Más allá de la pareja. Eve Rickert

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Más allá de la pareja - Eve Rickert La pasión de Mary Read

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      Sano. Esta es una palabra especialmente peligrosa. Algunas relaciones son auténticamente sanas y otras son dañinas. Pero, demasiado a menudo, esta palabra se usa para simplemente juzgar las conductas que no nos gustan. Una relación que transgrede tu consentimiento es realmente dañina. Una relación en la que se te amenaza con violencia es dañina. Una relación de codependencia es dañina. Pero que la persona con quien tienes una relación haga algo que no te gusta no es necesariamente algo dañino. A veces las relaciones sanas también son incómodas por momentos. En lugar de usar la palabra sana, recomendamos hablar directamente sobre las conductas que te incomodan y por qué lo hacen. Si, sinceramente, crees que la conducta de tu pareja es dañina, puede que sea el momento de buscar ayuda profesional (con tu pareja si es posible, o por tu cuenta, si tu pareja no quiere participar; mira en la página 94).

      Falta de honestidad

      La honestidad es uno de los factores determinantes que diferencia las relaciones poliamorosas del engaño. También es, como era de esperar, uno de los elementos definitorios de la buena comunicación. De todos modos, puede ser más complicado de lo que parece. Aunque probablemente todo el mundo estemos de acuerdo en que la honestidad es importante en una relación, es sorprendente cuán a menudo seguimos eligiendo la falta de honestidad. Personas con buenas intenciones que generalmente actúan de buena fe pueden terminar tomando esa decisión por muchas razones.

      La razón más común es la vulnerabilidad emocional: miedo al rechazo, miedo al ridículo, miedo a equivocarse, a que les digan que no, a que les encuentren menos deseables que otros miembros de la relación. Y aunque aseguremos que queremos honestidad, puede que, de forma sutil, disuadamos a nuestras relaciones de que sean honestas porque sentimos que no seríamos capaces de escuchar verdades que nos podrían resultar dolorosas.

      Las personas que optan por la falta de honestidad con sus relaciones, especialmente cuando no lo hacen mintiendo sino ocultando cosas o no diciendo lo que piensan, a menudo buscan controlar la información como una manera de controlar la conducta de sus relaciones. Otra razón por la que la gente es deshonesta es porque temen «molestar» u «ofender» a las personas con quienes tienen una relación. Especialmente en relación al sexo. Si no disfrutas con lo que hace una de tus relaciones puede que no se lo digas para que no se sienta mal. Esto tiende a ser contraproducente en las relaciones a largo plazo, porque alguien que no sabe que la persona con quien tiene una relación está insatisfecha no podrá mejorar nunca, y una relación insatisfactoria siempre estará en tensión.

      El problema es que una de las reglas más básicas de la vida es que no puedes conseguir lo que quieres si no lo pides.

      Franklin gestiona una web con recursos educativos sobre BDSM (actividades relacionadas con dominación, sumisión o sadomasoquismo). Hace muchos años, una persona visitó su web y le escribió para contarle que siempre había querido a explorar el BDSM pero que nunca lo había hecho. Había estado casado durante diez años pero nunca se lo había contado a su esposa porque tenía miedo de su reacción. Le preguntó a Franklin: «¿Qué crees que debería hacer yo?».

      Naturalmente, Franklin le dijo: «Habla con ella. Dile “Esto es algo que me interesa. ¿Qué piensas al respecto?”». Una semana después Franklin recibió la respuesta. Ese hombre finalmente reunió el valor necesario para hablar con su mujer sobre explorar el BDSM. Él descubrió que años antes de conocerse, ella había estado involucrada en el BDSM y que lo había disfrutado mucho pero que nunca se lo había contado a él... ¡porque tenía miedo de la reacción que él pudiera tener!

      Esta falta de comunicación sucede cuando nos guían nuestros miedos en lugar de nuestras esperanzas. Si pasamos demasiado tiempo pensando sobre lo que puede ir mal, nos olvidamos de lo que puede ir bien. La vida es mejor cuando te guían tus esperanzas, no tus miedos.

      Quizá la justificación más común para la falta de honestidad en una relación es la idea de que la verdad hará más daño que una mentira. La persona que miente a una de sus relaciones puede pensar: «Si digo la verdad, le va a hacer daño, pero si no se lo digo, no tendrá que experimentar ese dolor». Este razonamiento dice más de la persona que razona así que sobre la persona a quien está «protegiendo», porque el consentimiento no es válido si no es informado. Ocultando la verdad, le negamos a nuestras relaciones la oportunidad de dar su consentimiento para continuar en nuestra relación. Controlar la información para mantener a una de nuestras relaciones (o para conseguir que haga lo que queremos) es una de las maneras de tratar a las personas como cosas.

      Y recuerda, la honestidad comienza por ti. Una persona que es deshonesta consigo misma no puede ser honesta con nadie más. La gente es deshonesta consigo misma por muchas razones, incluyendo ideas sobre cómo «deberían» ser. Si piensan que desear tener varias relaciones es algo inmoral, pueden convencerse a sí mismas de que no lo desean, incluso cuando lo están deseando. Del mismo modo, si alguien quiere tener solo una relación, puede convencerse a sí misma porque cree que el poliamor es más «avanzado». La gente también puede mentirse a sí misma por razones más sutiles. Una mujer cuyo marido se siente amenazado por la idea de que ella tenga otro amante masculino puede decirse a sí misma «Bueno, no importa, en realidad no quiero estar con otro hombre», incluso si, en algún rincón de su mente, sí querría.

      Comunicación pasiva

      La comunicación pasiva se refiere a la comunicación mediante subtexto, evitando las frases directas y buscando significados ocultos. Las personas que son comunicadoras pasivas pueden usar técnicas como decir frases vagas e indirectas en lugar de decir sus necesidades, preferencias o límites. Pedir directamente lo que quieres te hace vulnerable y la comunicación pasiva a menudo se origina en ese deseo de evitar la vulnerabilidad. La comunicación pasiva también ofrece la posibilidad de negar de forma creíble; si comunicamos indirectamente nuestro deseo de algo, y luego no lo conseguimos, es fácil decir que en realidad no lo queríamos. Exponer nuestras necesidades significa defenderlas y arriesgarse a que otras personas puedan no querer cubrirlas.

      Una manera en que sucede esto es cuando codificamos los deseos como preguntas: «¿Te gustaría salir a cenar comida tailandesa?». (O peor, «¿No crees que hace mucho tiempo que no salimos a cenar?».) Para alguien que utiliza la comunicación pasiva, una frase así puede ser la manera codificada de decir: «Esta noche me gustaría salir a cenar comida tailandesa». El problema es que quien utiliza la comunicación directa puede atender solo a lo que ha escuchado y dar una respuesta directa: «No, la verdad es que no me apetece salir esta noche». Esto puede hacer que quien usa la comunicación pasiva sienta que le ignoran; puede terminar pensando «¡Nunca presta atención a mis necesidades!», cuando, para quien usa la directa, no se especificó ninguna petición; se le preguntó sobre cómo se sentía. Quien usa la comunicación directa puede terminar pensando «Nunca dice lo que quiere. ¡Espera que yo adivine lo que piensa! Si quería salir a cenar, me lo podía haber dicho».

      Cuando hablamos de una cena, la comunicación indirecta puede no ser tan importante. Cuando hablamos de cosas más complicadas, como los límites emocionales o las expectativas en las relaciones, la comunicación indirecta puede llevar a tener crisis a causa de los malentendidos.

      LA HISTORIA DE EVE

      Mi relación con Kira solo duró unos meses, pero el daño que causó fue duradero. Cuando se terminó, me sentí profundamente ignorada, no escuchada y como una desconocida para alguien con quien había imaginado, hasta hacía poco, que tenía una profunda intimidad. No me sentía como una persona, sino como una actriz que había sido elegida para un papel. Aunque todo –el flirteo, la relación, la ruptura– estaba previsto previamente en las expectativas y creencias de Kira. Y sentí que tenía poca influencia sobre esa trayectoria

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