Cara a cara con Satanás. Teresa Porqueras Matas
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Después de escuchar esta inquietante historia, le planteo al sacerdote algunas de mis dudas.
—¿Es posible que los posesos no se liberen porque continúan inmersos en sus pecados?
—No necesariamente. Hay personas muy religiosas poseídas y también hay santos que han estado poseídos, y eran santos.
—¿Qué intención tiene el diablo con los santos?
—Tentarlos para apartarlos de Dios.
En efecto, existen numerosos casos documentados a lo largo de los siglos de santos que han sido atacados y vejados directamente por Satanás. De los múltiples ejemplos habidos en la historia, destacaré el de dos figuras singulares. Un suceso relativamente reciente es el del Santo Padre Pío de Pietrelcina, fallecido en 1968, de quien se sabe que sufría repetidas vejaciones por parte del mismísimo Satán quien le golpeaba, le arañaba y le azotaba insistentemente, al tiempo que le engañaba con todo tipo de visiones a fin de tentarle y socavar su fe. Santa Teresa de Jesús también fue otra víctima del maligno. En sus memorias refería que Satanás se le presentaba disfrazado de mil y una maneras, con la clara intención de atormentarla. Según relataba de su puño y letra la propia santa, una vez fue vejada durante cinco horas seguidas, mientras se encontraba en oración.
—¿Tiene muchos casos de exorcismos indefinidos?
—Sí pero algunos abandonan y ya no vuelven por aquí. El cansancio les puede. Si ellos no quieren continuar, entonces yo no puedo hacer nada en contra de su decisión. Hay que tener una paciencia enorme con estos casos. Y sí, realmente es un problema, ya que hay exorcismos que no sabemos por qué no surten efecto.
—¿Hay casos que se liberan completamente?
—Sí, por supuesto. Pero también hay de todo. Yo atendía a una mujer extranjera, un caso terrible. Al poco de hacerle los exorcismos la llamé y me dijo que ya estaba bien. Se fue a Medjugorje2 (Bosnia-Herzegovina), se instaló allí un tiempo, y al regresar a España volvió a caer posesa.
2 Medjugorje es una pequeña aldea situada en la parte suroccidental de Bosnia-Herzegovina, a unos 25 km al suroeste de Mostar y cerca de la frontera con Croacia. Dicha población se ha hecho mundialmente famosa debido a que, desde el 24 de junio de 1981, seis videntes afirman ver a la Virgen María, la «Gospa». Según los videntes, la Virgen les transmite mensajes para toda la humanidad.
—¿Pero cómo lo volvió a coger?
—No lo sé. Tal vez se confió demasiado. Ya le advertí que no fuera. Yo no se lo aconsejaba. Piensa, Teresa, que hay ciertas personas con una serie de carencias que son más propensas a esto. Cada caso es un misterio y juegas con varias hipótesis. Hace unas semanas, por ejemplo, le hice el exorcismo a una persona y no se liberó hasta que pasaron tres o cuatro días. Fue muy raro todo y siempre te queda la duda de si se liberó totalmente.
—¿Qué sugiere usted que habría de hacerse en esos casos tan difíciles? ¿Realizarles más a menudo un exorcismo? ¿Uno semanal, por ejemplo?
—No por hacer muchos exorcismos se libera antes, esa es mi opinión. Yo sé que el padre Fortea en Alcalá de Henares realizaba exorcismos frecuentes que duraban horas y horas. Primero empezaba él y cuando ya se cansaba continuaba otro sacerdote, y así hasta cuatro horas seguidas. Según mi punto de vista, eso no tiene mucho sentido.
En opinión del dominico, el exorcismo es vital, pero no debemos olvidar centrar nuestros esfuerzos en el llamado post-exorcismo3 ya que la eficacia del ministerio también se basa en la voluntad del poseído, que ha de poner mucho de su parte, si es que realmente desea que la liberación se produzca y sea efectiva.
3 Tiempo que transcurre después de la realización del exorcismo en el que la persona liberada, o en vías de liberación, puede ser especialmente vulnerable si no toma ciertas precauciones.
—El post-exorcismo es tan importante como el exorcismo. Hay que estar atentos para evitar en todo lo posible que aquello vuelva —recalca el exorcista.
Fray Juan José Gallego insiste en que una de las claves para realizar adecuadamente un exorcismo es huir de la soberbia, pecado demasiado presente en los tiempos que corren. Según el dominico, muchos exorcistas yerran y buscan la notoriedad:
—Hay exorcistas que buscan que hablen de ellos, les gusta cierta fama y ahí se está viciando por completo este ministerio. Hay que andar con mucha humildad, con mucho sentido común y mucha confianza en Dios. Hay que tener presente que el exorcista actúa en nombre de la Iglesia, en nombre de Jesucristo y está realizando un trabajo ministerial por lo que el sacerdote ha de estar limpio de cualquier vanidad. Cuando durante el exorcismo decimos: «¡Sal, sal, márchate, Satanás!», en el fondo se lo estamos pidiendo a Dios a través de la oración con toda la humildad para que este actúe. Cuando realizo un exorcismo con el poder de la Iglesia y en nombre de Jesucristo, el Rito tiene más fuerza que cuando lo hago yo solo. Por eso el exorcista debe ser ante todo una persona muy sencilla, sin pretensiones de ningún tipo. Los curanderos, por el contrario, son así, vanidosos —explica el dominico.
—¿Qué piensa de los adivinos, sanadores o chamanes que realizan exorcismos?
—Desde el punto de vista de la Iglesia Católica, el único exorcismo válido y realmente efectivo es el que se lleva a cabo por un sacerdote autorizado, quien practica el Nuevo Ritual Romano del exorcismo, para este efecto, aunque existen ciertas personas dotadas de un don especial, santidad o carisma4 capaces de alejar el mal. Estas personas son unas pocas, poquísimas entre un millón, y jamás se encuentran anunciadas en los medios de comunicación. Este don les proviene del Espíritu Santo y no sacan provecho de él para ganarse la vida, como sí hacen ciertos videntes, santeros o brujos quienes a través del pago de una suculenta cantidad vacían los bolsillos al pobre insensato que acude a sus consultas, prometiendo que con tal o cual ritual mágico se van a desprender de esa energía maligna.
4 En el cristianismo, gracia o don concedido por Dios a algunos hombres en beneficio de la comunidad.
—¿Ha tenido usted alguna experiencia con curanderos?
—Tuve un caso de dos curanderos que me ofrecieron ayuda. Uno era el que veía y el otro era el que actuaba. Presumían de tener la habilidad de sanar. Me dijeron que era necesario ir a cierto lugar, que no vendrían aquí. No vi la cosa muy limpia.
—¿Cobraban?
—Éstos decían que no cobraban, pero aceptaban la voluntad. En otro caso que me contaron, yo no lo viví, el brujo les decía a los pobres incautos: «Tienes tantos demonios, te vamos a sacar uno hoy y dentro de quince días te vamos a sacar otro, y más tarde otro...» ¡Eso no es así! Para mí el exorcismo es una totalidad. No valen partes.
—Me gustaría preguntarle sobre las personas que acuden a su despacho, ¿sabe