Retrato de la Lozana Andaluza. Francisco Delicado

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Retrato de la Lozana Andaluza - Francisco Delicado

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fueron mirando por Roma, hasta que vinieron á la judería, y cómo ordenó de poner casa.

      Loz. ¿Por dó hemos de ir?

      Ramp. Por aquí, por plaza Redonda, y verés el templo de Panteon, y la sepultura de Lucrecia Romana, y el aguja de piedra que tiene la ceniza de Rómulo y Rémulo, y la Coluna labrada, cosa maravillosa, y veréis setemzoneis (sic), y reposarés en casa de un compañero mio que me conoce.

      Loz. Vamos, que aquel vuestro tio sin pecado podria traer albarda, ella parece de buena condicion, yo la tengo de vezar muchas cosas que sé.

      Ramp. Deso os guardá; no vezeis á ninguna lo que sabeis, guardadlo para cuando lo habréis menester, y si no viene vuestro marido, podréis vos ganar la vida, que yo diré á todas que sabeis más que mi madre, y si quereis que esté con vos os iré á vender lo que hiciéredes, y os pregonaré que traés secretos de Levante.

      Loz. Pues vení acá, que eso mismo quiero yo, que vos esteis comigo, mirá que yo no tengo marido, ni péname el amor, y de aquí os digo que os tomé vestido y harto como barba de rey, y no quiero que fatigueis, sino que os hagais sordo y bobo, y calleis aunque yo os riña y os trate de mozo, que vos llevaréis lo mejor, y lo que yo ganáre sabeldo vos guardar, y veréis si habrémos menester á nadie: á mí me quedan aquí cuatro ducados para remediarme, id, compráme vos soliman, y lo haré labrado, que no lo sepan mirar cuantas lo hacen en esta tierra que lo hago á la cordobesa, con saliva y al sol, que esto dicen que es lo que hace la madre á la hija, esotro es lo que hace la cuñada á la cuñada, con agua y al fuego, y si miran que no falte, ni sé qué me sería bueno, y desto haré yo para el comun, mas agora he menester que sea loada, y cómo la primera vez les hará buena cara siempre diré que lo paguen bien que es de muncha costa y gran trabajo.

      Ramp. Aquí es el Aduana, mirá si querés algo.

      Loz. ¿Que aduanaré? vos me habés llevado la flor.

      Ramp. ¿Veis allí una casa que se alquila?

       Loz. Veámosla.

      Ramp. Ya yo la he visto; que moraba una putilla allí, y tiene una cámara y una saleta, y paga diez ducados de carlines al año, que son siete é medio de oro, y ella la pagaba de en tres en tres meses, que serien veinte é cinco carlines por tres meses; y buscarémos un colchon y una silla para que hincha la sala, y así pasaréis hasta que vais entendiendo y conosciendo.

      Loz. Bien decís; pues vamos á mercar un morterito chiquito, para comenzar á hacer qualque cosa que dé principio al arte.

      Ramp. Sea ansí, yo os lo traeré. Vamos primero á hablar con un jodío, que se llama Trigo, que él os alquilará todo lo que habeis menester, y áun tomará la casa sobre sí.

      Loz. Vamos, ¿conoces alguno?

      Ramp. Mirá, es judío plático, dexá hacer á él, que él os publicará entre hombres de bien que paguen la casa y áun el comer.

      Loz. Pues eso hemos menester; decíme, ¿es aquél?

      Ramp. No, que él no trae señal, que es judío que tiene favor, y lleva ropas de seda vendiendo, y ese no lleva sino ropa vieja y zulfaroles.

      Loz. ¿Qué plaza es ésta?

      Ramp. Aquí se llama Nagona, y si venís el miércoles veréis el mercado, que quizá desde que nacistes no habés visto mejor órden en todas las cosas, y mirá que es lo que quereis, que no falta nada de cuantas cosas nacen en la tierra y en el agua, y cuantas cosas se pueden pensar que sean menester, abundantemente, como en Venecia y como en cualquier tierra de acarreto.

      Loz. Pues eso quiero yo que me mostreis, en Córdoba se hace los juéves, si bien me recuerdo:

      Juéves, era juéves,

      dia de mercado,

      convidó Hernando

      los Comendadores;

      ¡oh, si me muriera cuando esta endecha oí! No lo quisiera tampoco, que bueno es vivir, quien vive loa el Señor; ¿quién son aquellos que me miraron? ¡para ellos es el mundo, y lóbregos de aquellos que van á pié, que van sudando, y las mulas van á matacaballo, y sus mujeres llevan á las ancas!

       Ramp. Eso de sus mujeres son cortesanas, y ellos deben de ser grandes señores, pues mirá que por eso se dice Roma, triunfo de grandes señores, paraíso de putanas, purgatorio de jóvenes, infierno de todos, fatiga de bestias, engaño de pobres, peciguería de bellacos.

      Loz. ¿Qué predica aquél? vamos allá.

      Ramp. Predica cómo se tiene de perder Roma, destruirse el año del XXVII, mas dícelo burlando. Éste es Campo de Flor, aquí es en medio de la cibdad; éstos son charlatanes, sacamuelas y gastapotras, que engañan á los villanos y á los que son nuevamente venidos, que aquí los llaman bisoños.

      Loz. ¿Y con qué los engañan?

      Ramp. ¿Veis aquella raíz que él tiene en la mano? está diciendo que quita el dolor de los dientes, y que lo dará por un bayoque, que es cuatro cuatrines, hará más de ciento de aquellos, si halla quien los compre tantos bayoques hará; y mirá el otro cuero hinchado aquel papel que muestra, está diciendo que tiene polvos para vérmes, que son lombrices, y mirá qué priesa tiene, y despues será qualque cosa que no vale un cuatrin, y dice mill faranduras, y á la fin todo nada; vamos, que un loco hace ciento.

      Loz. Por mi vida, que no son locos. Decíme, ¿quién mejor sabio que quien sabe sacar dinero de bolsa ajena sin fatiga? ¿Qu’es aquello que están allí tantos en torno aquél?

      Ramp. Son mozos que buscan amos.

      Loz. ¿Y aquí vienen?

      Ramp. Señora si, veis allí do van dos con aquel caballero que no ture más el mal año, que ellos turáran con él.

      Loz. ¿Cómo lo sabeis vos? aquella agüela de las otras lavanderas me lo dixo ayer, que cada dia en esta tierra toman gente nueva.

      Ramp. ¿Qué sabe la puta vieja, cinturiona segundina? cuándo son buenos los famillos, y guardan la ropa de sus amos no se parten cada dia, mas si quieren ser ellos patrones de la ropa que sus amos trabajan, cierto es que los enviarán á turullote; mirá, los mozos y las fantescas son los que difaman las casas, que siempre van diciendo mal del patron y siempre roban más que ganan, y siempre tienen una caxa fuera de casa, para lo que hurtan, y ellas quieren tener un amigo que venga de noche, y otramente no estarán, y la gran nescesidad que tienen los amos se lo hacen comportar, y por eso mudan, pensando hallar mejor, y solamente son bien servidos el primer mes. No hay mayor fatiga en esta tierra que es mudar mozos, y no se curan, porque la tierra lo lleva, que si uno los dexa, otro los ruega, y así ni los mozos hacen casa con dos solares, ni los amos los dexan sus herederos, como hacen en otras tierras; pensá que yo he servido dos amos en tres meses, que estos zapatos de seda me dió el postrero, que era escudero, y tinie una puta, y comiamos comprado de la taberna, y ella era golosa, y él pensaba que yo me comia unas sorbas que habian quedado en la tabla, y por eso me despidió; y como no hice partido con él, que estaba á discricion, no saqué sino estos zapatos á la francesa, esperanza tenía que me habia de hacer del bien si le sobraba á él.

      Loz. ¿Decísmelo de verdad? luego vos no sabeis que se dice que la esperanza es fruta de necios como vos, y majaderos como vuestro amo.

      MAMOTRETO

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