellos debemos destacar el de Richard Uhden, en 1938; de Luisa Martín-Merás Verdejo, en el catálogo de la exposición “Carlos V: la náutica y la navegación”, que tuvo lugar en el Museo de Pontevedra, en 2000 (Martín-Merás Verdejo, 2013), y el más reciente, el de Sanz Hermida, en 2013, por la conmemoración del V Centenario del descubrimiento del océano Pacífico (p. 67).
Lo primero que llama la atención es el adorno central de la representación: una rosa de 32 puntas que marca vientos y medios vientos, y se encuentra bajo el rótulo “Dabaiba y su leyenda ajena”. De los 32 rumbos que salen de ella, 12 llevan rosas; ninguna está adornada. Otros 12 puntos se adornan con otras rosas de los vientos, más pequeñas, y de las que salen 32 rumbos sobre los que se construye la carta. Otro detalle que no debe pasar por alto, ya que es la cuestión central, es que en el mapa el espacio geográfico representado se centró exclusivamente en el Caribe, sus islas y parte de la costa atlántica de América del Sur, desde la isla de Trinidad a 28º latitud sur, Mesoamérica y la Florida de Juan Ponce de León. Únicamente se hace referencia a las líneas de costa y se omite todo tipo de representación adicional como la hidrografía, a excepción de algunos sistemas montañosos. La costa está dibujada con una línea amarilla, de trazado anguloso. Las islas se colorean en rojo, verde y azul, tal como se venía haciendo en muchos portulanos anteriores. Generalmente, representaban islas imaginarias hasta el portulano de Juan de la Cosa. La decoración de este portulano es sencilla, a diferencia de otros que se presentaban a la Corona.
La zona de la isla de Cuba se representó de forma imprecisa. Sin embargo, la zona en la que se representa a la Florida y sus alrededores fue bastante acertada (a 25,5° de latitud norte, aunque la correcta sea 24,81°), lo que indica que lo realmente importante del mapa eran los últimos descubrimientos. La península de Yucatán se dibuja como una isla sin cerrar junto a la Insule del Real y otra sin nombre, y otro archipiélago al lado de Bassi Dellasscension. Las posiciones del cabo San Agustín y Cabo Frío son exactas, a 8º de latitud sur y 30,5º de latitud sur, tal y como se marcó en el descubrimiento de Vélez de Mendoza en 1501.
De las cinco leyendas que contiene el mapa, tres se relacionan con el descubrimiento de Núñez de Balboa. La primera aparece debajo de Venezuela, donde se lee Dabaida y Sic quedam Regina dominatrix cuius imperio plumiri populi praemuntur multi auri ditissima.8 Debemos recordar que Dabaide es el pueblo del cacique a donde llegó Vasco Núñez de Balboa y desde donde partió en busca del Mar del Sur. La segunda leyenda alude al mar recién descubierto por Vasco Núñez, pero en lugar de poner Mar del Sur aparece Occeanus Occidentali qvi cvm meridionali coivngitvr. La tercera inscripción reza Castigia del oro, que es el nombre por el que se cambió el Darién una vez que Balboa informó de las riquezas que existían en esa parte y que luego pasó a ser del dominio de Pedrarias Dávila.
Estas tres leyendas ofrecen información sobre cómo se organizaron los viajes realizados hasta el momento. En otras palabras, es un Padrón Real que tenía por objeto señalar qué había descubierto cada capitán en el Caribe, porque a esta parte fueron muchos descubridores de manera simultánea y hubo un sinnúmero de acusaciones y pleitos, tal como demuestran los problemas judiciales entre Balboa, Enciso y Pedrarias Dávila (Aram, 2008).
Esta teoría queda demostrada en cuanto se especifican los resultados de la expedición de Balboa al Dabaide, de la que dio cuenta por carta el 20 de enero de 1513 y de donde salió el nombre de Castilla del Oro. De nuevo aparece su último hallazgo, el del Mar del Sur, aunque aquí es denominado Océano Occidental, nombre que recibió por carta en marzo de 1514, y en la cual se pedían más hombres para seguir la expedición. Además, se diferencia su parte de otra que surge a continuación y que es la zona descubierta por Andrés Niño en 1522, la Costa de Tamao. No se indica, tal como señaló Sanz Hermida, ni la ciudad de Santa María