Asumir para transformar. Claudio Rizzo
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Bien sabemos que el Señor nos llama a ser “teleiós” (íntegros, plenos, completos). Paralelamente el autor de la Carta a los Efesios utiliza los términos griegos “aner teleiós”: hombre completo y en esta carta se emplea el termino hedikía: madurez espiritual.
Si buscamos la perfección solo la encontraremos evidentemente en Dios.
Ahora, orientarse hacia la excelencia y trabajar en ella es bueno, completa a los hombres en todo orden: un estudio, una vocación, una profesión, ocupación u idioma…
Pregúntate: ¿Cuáles son tus imperfecciones hoy?, ¿permaneces en estas deficiencias o direccionas tu energía hacia el posible mejoramiento mientras aceptas lo que no puede ser cambiado?
6. “Puedo encontrar significado en situaciones y hechos que involucran sufrimiento o grandes pérdidas”
Quisiera que reflexionáramos en la siguiente frase: “Donde hay insensatez, no hay esperanza, no hay sentido de bendición”.
Es verdad que en los tiempos en que vivimos, relativistas, consumistas, tecnocráticos, secularistas, cuesta mucho ser sensato. Sin embargo, somos “hombres espirituales” y tenemos acceso a otras realidades. Nos enseña el Apóstol Pablo en 2 Co 12 ss: “Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para que reconozcamos los dones gratuitos que Dos nos ha dado. Nosotros no hablamos de estas cosas con palabras aprendidas de la sabiduría humana, sino con el lenguaje que el Espíritu de Dios nos ha enseñado, expresando en término espirituales las realidades del Espíritu. El hombre puramente natural no valora lo que viene del Espíritu de Dios: es una locura para él y no lo puede entender, porque para juzgarlo necesita del Espíritu. El hombre espiritual, en cambio, todo lo juzga y no puede ser juzgado por nadie. Porque ¿quién penetró en el pensamiento del Señor, para poder enseñarle? Pero nosotros tenemos el pensamiento de Cristo”.
Pregúntate: ¿Qué pude aprender de la experiencia de insensatez?, ¿cómo puedo crecer a través de esto?, ¿cómo otros pueden ayudarse a través de esto?, ¿cómo puede Dios glorificarse a través de esta experiencia?, ¿cuál experiencia, sufrimiento o pérdida estás enfrentando en este momento para el que necesitas hallar significado?, ¿cómo piensas que esto puede suceder?
Nos preguntamos, nos respondemos:
ü Sostuvimos que en todo proceso de conversión es necesario hacer una introyección en aquello que llamamos “lo específicamente religioso en el nombre”. Al abrir esa ventana en nuestro análisis por un lado evaluemos el término re-ligioso (unido/ligado firmemente) en relación a nuestra fe en Jesucristo como El Señor de la Vida y nuestra pertenencia a la Iglesia. Tengamos presente el planteo paulino sobre el Cuerpo Místico (La cabeza siempre es Cristo y el Cuerpo cada bautizado y como tal es la Iglesia tanto como Institución divina como Carisma: la Iglesia Don del Espíritu) a diferencia del Cuerpo Real, la Eucaristía. Si apreciamos eclesiológicamente nuestra pertenencia a Cristo por la Iglesia, “lo religioso en el hombre” tendrá una morfología bien definida, es decir, nuestro “ser cristianos en la Iglesia”.
ü Por eso, hoy: ¿Cómo definirías a la Iglesia instituida por Cristo? Desde el punto de vista bíblico. En otras palabras, ¿qué entiendes por Iglesia según la formación recibida hasta nuestros días? Tómate tu tiempo para pensar, recopila lo que te parece que puede ser útil reunir en tu mente según la formación recibida. Si evalúas que tu respuesta es tal vez muy “intimista” – esto es – un conjunto de palabras que puedes llegar a reunir, pero nada claramente definido o que se acerque al concepto de misterio, ten paz y con el tiempo date una oportunidad de poder llegar a darle forma al concepto vivencial y objetivo de Iglesia.
ü Hay otra dimensión que es la espiritual. También entra en lo religioso en el hombre. Es nuestra capacidad de trascendencia en la búsqueda y convivencia sincera de Dios.
ü Lo espiritual está relacionado a la formación que vas dando a tu búsqueda y encuentro con el Señor a través del tiempo. El encuentro fecundo con Dios posee dos dimensiones: una personal y otra comunitaria. La aspiración trascendental es un elemento constitutivo del acto creatural. Sin embargo, la verdadera trascendencia se logra por la Iglesia impulsada por el Espíritu en sus diversas modalidades carismáticas.
ü Considerando lo anterior, ¿cómo calificarías hoy tu encuentro con Dios: sincero, honesto, leal, atrayente, deponente, paupérrimo, auto desafiante, provocativo?
“El que rechaza la corrección se desprecia a sí mismo”.
Proverbios 15, 32
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