Trayectorias históricas de la enfermería. Deibys Carrasquilla Baza

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Trayectorias históricas de la enfermería - Deibys Carrasquilla Baza страница 6

Серия:
Издательство:
Trayectorias históricas de la enfermería - Deibys Carrasquilla Baza

Скачать книгу

social, político y económico. Por ejemplo, Florence Nightingale, la pionera de la enfermería moderna, la definió como “el acto de influir sobre el entorno del paciente para ayudarle en su recuperación” (Kozier, Erb, Blais y Wilkinson, 1999, p. 848), sin embargo, tales definiciones han variado según los desarrollos teóricos, enfoques y escuelas.

      En el panorama institucional actual, para la OMS (s.f.), por ejemplo, “la enfermería abarca la atención autónoma y en colaboración dispensada a personas de todas las edades, familias, grupos y comunidades, enfermos o no, y en todas circunstancias. Comprende la promoción de la salud, la prevención de enfermedades y la atención dispensada a enfermos, discapacitados y personas en situación terminal” (s.p.). Por su parte, el Consejo Internacional de Enfermeras, desarrolla una definición similar al sostener que:

      La enfermería abarca los cuidados, autónomos y en colaboración, que se prestan a las personas de todas las edades, familias, grupos y comunidades, enfermos o sanos, en todos los contextos, e incluye la promoción de la salud, la prevención de la enfermedad, y los cuidados de los enfermos, discapacitados, y personas moribundas. Funciones esenciales de la enfermería son la defensa, el fomento de un entorno seguro, la investigación, la participación en la política de salud y en la gestión de los pacientes y los sistemas de salud, y la formación (Consejo Internacional de Enfermeras, 2015, s.p.)

      En el entorno académico, se define como “el conjunto de actividades profesionales destinadas al cuidado, promoción, mantenimiento o restablecimiento de la salud óptima tanto para la persona como para la sociedad, basándose en fundamentos teóricos y metodológicos” (Chamorro, 2001).

      Por su parte, en el contexto colombiano, la ley 266 de 1996, definió la enfermería como:

      una profesión liberal y una disciplina de carácter social, cuyos sujetos de atención son la persona, la familia y la comunidad, con sus características socioculturales, sus necesidades y derechos, así como el ambiente físico y social que influye en la salud y en el bienestar. Tiene como fin dar cuidado integral de salud a la persona, a la familia, la comunidad y a su entorno; ayudar a desarrollar al máximo los potenciales individuales y colectivos, para mantener prácticas de vida saludables que permitan salvaguardar un estado óptimo de salud en todas las etapas de la vida. (Tribunal Nacional Ético de Enfermería, s.f)

      Como se puede observar, existe una serie de elementos comunes en cada una de las definiciones presentadas como el cuidado y la atención de la salud de las personas, concebidas estas en su dimensión individual-familiar-colectiva. De igual forma, cada una resalta elementos específicos como el entorno, aspectos socioculturales, derechos, así como la condición de salud o enfermedad de las personas.

      Pero la enfermería y su quehacer no pueden entenderse solo desde sus definiciones, sino que implica también aproximarse al andamiaje teórico-conceptual que la sustenta. Para Alligood (2011), la necesidad del desarrollo del conocimiento enfermero fue uno de los objetivos de las enfermeras de la primera mitad del siglo XX, sin embargo, fue hasta la segunda mitad de este siglo cuando se alcanzó un desarrollo significativo. Este conocimiento enfermero, cuyo origen se encuentra en la teoría del entorno de Nightingale, reúne una variedad de modelos, teorías y filosofías que constituyen el sustento epistémico de la enfermería1.

      El capítulo que sirve de introducción a los modelos y teorías de enfermería de Alligood y Marriner (2011) es suficiente para realizar una aproximación al desarrollo epistémico de la enfermería y generar una discusión en torno a los logros científicos de la profesión. De cada una de las propuestas allí sintetizadas, se evidencia la manera en que diversos modelos, teorías y conceptos han surgido como parte de la problematización y respuesta a los interrogantes formulados. Claramente se puede observar que la práctica de la enfermería se orienta a los cuidados del ser humano, para lo cual, han emergido una variedad de creaciones que oscilan entre la generalidad y lo especificidad.

      El desarrollo conceptual de la enfermería, por tanto, ha situado al cuidado del ser humano como su objeto, ámbito o problema de estudio, como se evidencia con la denominación de ciencia del cuidado. El avance de este conocimiento la ha puesto en contacto con disciplinas afines, que le ha permitido profundizar en la concepción de lo humano, para lo cual, ha propuesto una visión holística para una atención integral. De igual forma, ha reconocido las múltiples facetas o dimensiones de lo humano, teniendo presente la trascendencia de los aspectos emocionales, espirituales, religiosos, sociales y culturales. Todo esto en sintonía con los desarrollos generales del área de la salud, entre ellos el cambio de paradigma del proceso de salud-enfermedad, que ha pasado de la mirada biomédica a la biopsicosocial-espiritual.

      En cuanto al cuidado, las definiciones varían ampliamente, pasando de concepciones clínicas o asociadas al área asistencial, a aquellas que lo conciben como parte de la experiencia humana. Para Colliere (2009), cuidar es promover la vida, otros autores lo asumen como una actitud antropológica o una práctica normal y conocimiento vinculados a formas de vida, generalmente relacionados con la satisfacción de necesidades humanas (Mínguez, 2000). Para Jean Watson el cuidado es el ideal de enfermería, un esfuerzo epistémico y una transacción única entre la enfermería y el “otro” (Jeese, 2011; Neil y Watson, 2011). Es también asistir al individuo y comprender su realidad, en la determinación que tiene para él la salud, la enfermedad y la muerte (Malagón-Londoño, Morera y Laverde, 2008).

      El cuidado es todo menos un procedimiento. Para el caso colombiano, la Ley 911 de 2004, el cuidado “se da a partir de la comunicación y relación interpersonal humanizada entre el profesional de enfermería y el ser humano, sujeto de cuidado, la familia o grupo social, en las distintas etapas de la vida, situación de salud y del entorno” (Congreso de Colombia, 2004, p. 15). En otras palabras, el cuidado es una relación entre la enfermería y un sujeto que puede presentarse como individuo, familia o comunidad, establecida bajo propósitos fundamentados en el restablecimiento de la salud o acompañamiento durante la enfermedad y muerte. Requiere de la comprensión del sujeto cuidado, atendiendo a sus características culturales, necesidades espirituales y situación emocional, desde una actitud enfermera sustentada en criterios morales, éticos y de los conocimientos propios de la ciencia.

      Pese a que la definición del cuidado ofrece elementos tan complejos que no pueden ser reducidos a actividades de fácil verificación, en los últimos años ha empezado a ser frecuente la valoración de la calidad de los cuidados (Perdomo, Romero y González, 2013) y la definición de indicadores de cuidados (Caamaño et al., 2006), partiendo de los resultados del paciente, como de la satisfacción del servicio recibido y la percepción de sus familiares. Para el caso colombiano, estas mediciones se realizan en un peligroso límite, debido a que las condiciones laborales desfavorables, así como la situación del sector salud, difícilmente pueden contribuir a valorar objetivamente el desempeño enfermero, sobre todo cuando en ocasiones se trabaja con los insumos mínimos y el usuario, resentido y molesto por la atención no logra distinguir la labor enfermera, por encima de la atención general prestada, a pesar de que alguna enfermera o auxiliar haya comprado de su cuenta los guantes para poder brindar el servicio.

      Un tercer elemento que conforma el conjunto de recursos de la enfermería es su método. Aunque la enfermería dispone de una variedad de recursos, muchos de ellos afines a enfoques, teorías y especialidades, el método científico que la distingue es el proceso de atención de enfermería, PAE. Dicho método es definido como la forma sistemática de brindar cuidados enfermeros, se caracteriza por ser sistemático, dinámico y humanístico. Para Berdayes (2008), no existe consenso internacional para el establecimiento de las etapas, sin embargo, generalmente se reconocen cinco fases que lo distinguen, y orientan la labor enfermera. De acuerdo a esta autora, las fases son las siguientes:

      1 Valoración: fase de recolección de la información, realizada con el fin de averiguar las necesidades de salud, problemas de salud, preocupaciones y respuestas humanas del paciente. Los datos se recogen sistemáticamente, por medio de entrevistas, examen físico, datos de laboratorio

Скачать книгу