La erosión democrática y el contrato constitucional. Ricardo Alejandro Terrile Sierra

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La erosión democrática y el contrato constitucional - Ricardo Alejandro Terrile Sierra

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K”. Sin embargo, vuelve a reiterar la clásica postura peronista en favor del “nepotismo”: Propone la candidatura de su esposa Cristina Fernandez. El fallecimiento de Nestor Kirchner nos tomó a todos por sorpresa. Sin duda fue absolutamente inoportuna. La administración de Cristina Fernandez, acentuó la naturaleza de un populismo de izquierda que había iniciado su antecesor, entregando ocho años después, un país aislado internacionalmente, sin índices de ningún tipo, con una formidable inflación y una enorme y fantástica grieta que separa a la población entre kichnerístas y antikichnerístas. Otros desencuentros.

      Los partidos políticos se mimetizan en frentes electorales. El Jefe de la ciudad de Buenos Aires Mauricio Macri, imagina que gobernar un país es idéntico a una ciudad y se equivoca. Carece de la tradición militante de Alfonsín, Duhalde, Kirchner, Fernandez e incluso el propio De la Rúa. No percibe desde su atalaya, la heterogeneidad de las regiones del país. Improvisa, desplaza a su aliado a espacios menores y fomenta la grieta. El peronismo, por su parte, se debate entre concepciones diferentes. Los kirchnerístas, los peronistas no kirchneristas, los sindicalistas de la CGT; los sindicalistas enfrentados con la CGT, los “gobernadores” peronistas. Unos y otros se culpan de los índices de inflación, del “riesgo país” y de la deuda externa. Inevitables desencuentros.

      Macri se autoimpone la reelección. Pierde. Alberto Fernandez, ex Jefe de Gabinete de Nestor y Cristina Fernandez de Kirchner viuda de Nestor Kirchner, son elegidos Presidente y Vice Presidente de la Nación aglutinando a todo el peronismo en sus diversas vertientes. Lo atípico de la situación institucional esta dado en el hecho que la elección de su compañero de fórmula es de la candidata a Vice Presidente y no del propuesto como Presidente; asumiendo que el desgaste de haber gobernado ocho años no la favorece en las encuestas practicadas casi con devoción.

      La composición del gobierno de Fernandez/Fernandez arroja otra muestra de nepotismo: Cristina Fernandez de Kirchner preside el Senado y el bloque mayoritario del peronismo en la Cámara de Diputados de la Nación, su hijo Maximo Kirchner, quien tampoco se le reconoce militancia activa hasta el fallecimiento de su padre.

      Las presentes reflexiones las comencé a escribir durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio en Marzo de 2020. Repase los desencuentros, las confrontaciones y los hechos que forzaron y desconocieron la constitución, erosiónando súbitamente en algunos casos; paulatinamente en otros, el sistema democrático y sobre todo los principios republicanos.Planifiqué una obra que describe en la primera parte de las reflexiones, el deterioro, la fatiga, el desmoronamiento democrático y los principios republicanos durante generaciones de argentinos desde 1853; seguidamente me interrogué en torno a ¿Qué Hacer? y fui elaborando e individualizando los vicios que son necesarios combatir para volver o en todo caso iniciar, una profunda intropección para educarnos en la tolerancia y en la íntima comprensión que no existe ninguna posibilidad de superar la presente coyuntura si no es juntos. Para ello, es imperioso un nuevo contrato constitucional que nos comprometa a todos y al menos por las próximas tres generaciones a Acuerdos de Gobernabilidad. Atravesamos el aislamiento social desde Marzo de 2020 y los desencuentros se han pronunciado; la grieta se ensancha y las posturas más extremas de cada lado de la grieta, se expresan con creciente agresividad.

      Arrastramos los desencuentros desde el cabildo abierto de 1810 en el que confrontaron tres posturas diferentes detrás de la llamada “Mascara de Fernando VII”. Se repitieron durante las diferentes coyunturas que atravesamos en la guerra por nuestra independencia. La mantuvimos con Unitarios y Federales, con Rivadavia; Rosas, Urquiza en Caseros.

      Todos y cada uno de los desencuentros han minado la democracia, la tolerancia, el disentir responsable. En suma: el desencanto.

      A lo largo de de los últimos doscientos años de historia argentina, hubo dos únicos hechos que configuraron lo que denominamos “contratos de convivencia” y que Rawls denomina Contrato Constitucional: 1860 (después de Pavón) y 1994 (El “Acuerdo de Olivos”): En el primero, los elementos del Estado (Territorio, población y gobierno) se definen, completan e integran después de Pavón (1860), con la incorporación de Buenos Aires. Recordemos que la región más poblada y rica del país estuvo ausente en la Constitución de 1853.

      La segunda experiencia se produjo en 1994, con el llamado “Pacto de Olivos”. La obsesión de Menem por su reelección impulsó un consenso, resistido e imperfecto, que derivó en un contrato constitucional que los propios protagonistas se encargaron de distorsionar.

      Rosario, Febrero 2021

       1. El populismo, enfermedad infantil del peronismo

      El populismo afecta la política de los siglos XX y XXI en nuestro país. La justicia social como factor superador de las libertades públicas impregnó el marco ideológico después de Yrigoyen.

      La inmigración constituyó el origen de la clase obrera en la República Argentina; trajo consigo concepciones vinculadas al socialismo, anarquismo, comunismo, en tanto, muchos de los inmigrantes, efecto residual de la revolución industrial europea, habían sido influidos (1848), la “Comuna de París (1875), los intentos insurreccionales contra el “zarísmo” en 1905 y posteriormente la “Revolución Bolchevique” de 1917 en Rusia. El incipiente industrialismo de la posguerra (1914/1918) se caracterizó como una apremiante expectativa social y una participación más activa de un sector de la sociedad vinculado a lo más postergado social y económicamente del campo y a ciudad y la ciudad, mientras otros sectores se limitaban a observarlos como un fenómeno social de coyuntura.

      La sociología traza el retrato de un mundo social y cultural que presenta características objetivas comunes: personas que viven en barrios periféricos, en zonas industriales o afectadas por su incipiente decadencia, con ingresos inferiores a la media, estudios relativamente incompletos, sometidos al empleador sin contratos ni obras sociales o derechos provisionales. Un conjunto social, despreciado y reducidas a la invisibilidad. En el campo, subsisten posturas feudales en las grandes extensiones que ahogan a pequeños productores que se rebelan en el llamado “Grito de Alcorta”.

      Perón visualizó ese fenómeno al frente de la Secretaria de Trabajo.

      La Ley Saenz Peña (1912) catapultó a Yrigoyen al gobierno, en los períodos 1916/22 y posteriormente a un segundo mandato en 1928. Por su parte, los beneficios de la posguerra 1914/1918 fueron recogidos por Alvear entre 1922/28. El radicalismo interpretó a un importante sector social, mayoritariamente agricola y otro sector urbano que anhelaba participar y ser protagonista electoral en una sociedad que estaba cambiando como consecuencia de una incipiente globalización que se caracterizó por la aparición de las primeras empresas monopólicas y oligopólicas que transformaron los esquemas geopolíticos. Los conservadores, aferrados en sus tradiciones europeas, conscientes que la ley electoral los dejaba en minoría, apelaron al golpe de Estado Cívico/Militar en 1930 y posteriormente al fraude en la llamada “década infame”.

      Perón, educado en la tradición prusiana del ejercito argentino, simpatizó al comienzo de la segunda guerra con los países del eje; sin embargo, alentó la neutralidad hasta pocos días previos a la finalización de la segunda guerra y ello le permitió, frente a una Europa devastada, transformase en un enorme “silo alimenticio”, consolidando las exportaciones y mejorando la condición social de una creciente y enorme población urbana que emigraba del campo a las grandes ciudades.

      Pierre Rosanvallon (“La Contrademocracia”, Editorial Manantial-2015), expone en torno a la anatomía del populismo que la conforman cinco elementos. Refiere que la conforman cinco elementos constitutivos de la cultura política populista: a) una concepción del pueblo,; b) una teoría de la democracia; c) una modalidad de la representación; d) una política filosofica de la economía y e) un régimen de pasiones y emociones.

      El populismo se construyó como una forma de respuesta

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