Trayectorias históricas de la enfermería. Deibys Carrasquilla Baza
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Universidad de Carabobo
Investigadora Junior
Docente de Planta Universidad del Magdalena
Introducción
En la literatura sobre el tema, es común homologar la historia de la enfermería con el cuidado. Más que una acción superficial o vana, esta equiparación encierra un propósito esencial: situar a la enfermería en la historia de la humanidad. Sin embargo, la tarea no ha tenido punto final, no solo por la reconstrucción de los hechos, sino porque la forma en que deben ser contados no ha terminado de inventarse. Tal labor sugiere entonces cuestionar continuamente qué debe decirse, sobre quién y qué perspectiva, sobre todo cuando se refiere a una disciplina inmersa en olvidos históricos por la hegemonía masculina que prioriza en las grandes invenciones tecnológicas, y no tanto en la trascendencia de prácticas que, como el cuidado, se desarrollan en el poco valorado ejercicio de lo cotidiano.
Cuidar, acción que la enfermería ha declarado como su propósito esencial, más que una hazaña, es un acto paciente de todos los días, más que protagonismo es constancia. Un acto invisible y poco valorado por el mundo del consumo y oculto a lo largo de los años entre las densas capas de lo cotidiano. En ese sentido, la historia del cuidado debe asumir el trabajo del arqueólogo e identificar las capas, hallar los artefactos emocionales, afectivos y técnicos que a lo largo de los años han constituido las estrategias y formas del cuidado. La historia de la enfermería es una arqueología del cuidado, porque trabaja recuperando e interpretando hechos del pasado que no siempre cuentan con escritos públicos o legibles, sino que, por el contrario, excava para comprender la manera en que se ha ido formando una profesión como la enfermería.
Frente a las necesidades arqueológicas planteadas, desde hace varios años se preparó un proyecto de investigación cuyos resultados se presentan en este libro. Se tituló “Desarrollo histórico de las facultades de Enfermería de la Universidad Cooperativa de Colombia y su articulación al sector salud en Santa Marta y Bucaramanga”. Fue financiado por CONADI en la convocatoria Nacional – 2014 y se ejecutó entre el 2015 y 2016. Su origen se debe a la necesidad de documentar la experiencia educativa en enfermería, pero no limitada a la labor universitaria exclusivamente, sino con la firme intención de evidenciar la relación que ha mantenido con el sector salud en dos ciudades del país.
Más allá de limitarse a presentar los resultados de la investigación, este libro pretende también constituirse en un insumo para el proceso educativo en enfermería, por lo cual, si bien enfatiza en la historia de la profesión, recurrentemente incorpora elementos básicos que la caracterizan. Por lo tanto, se presenta en un lenguaje para todo público, pero se introducen conceptos que los avanzados en la temática reconocerán fácilmente y los neófitos utilizarán para ampliar su léxico, sobre todo, para adentrarse en la enfermería desde el desarrollo histórico que ha tenido en Santa Marta y Bucaramanga. Por este motivo, los capítulos enfatizan en el contexto regional, nacional y mundial, y tratan de manera superficial muchos temas, con el fin de señalar el camino del estudiante sobre los elementos esenciales de la enfermería.
Teniendo claro lo anterior, es necesario resaltar que la enfermería es considerada una ciencia, disciplina, área del conocimiento, profesión u oficio. La persona que la practica, por su parte, es un intelectual, en el sentido en que desarrolla un conocimiento experto sobre un objeto previamente formulado, que en este caso se refiere al cuidado del ser humano. De igual forma, la enfermería reúne una serie de atributos que le dan un carácter especial y que la diferencian de las demás profesiones. Su constitución y ejercicio no se fundamenta únicamente en los deseos de saber y de explicar el mundo, la naturaleza o la humanidad, sino que se forja desde facetas espirituales, afectivas y estéticas, sin las cuales resultaría difícil entender sus dinámicas de saber y hacer.
Lo anterior ha permitido que la historia de la enfermería sea al mismo tiempo la del cuidado, esta última con un período más extenso que se remonta al tiempo de la evolución humana y la primera con una referencia temporal que la ubica a mediados del siglo XIX. En otras palabras, la enfermería corresponde a una etapa de la historia del cuidado. De igual forma, esta profesión tiene muchos elementos en común con quienes a través del tiempo y en diferentes culturas se han encargado de cuidar. Generalmente han sido mujeres las encargadas de velar por las personas que no se pueden valer por sí mismas, como recién nacidos, niños y adultos mayores.
En la historia del cuidado se pueden encontrar algunas contradicciones, muchas de ellas asociadas con la carga subjetiva, ideológica o por el poder cultural asociado a la construcción de la historia, criticado por enfoques mencionados en este libro, como los estudios subalternos, la historia social, la escuela de los Annales, entre otros. En este sentido, hacer historia de la enfermería no se debe limitar a reconstruir hechos del pasado, sino problematizar los hechos y las formas en las que se cuentan, superando la versión de hitos y grandes personajes, para reconocer el carácter colectivo y la movilización social que han forjado la profesión en diferentes momentos y lugares del mundo.
Parte de lo que quiere problematizar el anterior planteamiento son los matices que exige la comprensión histórica enfermera. Otro elemento se puede encontrar en las versiones de la historia o en quienes figuran como protagonistas. ¿Quién define qué tiene valor histórico o qué personajes deben figurar en su representación? La mayoría de los autores respaldan el papel que jugó Florence Nightingale en el desarrollo de la enfermería profesional, pero pocos se preguntan si en verdad fue ella, o si solo ella y no otras veinte personas que también estuvieron en Crimea. ¿Por qué tanto afán en dar el protagonismo a una sola persona, casualmente miembro de la élite?
El anterior cuestionamiento no quiere restar mérito al trabajo de Nightingale, ni mucho menos, tampoco olvida la labor de Mary Seacole en la guerra de Crimea, lo que propone es seguir problematizando las concepciones de la historia, en este caso, resaltando el individuo por encima del carácter colectivo que tienen los hechos humanos. De esta manera, el sentido cultural más el carácter colectivo son al menos dos requerimientos de la historia de la enfermería. A estos se puede sumar, además, la necesidad de dotar de contexto a la historia, más allá de limitarse al rescate de personajes de las garras del olvido, o a un listado de episodios. Este contexto puede decir mucho de la profesión y de cómo ha logrado adaptarse o emerger en esas condiciones, como ha sucedido en parte en los análisis de la labor de Nightingale. Un último requerimiento por hacer es prestar más atención a la historia reciente, dando valor histórico no solo por su antigüedad, sino a partir de la problematización de la experiencia histórica reciente.
Esta investigación intentó seguir estos requerimientos, explorando la historia reciente, problematizándola, estableciendo un contexto e interpretándola desde diferentes enfoques y experiencias formativas, como las que ofrecen Santa Marta y Bucaramanga. Ambas resaltan el carácter colectivo de los hechos y manifiestan la articulación con el sector salud. Igualmente, en las dos se exploran las representaciones. Una enfatiza en las fuentes oficiales y se fundamenta en la revisión documental. La otra opta por la historia social y oral, dando mayor protagonismo a los testimonios.
Toda actividad que tenga que ver con la salud en las últimas dos décadas, entre ellas la práctica de una profesión como enfermería, debe considerar el efecto que ha tenido la Ley 100 de 1993 y todos los cambios que ha generado. Asimismo, la Ley 266 de 1996 y y la Ley 911 de 2004 han sido unas de las referencias normativas que se asocian a la profesión y que justifican la necesidad de explorar la situación de la experiencia formativa y profesional. De igual forma, en las últimas dos décadas el mundo ha visto cambios sustantivos que han replanteado las formas en que se relacionan los seres humanos. Todos estos aspectos, así como los que emergen en el orden local, ameritan un repaso al desarrollo histórico de la experiencia educativa de las facultades de Enfermería y su articulación con el sector salud en Santa Marta y Bucaramanga.