Diagramas y Polifonías. Experiencias de Pensamiento. Óscar Pulido Cortés
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La práctica y la pedagogía
Según Espinel y Heredia (2017), la práctica puede estudiarse desde diversas ópticas según los cuestionamientos que surjan en relación con ella en una investigación. En el plano de lo educativo, la práctica es comúnmente concebida como la puesta en escena en el aula de clase de unos principios teóricos que surgen del ideal de sujeto que se espera formar en la escuela, pero no se limita a eso. La práctica, además, es el nicho donde los actores educativos, a partir de la realidad, recrean nuevas posturas y recurren a otras posibilidades pedagógicas.
Desde los aportes de Foucault (como se citó en Castro, 2005), se retoman tres características de la noción de práctica que posibilitan su estudio: homogeneidad, sistematicidad y generalidad.
Las tres características determinan los elementos que se deben tener en cuenta al analizar las prácticas de los maestros en Filosofía e Infancia, y los materiales educativos que de ellas emergen. Estas prácticas, al estar cargadas de una intencionalidad educativa, tienen una conexión directa con la pedagogía. Así, la categoría práctica pedagógica, propuesta por Zuluaga (1999), permite entender que, a partir de la práctica, los maestros se vinculan con los conocimientos y que se generan modos de actuar en la escuela. Es una categoría que permite analizar cómo el maestro traslada los saberes al aula de clase, cómo su proceder se ve influido por el contexto histórico y cultural y cómo los estudiantes y demás actores educativos se involucran y participan de esas prácticas, y construyen sus respectivas formas de apropiación. De esta manera, la práctica pedagógica es un campo de estudio que le permite al maestro movilizarse del discurso a la práctica y de la práctica al discurso, a través de la reflexión que lo conduce a la configuración de otros saberes.
El maestro y los materiales
En esta investigación se comprende que el maestro suscita un recorrido por el saber. Según Kohan (2014), el maestro está para acompañar y provocar la incertidumbre de los estudiantes, buscar otros lugares para ver y leer el mundo, estar en movimiento, buscar el afuera y mantenerse en un constante viaje que permite transitar de un lugar a otro, sin un punto de llegada determinado. En ese viaje se aprende a través de las experiencias y se dan otras formas de reinventar la escuela y las relaciones que allí surgen. En esta medida, es importante reconocer, conceptualizar, sistematizar y visibilizar esas otras formas de habitar y de proceder en la escuela. Pineda (2016), sobre la labor del maestro, afirma:
Solo se trata de estar allí, de acompañarlos en sus dudas y en sus desafíos, en sus preguntas y en sus hipótesis… y celebrar con ellos cada pieza que encuentra por fin a aquella con la que ha logrado casar de alguna manera (tal vez nunca casen definitivamente, tal vez mañana aprendamos que todo fue un error, pero que la verdad se construye a través de todos esos intentos). Acompañar a los niños en la búsqueda de relaciones de sentido se traduce en la tarea del maestro. (p. 8)
En cuanto a las prácticas del maestro, se evidencia la relación directa con el uso de los materiales educativos, los cuales, en Filosofía e Infancia, son una nueva mirada en las discusiones sobre la formación filosófica en la escuela y sus apropiaciones didácticas (Suárez & Pulido-Cortés, 2016). A partir de las experiencias generadas en el proyecto, se ha evidenciado que los recursos y materiales educativos funcionan como un espiral de acción que se complementa con la intervención de los actores, maestros y estudiantes involucrados en el proceso. Los materiales se reinventan y se resignifican a partir de los usos que se les den y de las intencionalidades con las que son puestos en juego. De esta manera, el material educativo es un instrumento vacío si no es complementado por los actores del proceso. Por lo tanto, las actividades propias de cada experiencia se consolidan con la utilización y producción de materiales, los cuales son intervenidos y apropiados de acuerdo con los contextos escolares y socioculturales de cada ambiente educativo. En este sentido, Filosofía e Infancia va más allá de la técnica, de los materiales y de los instrumentos, pues abarca la creación, la experiencia y la interacción. No se trata de reducir la práctica al uso de un material como una herramienta de clase, sino como un detonante que provoca el pensamiento y la creatividad de los participantes.
Finalmente, cuando se habla de los materiales educativos en Filosofía e Infancia, se hace mención a un equipamiento de herramientas que abarcan principalmente tres elementos:
Los conceptos que definen y delimitan la perspectiva, los cuales constituyen formas particulares de pensar y abordar el acto educativo.
El reconocimiento de prácticas y experiencias emergentes que movilizan otras formas de pensar diferentes a las establecidas.
El conjunto de objetos usados como dispositivo para propiciar ambientes y experiencias de aprendizaje.
Metodología:
perspectivas diversas para construir un objeto
Este proyecto tiene un enfoque cualitativo. Uno de sus principios es el acercamiento a las experiencias, espacios, tiempos, recursos y sujetos desde sus propias particularidades. El procedimiento corresponde al encuentro analítico e interpretativo de una experiencia pedagógica y filosófica construida e implementada en el departamento de Boyacá. Para Galeano, (2012),
Los estudios cualitativos ponen especial énfasis en la valoración de lo subjetivo y lo vivencial y en la interacción entre los sujetos de la investigación; privilegian lo local, lo cotidiano y lo cultural para comprender la lógica y el significado que tienen los procesos sociales para los propios actores. (p. 20)
Esta perspectiva se une coherentemente con el objetivo de la investigación, que busca caracterizar los discursos, las prácticas pedagógicas y los materiales educativos producidos en la implementación de Filosofía e Infancia en seis instituciones educativas de Boyacá. Esta investigación se enfocó en tres grupos poblacionales:
Maestros de las seis instituciones educativas. Los maestros llevan un proceso de formación y participación activa con las actividades del grupo de investigación.
Cinco niños y niñas, estudiantes de las instituciones educativas, seleccionados al azar, que hayan participado en alguna de las actividades de Filosofía e Infancia propuestas por los grupos de investigación.
Profesores, investigadores en formación, estudiantes de maestría y de pregrado de los grupos de investigación, creadores y organizadores de experiencias como el campamento filosófico y los encuentros de Filosofía e Infancia. Los semilleros están constituidos por estudiantes que se vinculan al proyecto como una experiencia de preparación en investigación.
Para este estudio se implementaron diversas estrategias metodológicas de investigación, organizadas en cuatro momentos:
El primero fue el análisis documental para la fundamentación teórica y la recolección del material creado en el proyecto de Filosofía e Infancia. Se rastrearon tesis, revistas, artículos y libros en bases de datos, bibliotecas digitales y bibliotecas de la región. Se relacionaron las categorías, prácticas, discursos, recursos y espacios. Para la revisión documental se realizó un registro por medio de fichas bibliográficas, en las cuales se anotaron la referencia bibliográfica, el resumen o contenido textual, palabras clave y observaciones (Galeano, 2012).
El segundo, fue la elaboración y validación de los instrumentos, considerado un momento de gran responsabilidad, por lo que se hizo previamente una capacitación a todos los investigadores, en especial a los miembros de los semilleros como