Democracia envenenada. Bernhard Mohr

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ilimitada. Pero lo que Putin ha hecho bien es el hecho de que con él la gente ha recobrado el sentimiento de que vale algo. Se nos ha devuelto el autoestima. Nada es más importante que eso. Cuando el periodo del socialismo terminó, entendimos que habíamos vivido casi cien años siguiendo unos principios equivocados. Y entonces queríamos vivir como Europa, pero no estábamos al mismo nivel. Esto llevó a un violento autocastigo, pero uno, a la larga, no puede vivir así».

      Cuando apagué la grabadora del celular, regresamos al laberinto de corredores y escaleras. Como debe ser para una compañía con doscientos cincuenta empleados, la división de mercadeo de Lenstroytrest también distribuye contenido en internet. Acepté presentarme en una video-entrevista sobre el mercado noruego de finca raíz. La entrevistadora, quien está al final de sus veinte años, me dice que en verano toma su automóvil, se va al norte de Noruega y vacaciona allí, hasta donde le alcanza el dinero. Ella presentó tantos datos sobre la región de Lofoten, Vesterålen y el resto de esa parte del país que me quedé mudo. Sus preguntas sobre el desarrollo urbano y la política de vivienda en Noruega eran tan perspicaces que fue difícil responder. Ella ha viajado por mi país con la mente abierta y un deseo sincero de estudiar lo mejor posible la naturaleza, el temperamento y la cultura noruegos. Con los ojos brillantes me contó sobre reuniones con la gente local y con otros turistas bajo la luz del sol del atardecer y las inolvidables noches que pasó bajo el cielo abierto.

      El que haya un ambiente amigable hacia Rusia, si así se le puede llamar, tiene un anclaje regional en Noruega. El debate en el ámbito nacional se da en Alemania. En la patria de Angela Merkel, varios periodistas y académicos destacados consideran que es nuestra falta de capacidad para entender la perspectiva rusa a la que se debe culpar por el alto nivel de conflicto entre Occidente y Rusia. Una de ellas es la profesora de periodismo Gabriele Krone-Schmalz, que en los años ochenta y noventa era la corresponsal en Moscú para RDA. A ella le han otorgado tanto la Cruz Federal al Mérito en Alemania (Bundesverdienstkreuz) como la Medalla Pushkin en Rusia. En el libro Russland verstehen (Entender a Rusia) ella describe cómo Occidente —a finales de los años ochenta y en los años noventa—, desperdició la oportunidad de construir vínculos duraderos con Moscú. En lugar de tratar a Rusia como un socio, los líderes de aquellos tiempos trataron al país como una propiedad en quiebra. En una Europa geopolítica cambiada radicalmente, la otan empezó a moverse hacia el Oriente sin escuchar la opinión de Rusia. Y en medio de la alegría de ver que «el Imperio del mal», citando las palabras de Ronald Reagan, se estaba disolviendo y que pequeñas poblaciones oprimidas por Moscú se convertían en estados propios, nos olvidamos de pensar que veinticinco millones de rusos, de repente, se encontraban fuera de los límites de su propio país.

      Tal y como lo dijo Larisa, hoy en día Rusia se encuentra en una fase de reconstrucción en la que Occidente tiene que mostrar paciencia; esto mismo cree Krone-Schmalz. El país ha experimentado durante los últimos veinticinco años tres revoluciones paralelas cuyas repercusiones persisten. Una fue económica, donde la economía planificada fue remplazada por la economía de mercado; la otra fue política, donde la dictadura comunista fue reemplazada por la democracia; la tercera tuvo que ver con un aspecto espiritual, el de la identidad, donde el Imperio soviético fue reemplazado por el Estado nacional ruso. Estos procesos en sí son tan profundamente conmovedores que va a tomar más de veinticinco años llevarlos a cabo. Cuando criticamos a Rusia por la ley sobre la propaganda homosexual, por ejemplo, no debemos olvidar que la homosexualidad estaba prohibida por ley en varios países occidentales de Europa hasta los años setenta. Entre 1950 y 1994 se dieron 50.000 condenas por homosexualismo en Alemania Occidental. La razón de las actuales leyes de liberación e igualdad de oportunidades en Occidente fue empujada por la revolución sexual de los años sesenta y setenta, una revolución que tocó a la Unión Soviética de una manera muy limitada. Krone-Schmalz considera que nuestra imagen negativa de Rusia se debe también a una prensa occidental que no tiene la capacidad de mantener una perspectiva lo suficientemente amplia ante lo que está pasando. ¿Por qué escuchamos tanto sobre los cientos que fueron asesinados durante el Euromaidán, y tan poco sobre los cuarenta y dos manifestantes prorrusos que fallecieron cuando la Casa de los Sindicatos de Odessa se quemó? Aquello que no encuadra bien en la serie de argumentos occidentales se pasa por alto y se calla. Krone-Schmalz no niega que las noticias oficiales de Moscú están caracterizadas por la propaganda, pero considera que los periodistas occidentales no llevan a cabo su función social cuando no investigan el grado de veracidad de las noticias. «Tan pronto como pasa algo en Rusia que “nosotros” en Occidente no entendemos inmediatamente, porque no conocemos los contextos y los antecedentes, entonces aparece nuevamente la imagen del enemigo», escribe ella.

      Krone-Schmalz ha sido criticada por cometer el mismo error: pasar por alto sucesos que no encuadran en su narrativa, como las evidentes violaciones de los derechos humanos en Rusia. Existen también periodistas y escritores en el campo más crítico del Kremlin que consideran que Occidente tiene parte de la culpa por la mala relación existente. La redacción del canal de televisión Dozjd (Tv Rain), desde su establecimiento en 2010, ha sido conocida por las críticas incontrolables hacia Vladimir Putin y su partido Rusia Unida. El jefe de varios años de redacción del canal, Mikhail Zygar, publicó en 2015 Vsja kremljovskaja rat. Kratkaja istorija sovremennoj Rossii (Todo el ejército del Kremlin. Una historia corta sobre la Rusia moderna). Allí describe el tiempo del mandato de Putin como una especie de viaje desde Occidente a Oriente. Al comienzo de su primer periodo presidencial, Putin

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