Las arañas cantan cuando tejen. Fernando Basurto Reyes

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Las arañas cantan cuando tejen - Fernando Basurto Reyes

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(quizá por temor a la excomunión). Por lo menos tiene el honor de haber sido el primero en intentar el cálculo con métodos científicos, mediante un experimento de laboratorio.

      Pero ¿por qué suponían que la Tierra había sido una masa de lava fundida al principio? Ya el célebre físico y matemático Pierre Simón Laplace (1749 – 1827) había explicado que en sus orígenes nuestro sistema solar se había formado por nubes incandescentes de gases que al comprimirse para crear al sol y los planetas habían elevado más su temperatura. Para esas fechas (siglo 19) no le daban al universo entero más de 6 ó 7 mil años de antigüedad.

      William Thomson (1824 – 1907), mejor conocido como Lord Kelvin, en 1862 calculó que la Tierra tenía cerca de 100 millones de años, basado tanto en las leyes de la transmisión del calor como en la segunda ley de la termodinámica (descubierta por él mismo). Supuso que la Tierra se había enfriado a un ritmo constante. Su cálculo provocó groseros enfrentamientos con los biólogos evolucionistas de su época, quienes no creían que la evolución hubiera sido posible con apenas 100 millones de años

      De cualquier forma y a pesar de tanto cálculo, no tardaron en comenzar las protestas: el paleontólogo inglés William Buckland (1784 – 1856) rechazaba que la Biblia pudiera considerarse como una referencia de los fenómenos geológicos históricos. Entonces, comenzó la búsqueda.

      El geólogo escocés James Hutton (1727 – 1797) es considerado por muchos el padre de la geología moderna. En 1875 publicó su libro Teoría de la Tierra, donde explicaba el Principio de Uniformismo: cambios muy pequeños pueden provocar grandes cambios geográficos, si consideramos los monumentales espacios de tiempo transcurridos. En otras palabras, la superficie del planeta había sido esculpida en el pasado por las mismas fuerzas que le daban forma en el presente, ¿cuáles eran esas fuerzas?

      Para entender e interpretar el pasado, dedujo este científico, tenemos que comprender el presente; por lo tanto Hutton se dedicó a observar y estudiar las rocas y los procesos geológicos, y concluyó que el viento, la erosión, la lluvia, el sol, la nieve y el deshielo eran las fuerzas que habían dado su forma característica a la superficie de la Tierra con la aparición de colinas y montañas. Rechazó la Teoría de las Catástrofes, aunque no descartaba que tanto las erupciones volcánicas como los terremotos y las inundaciones representaran también fuerzas considerables, pero no eran las únicas ni las más importantes.

      Estos factores que modifican la Tierra actúan de manera extremadamente lenta: un cañón tarda en formarse muchos siglos por la paciente y constante erosión de un río, las rocas cambian de forma por la lluvia y el viento a través de milenios, las montañas y las colinas se forman con tanta lentitud, que parecen eternas. En la página de Internet Portal Ciencia nos explican:

      La gente, que estaba acostumbrada a pensar en un mundo recientemente creado, en una breve historia de seis mil años a lo sumo, recibía un terrible golpe conceptual: descubrían que su tiempo, el tiempo de sus vidas, prácticamente no contaba en la inmensidad de los tiempos geológicos (Portal Ciencia).

      Precisamente, para que pudiera suceder esto, el tiempo durante el que estas fuerzas habían estado actuando sobre nuestro planeta tenía que ser, necesariamente, descomunal.

      En medio de tanta confusión, sucede además que el famoso libro de Hutton (Teoría de la Tierra) estaba escrito en un lenguaje muy técnico, y que no era nada sencillo de leer. Tuvo que llegar al rescate su colega Charles Lyell (1797 – 1875): en 1830 publicó una obra en tres volúmenes titulada Principios de geología. Basado en los escritos de Hutton, no sólo explica y defiende el principio de uniformismo, sino que lo hace tan popular, que muchos consideraban que Lyell debía ser el verdadero padre de la geología.

      Sin importar a quién le asignemos la paternidad (la geología nunca estará huérfana), este par de extraordinarios científicos ingleses, además de dar formalidad al estudio de la Tierra, dejaron bien claro que tenía muchos millones de años de antigüedad. Con un tiempo tan dilatado, los biólogos evolucionistas pudieron trabajar sin presiones, ya que los seres vivos habían tenido tiempo de sobra para transformarse y evolucionar.

      Fue Lyell quien motivara de manera decisiva a uno de los científicos más famosos e influyentes de todos los tiempos: Charles Darwin, para formular sin prisas su controvertida y osada teoría de la evolución.

      Posteriormente, durante la segunda mitad del siglo 19 y durante todo el siglo 20, la geología experimenta un gran desarrollo con la aparición de nuevas observaciones y técnicas experimentales. La teoría de las placas tectónicas y la exploración de los suelos submarinos impulsaron de tal forma a esta ciencia que terminaron el siglo estudiando rocas lunares y la superficie del planeta Marte.

      Pero ¿qué pasó con la edad de la Tierra?

      Si bien ya se tenía claro que era de muchos millones de años, no fue sino hasta bien entrado el silgo 20 (cuando se perfeccionaron las técnicas de datación con elementos radiactivos) que se logró estimar la edad del planeta actualmente aceptada. En 1896 Antoine Henri Becquerel (1852 – 1908) descubre la radiactividad, fenómeno que fue satisfactoriamente explicado hasta 1902 por Ernest Rutherford (1871 – 1937).

      Los elementos radiactivos, como el uranio o el plutonio, se descomponen espontáneamente y se transforman en otros más simples como el plomo. Ya han sido estudiados con mucho detalle en la actualidad, así que se conoce muy bien a qué ritmo se transforman. Por lo tanto, cumpliendo ciertos requisitos, pueden ser usados para conocer la edad de rocas antiguas, midiendo la cantidad que hay de dichos elementos, pues estos se formaron en las primeras etapas de vida de nuestro planeta.

      El químico norteamericano Claire Patterson (1922 – 1995) fue uno de muchos científicos que han corroborado la edad de la Tierra usando elementos radiactivos. Rocas encontradas en Groenlandia fueron datadas en 3,800 millones de años. Pero ya desde 1953 Patterson llegó a la conclusión de que el planeta debía tener entre 4,500 y 4,800 millones de años de antigüedad.

      Desde que James Ussher en el siglo 17 se basara en la Biblia para estimar su cálculo, hasta nuestros días usando sofisticados equipos me miden la radiactividad de diminutas rocas, la cifra sigue variando. Sin embargo, afortunadamente hoy podemos dormir tranquilos, pues la edad de la Tierra ha sido calculada con bastante precisión: 4,600 millones de años.

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      Capítulo 2

      DARWIN Y LA SELECCIÓN NATURAL

      En ciudades de Estados Unidos existen hoy diversas agrupaciones que se autodenominan “creacionistas”: la mayoría (porque no hay consenso) están en contra de las ideas evolucionistas propuestas por Darwin hace más de cien años. Algunos siguen pensando que la Tierra fue creada hace tan sólo 6 mil años de acuerdo al cálculo del arzobispo Ussher, y se ufanan de tener grupos de investigación científica dedicados a demostrar el origen divino de los humanos y las demás criaturas que pueblan nuestro planeta.

      La Cretion Research Society, fundada en 1963 en Michigan, Estados Unidos, es una organización que dice tener propósitos educativos. Está formada por científicos e investigadores que trabajan con los registros bíblicos de la creación y la historia antigua.

      Si Darwin en su época enfrentó a terribles opositores, en la actualidad no estamos exentos de semejantes amenazas y peligros. En 1987 la Suprema Corte de Estados Unidos decidió que la Ciencia de la Creación basada en la Biblia no

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