El misterio del tatuaje flotante. MJ Villamancebo
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-Sí, eso lo podía haber hecho, pero no lo hizo.- dijo Zoe, con un poco de pena- Y yo no he pegado ojo desde entonces.-
-Zoe,- prosiguió Katia,- es que, es muy fuerte... qué lástima que no fuese una película, me gustaría verla.-
-No sabía que se podía amar con tanta intensidad- dijo Zoe- Ahora me siento vacía, como si me faltara algo.-
-Sí, un novio nuevo- dijo cortante Katia.
Zoe la miro, y se sonrió - No tienes arreglo Katia.-
-¿Yo?- pregunto Katia sorprendida- Pero si no pegáis ni con pegamento, Tú, una arqueóloga con matrícula de honor en todas las asignaturas, durante toda la carrera, y él... por favor. - Dijo esto último con tono despectivo.
-Pelayo es recepcionista en un hotel, sabe hablar 4 idiomas...- defendió Zoe.
-¿Cómo?- Pregunto ofendida Katia- A ver si hago el recuento bien, español, valenciano, inglés y... ¿Y?, me faltan 2, por qué, que yo sepa, el valenciano es un dialecto, que solo se habla en 3 provincias de las 50 de España..., bueno, que en realidad son 52 si sumamos a Ceuta y Melilla... y estoy divagando.
¿Cuáles son los otros dos idiomas?-
-Francés e Italiano- Dijo con contundencia Zoe.
-Eso no es correcto, Zoe, porque esos dos idiomas los está estudiando ahora -corrigió Katia- ...lo que voy a disfrutar cuando nos contraten el "El Prado", y el no encuentre trabajo, porque el "hotel de papa", no tiene sucursales en Madrid- dijo con ironía Katia.
-Vale, vale, Katia, comparado con mi currículum, el suyo es de risa, y el tuyo también, bueno,... en realidad cualquier currículum es de risa.- Dijo Zoe burlándose de su amiga.
Katia, dejo de andar, giro la cabeza, como dándole la razón a su amiga y dijo -Hombre, mirándolo así, eso es cierto. Pero...-
-Siempre hay un pero...- dijo Zoe resignada, reanudando el paso.
-Pero...- repitió Katia- no pegáis, lo siento, no lo veo.-
Zoe se echo a reír, resignada, de lo que su amiga de toda la vida, le acababa de confesar,... otra vez.
Katia y Zoe se conocían desde pequeñas, ya en el cole congeniaron muy bien, y siempre habían sido aliadas.
En la Universidad, las dos comenzaron a estudiar Arqueología, las pirámides les fascinaban,... pero Katia encontró que la arqueología de biblioteca era lo que realmente le gustaba.
Se dio cuenta el día que tuvo que tocar una momia, casi se muere de asco, vomitando, con mareos...
Aquel echo, fue una prueba de fuego para ambas, por que así descartaban a los buenos investigadores de campo, de los buenos investigadores de biblioteca.
Zoe pasó la prueba con orgullo, y ambas recordaban aquel día con sentimientos diferentes... casi igual que con lo que sentían por Pelayo, el novio de Zoe.
Ambas chicas llevaban un año trabajando en un equipo arqueológico de España. Estaban destinadas en la ciudad de Alicante.
Ese día, era especial, por que, por fin les daban un proyecto serio, un trabajo de verdad, como decía Katia. Y Zoe, era jefa de equipo. Era el 3 de Septiembre.
Las dos chicas formaban equipo, junto con otras cuatro personas.
Irma Castro y Raúl Padilla eran informáticos.
Irma era la encargada de todo lo referente al ordenador, programas fotos... todo aquello que les facilitara el trabajo.
Y Raúl tenía que llevar el control sobre los gastos de proyecto y toda la parte administrativa del proyecto. Era un enlace entre el museo y el equipo.
Abigail Pacheco se movía en silla de ruedas, por un problema degenerativo, pero era un cerebrín, inteligente y lista, y con un gran corazón.
Ella era la ayudante de Katia y la de mayor edad del equipo.
Roque Quesada, era el más joven de todos. Era el ayudante de Zoe, quien lideraba el equipo, junto a Katia, que asumió el segundo puesto del equipo.
El proyecto consistía en catalogar correctamente un mapa y mucha documentación que habían descubierto enterrado, en una reforma del castillo de Santa Bárbara.
Era su primer proyecto como jefa de equipo, y ya conocía al resto del equipo de otros proyectos.
Apenas llevaban un mes analizando el misterioso documento, cuando llego la Directora del Centro, e informo a Zoe, de que no podían continuar con ese proyecto, porque, el Ejército de España los reclamaba para un asunto "Clasificado".
Debían de recoger todas sus pertenencias y desplazarse a otro laboratorio, en las afueras de la ciudad, lo antes posible.
Como estaban trabajando en un laboratorio en el que apenas podían moverse los seis, tardaron un par de horas en recogerlo todo e ir al nuevo laboratorio.
El equipo estaba encantado, les falto hacer una fiesta cuando aterrizaron en el nuevo laboratorio.
Dejaron sus cosas y se fueron a comer. Después buscarían donde colocarlas.
Cuando volvieron, felices, se separaron por la enorme habitación, para elegir su lugar de trabajo.
-Aquí podemos hacer carreras de sillas de ruedas- Dijo Irma mientras cogía la silla de Abigail y salía corriendo con ella. Abigail se reía, estaba feliz.
Mientras estaban decidiendo donde colocar sus cosas, las puertas dobles, de la entrada al laboratorio, se abrieron de repente, con gran estruendo.
Entraron dos militares, armados hasta los dientes.
Todos se quedaron mudos, y como en un acto instintivo, se agruparon alrededor de Zoe y Katia.
Katia, agarro a Zoe del brazo.
-Tranquilos- dijo tranquilamente Zoe, al sentir el desconcierto en su equipo, mientras, soltaba la mano de Katia y se dirigía hacia la puerta.
Apenas había dado dos pasos, cuando entro una gran caja de madera por la puerta.
Todos se quedaron atónitos por el tamaño.
-Dra. Alcalá- salió una voz potente, por detrás de la enorme caja, que dejo helados a los asistentes