Aprender a ver cine. Juan Francisco González Subirá

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Aprender a ver cine - Juan Francisco González Subirá Cine

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esencia del cine es la imagen móvil (los fotogramas: planos y secuencias) y necesita, en cuanto filmación, un espacio, y, en cuanto narrativa, un discurso temporal.

      Sin la mirada de los espectadores no hay cine, porque no hay dinamismo y no hay procesos de identificación dramática. Como en todo lenguaje, hay un emisor... Pero es imprescindible el receptor: el público.

      Como todas las artes el cine vive de contrastes: hacen falta hombres malos, como ejemplo de malos principios, tanto como hombres buenos para ilustrar los principios heroicos.

      El cine se puede clasificar de muy diversas formas, teniendo en cuenta que toda clasificación consiste en una serie de criterios y rasgos diferenciales para entender y estudiar mejor una disciplina.

      El séptimo arte se presenta desde su nacimiento bajo distintos géneros. La clasificación de las películas por géneros no pretende ser hermética y admite la mutua influencia de los géneros entre sí, de tal manera que una misma película puede integrar elementos de distintos géneros cinematográficos.

      Los géneros sufren los cambios de los gustos estéticos y de las costumbres de los tiempos por parte del público. Así, hay momentos de esplendor y momentos de poca popularidad en la mayoría de los géneros.

      Hay tradicionalmente tres elementos distintivos para clasificar cada película en un género:

      — Un asunto básico (trama argumental determinada que en sus rasgos esenciales aparece en las películas del mismo género).

      — Unas preocupaciones temáticas (interés por comunicar determinadas tendencias ideológicas).

      — Una iconografía propia (forma peculiar de utilizar los recursos cinematográficos: movimientos de cámara, guión, etc.).

      Por tanto, no basta con una visión superficial de la película, sino que hemos de adentrarnos en las profundidades de la misma, para conocer mejor en qué género nos estamos moviendo. De esta forma descubriremos que los géneros están abiertos a la realidad desde una coherencia interna claramente definida en sus rasgos fundamentales: cada género no excluye a los otros, sino que se complementan.

      Ni siquiera las distinciones estilísticas son suficientes para identificar un género. Los planos largos, impuestos por los grandes espacios luminosos, se encuentran tanto en los westerns como en las películas de romanos; las atmósferas urbanas, sombrías y lluviosas, que conllevan encuadres asfixiantes de interiores y diálogos intensos, caracterizan tanto al thriller como a determinado cine de ciencia-ficción, como a ciertas películas dramáticas.

      Un indicador de género muy importante es el inicio del filme: el análisis de los primeros planos de la narración constituye un momento privilegiado para identificar los rasgos de determinados géneros cinematográficos.

      Otros elementos que también se constituyen en indicadores de género son: el fondo visual, la música, el decorado, la escala de planos y el orden narrativo de la primera secuencia, la presencia o ausencia de voz en off, determinadas diégesis y elipsis, etc. La unidad interna de estos elementos es importante en la medida en que atrae la atención del espectador sobre su disposición cinematográfica.

      Todas las producciones se mueven en un amplio espectro de finalidades e intenciones, que van desde factores exclusivamente económicos (con sus particulares reglas de juego narrativo, temático, técnico, etc., que haga más comercializable el producto), hasta obras cuya única intención sea de orden estético.

      El siguiente criterio de clasificación de las obras cinematográficas se fundamenta en la naturaleza de la película como obra de expresión o lenguaje, que precisamente da lugar a distintos tipos de narrativas. Esta clasificación también considera las diferentes finalidades de los autores al realizar sus obras cinematográficas.

      La propone Nazareno Tadei y es necesario considerar que en ella cada género admite múltiples subgéneros: cuando en una película determinada no predominan los rasgos identificativos de ningún género cinematográfico en particular, se habla de subgénero. Cada subgénero integra características de distintos géneros, y permite establecer algunas subdivisiones en cada género cinematográfico. El thriller, por ejemplo, permite distinguir entre thriller judicial, el de temática mafiosa, el thriller de psicópatas, etc. En el drama cabe destacar los subgéneros de temática escolar (El profesor Holland, Rebelión en las aulas, El Club de los poetas muertos) y los de temática carcelaria (Cadena perpetua, La milla verde, Pena de muerte, Condenada). La clasificación de Nazareno Tadei no es la que decide la estructura de este libro, pero sí permite profundizar en el alcance dramático y educativo de cada uno de los géneros considerados a lo largo de sus páginas.

      — Obras de libre expresión

      Se caracterizan por el hecho de que el autor realiza la obra para expresar cualquier aspecto de su mundo interior, sin prefijarse particulares finalidades funcionales, o que adecuen, documental o históricamente, el material narrativo del que se sirve para su expresividad. Estas consideraciones son válidas también para aquellas obras que se inspiren en hechos o personajes reales, pero reelaborados libremente, sin pretender reconstruirlos. Ejemplos: Misterioso asesinato en Manhattan, Mars Attacks.

      — Obras de evasión, espectaculares, comerciales

      Se caracterizan por buscar especialmente el éxito comercial, y por lo tanto, porque tratan de ofrecer aquellos ingredientes que, de hecho, convencen al gran público para comprar la entrada: son los factores comerciales debajo de velos culturales, ideológicos, etc.

      No pueden ser confundidas con las obras «espectaculares» que pretenden transmitir una comunicación de otro tipo: westerns, comedias, musicales, thrillers, etc. Ejemplos: Man in Black, Con Air, La Roca, Heat…

      — Obras de reconstrucción histórica

      Tratan de reconstruir con personajes, costumbres y escenarios ficticios, acontecimientos reales. La idea del autor será principalmente la de adecuación histórica, aunque se plasme de acuerdo con la sensibilidad personal del autor. Ejemplos: 1492: La conquista del paraíso, Platoon...

      — Obras documentales

      Pretenden dar a conocer una realidad objetiva, sin añadir nada ficticio. Muchas veces estas películas sufren deformaciones ideológicas (políticas) que distorsionan la realidad sobre la que pretende ilustrar el cine documental. Ejemplos: JFK, Blackhawk derribado...

      — Obras didácticas

      Propiamente todas las películas tienen una finalidad didáctica o educativa, pero en algunas películas es especialmente significativa su intencionalidad pedagógica y moral: son aquellas cuya finalidad es «enseñar» sobre cualquier materia utilizando los particulares recursos del lenguaje cinematográfico. Ejemplos: El Club de los poetas muertos, Una historia del Bronx, El indomable Will Hunting...

      — preocupación por el individuo dentro de una estructura política, donde es interpelado como miembro de una colectividad.

      — la preocupación por la identidad de la persona humana, que lleva en último término a cuestionar el sentido de la vida.

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