Democracia envenenada. Bernhard Mohr

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Democracia envenenada - Bernhard Mohr

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fueron los cierres de las viejas bases militares soviéticas en Cuba y Vietnam. El 11 de septiembre de 2001 fue el primer líder estatal en llamar a George W. Bush y prometerle todo el apoyo posible en la lucha contra el terrorismo, pero la relación con Occidente se agrió como consecuencia del mismo Occidente, según Putin, pues en varios conflictos internacionales procedieron sin escuchar a Rusia. Según Zygar, en especial la operación militar de los Estados Unidos y el Reino Unido para retirar a Saddam Hussein en 2003, basados en pruebas falsas de armas químicas, hizo que Putin dejara de creer que un trabajo en equipo constructivo podía ser posible. En lugar de esto, Putin se dio cuenta de que Estados Unidos, la Unión Europea y la otan estaban más interesados en fortalecer sus propios intereses. Esto permitió que el presidente ruso buscara un nuevo rumbo, en el que los recursos estratégicos y económicos de su país tuvieran un mayor significado. Poco antes de que Putin iniciara su tercer periodo presidencial, la otan utilizó mal —de acuerdo con el punto de vista ruso—, una resolución de las Naciones Unidas sobre protección de la población civil para retirar al coronel Gadafi del poder en Libia. También eso le enseñó a Putin que Occidente es hipócrita.

      ¿Cuán profundo estudia Occidente sus propios errores y malas decisiones? Noruega estuvo alejada de las operaciones en Irak, pero ¿en qué grado caracteriza su posición oficial lo que sus aliados más cercanos —Estados Unidos y el Reino Unido, hacen en todo el mundo, incluido el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que tras bambalinas publicó historias inventadas y pruebas hechas en casa?—. El devastador informe Chilcot sobre Irak, que afirmaba que los líderes de los Estados Unidos y el Reino Unido habían forzado las decisiones a sabiendas y a voluntad del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, fue publicado posteriormente en los medios noruegos después que apareció por primera vez en 2016. Pero ¿por qué esto no llevó a un debate fundamental sobre la relación con nuestros aliados de la otan? ¿No deberíamos nosotros, como miembros de la otan, haberle ofrecido disculpas sin reservas a Rusia, que fue el país que criticó de la forma más fuerte «las pruebas» que los Estados Unidos fabricaron sobre las armas de destrucción masiva de Saddam Hussein en el Consejo de Seguridad?

      Después de haberme despedido de Larisa y de su amiga, la periodista que ama vacacionar en Noruega, continué por la vía angosta del canal Zimnyaya Kanavka hacia abajo, junto al río Nevá. Situando la mirada hacia la fortaleza de San Pedro y San Pablo, me quedé parado allí, reflexionando sobre lo que Yuri y Larisa me habían dicho. Todo lo que ellos afirman o hacen es tan normal, tan bien conocido, tan familiar. Yuri y Larisa están integrados a una cultura y a una vida laboral europea en muchos aspectos. Ambos han pasado vacaciones, verano tras verano, en los países del espacio Schengen. Ambos han trabajado en una compañía de propiedad noruega. Los conferencistas de Larisa se fueron a los Estados Unidos y trajeron ideas de allí. Hoy en día ella compra publicidad en el espectro televisivo, en periódicos y en la red, igual que cualquier anunciante de Noruega. Sus proyectos de vivienda constan de apartamentos de tres cuartos en edificios de cinco pisos con jardín infantil en el patio trasero, ascensores Schindler, calefacción y hermosos parques. Sus vallas publicitarias evocan de alguna forma las vallas de edificios nuevos en los sectores de Løren o Ensjø, en Oslo.

      Pero, por otro lado, hay algo que provoca una intranquilidad extraña en lo que dicen, algo sobre los marcos de referencia. Yuri compara los tiempos de hoy con los tiempos de Stalin; Larisa afirma que la propaganda política en televisión es buena porque presenta varias perspectivas. Ambos consideran que Occidente debe asumir la responsabilidad de que el conflicto con Rusia haya escalado.

      Las carreras profesionales de ambos tienen problemas por la crisis económica, de la que Rusia es, en buena parte, culpable. Yuri está en peligro de perder su sustento diario debido a burócratas corruptos. Larisa tuvo la experiencia en 2002 de perder su fuente de ingresos, porque el presidente y su entorno asumieron el control de las elecciones. De todas formas, ambos apoyan a Putin y se sienten orgullosos y satisfechos con él.

      Los dos dicen que la adhesión de Crimea iba en contra de las leyes y reglas internacionales, pero que de todas formas la justicia prevalecía. ¿Existe aquí un truco ruso fundamental en el que uno se preocupa menos por las leyes y más por el derecho de los más fuertes? ¿Hay una diferencia fundamental entre la forma en como nosotros vemos el mundo y la forma en como ellos lo ven? Cuando Yuri compara el caso Savchenko con los procesos de Stalin en lugar de invocar la convención de Ginebra, puede indicar que una comprensión diferente de la historia cobra validez.

      Larisa terminó diciendo algo que puede ser clave:

      «La propaganda y las relaciones públicas pueden darle forma a la opinión pública, pero si el contenido va en contra de la simpatía de la sociedad, entonces no va a funcionar. Solo si los que ostentan el poder logran apelar a aquello que está anclado culturalmente en la gente desde tiempo atrás, la propaganda va a funcionar. La insurrección de Crimea y su subsiguiente adhesión no es algo que puedas pensar y poner en marcha… No fue una ocurrencia, como lo hubiera sido si Crimea hubiera sido anexada a Noruega, eso es lo que está arraigado culturalmente desde la Antigüedad».

      ¿Qué elementos culturales significativos son los que se esconden detrás de la historia rusa? ¿Qué elementos llevaron a Rusia en una dirección diferente a la de Europa Occidental en la que se ha basado la propaganda de Putin?

      444

      10 Así se les llama a las casas de campo en Rusia (N. del T.).

      11 Radio y Televisión de Noruega.

      12 Noticieros en la cadena de televisión pública de noruega.

      13 El nombre significa La lucha de clases (N. del T.).

      14 Una importante revista económica noruega (N. del T.).

      Clase de historia

      (Rusia y Europa)

      Las revoluciones son las locomotoras de la historia

      Karl Marx, filósofo alemán (1818-1883)

      allá lejos, en el norte, noruega y rusia comparten una frontera de 196 kilómetros de largo desde Treriksrøysen, en el valle de Pasvik, hasta el río Grense Jakob. Allí, noruegos y rusos han tenido un contacto estrecho desde el siglo XVIII, cuando los pomory navegaban hasta los pueblos de los fiordos de la costa de Finnmark para intercambiar cereales por pescado. El comercio era tan extenso que se creó un idioma común, el russenorsk. En la actualidad, aproximadamente diez mil noruegos y rusos tienen la llamada «certificación de pobladores de frontera», que permite el cruce de frontera noruego-rusa sin visa. En el pueblo de Kirkenes, la mayoría de las señalizaciones son bilingües.

      Los que viven hacia el sur viajan en avión de Oslo a San Petersburgo o Moscú durante más o menos dos horas y cuarto, casi el mismo tiempo utilizado para llegar a Londres o a París. Ambas metrópolis rusas están bastante cerca del centro geográfico de Europa, que es un lugar situado en las afueras de Vilna, la capital de Lituania. Pero a pesar de la cercanía geográfica, apenas existe algún libro de historia que no se haga las preguntas siguientes: ¿Rusia es parte de Europa o pertenece a otro círculo cultural? En ese caso, ¿es asiática o es algo completamente distinto?

      En I Ryssland och Europa. En kulturhistorisk estudie (En Rusia y Europa. Un estudio histórico cultural), Per-Arne Bodin, profesor de literatura rusa y polaca de la Universidad de Estocolmo, describe cómo la identidad rusa se ha formado a través de un acercamiento y distanciamiento frente a Europa. Cuando se formó

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