Los orígenes. Enrique Semo
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу Los orígenes - Enrique Semo страница 7
1. Lítica (21000 a 4500 a.C.). Las bandas nómadas de cazadores- recolecto ras son la única forma de sociedad existente. Los restos más antiguos, encontrados en El Cedral (San Luis Potosí), Valsequillo (Puebla) y Tlapacoya en el Valle de México, tienen una antigüedad de 21000-30 000 años. Al principio, sus instrumentos —grandes y burdos— son todos de piedra. Están modelados a golpes con piedras más duras para producir bordes cortantes o puntas agudas. Hacia el año 12 000 parece haber ocurrido una serie de innovaciones en el trabajo de la piedra ya que aparecen las puntas de proyectil en forma de hoja, trabajadas en ambas caras con el uso de punzones y objetos de hueso. Aparece el propulsor, mas no el arco y la flecha que son posteriores. Los artefactos son cada vez más pequeños y mejor modelados. La ubicación de los restos prueba que ya desde el inicio de la época todo el territorio está habitado, pero con una densidad muy baja. Hacia el año 7000 aparecen las primeras plantas cultivadas. El fin del periodo está marcado por los avances de la agricultura como ocupación complementaria.
2. Preclásica temprana (4500 a 1200 a.C.). El tránsito a la agricultura sedentaria y su generalización (hacia 2300) tienen lugar durante ese periodo. Aumenta el número de plantas cultivadas. Aparece también la cerámica y algunas casas construidas que remplazan las cuevas. Hacia mediados del periodo pueden distinguirse centros regionales compuestos de una aldea mayor que controla varios pueblos.
3. Preclásica tardía (1200 a.C. a 100 d.C.). Aparición de centros ceremoniales y de las primeras civilizaciones tributarias, la más temprana de ellas, la olmeca y poco más tarde, algunos centros mayas. A partir de los años 400 a.C. se generan importantes avances tecnológicos en la agricultura, la mayoría ligados con la irrigación. En los últimos dos siglos se multiplica la construcción de grandes pirámides monumentales erigidas con trabajo colectivo, como las de Cuicuilco con base redonda de 187 m de diámetro y 27 de altura. Aparecen los rasgos que distinguen a Mesoamérica del resto de Norteamérica y Centroamérica, aun cuando no se han generalizado todavía en todo su territorio.
4. Clásica (100 a 650/900 d.C.). Crecimiento acelerado de la población; aparición de instituciones económicas y políticas complejas; florecimiento de las grandes ciudades gobernadas por sacerdotes y reyes; auge de todas las expresiones artísticas. En la cuenca de México, apogeo del dominio deTeotihuacan y de Monte Albán y Tikal en sus respectivas zonas. El conocimiento de la escritura se generaliza aun cuando sólo los mayas y los zapotecos parecen haber contado con sistemas jeroglíficos plenamente desarrollados. Diversidad exuberante de las culturas y sus manifestaciones. Culto generalizado de la serpiente emplumada conocida más tarde por los mexicas como Quetzalcóatl. Edad de oro de las civilizaciones mesoamericanas. Las fechas, tanto del principio como del final de la época cambian de un área a otra.
5. Posclásica (650-900 a 1521 d.C.). Época marcada por la inestabilidad, las guerras y las migraciones; afirmación del dominio de los guerreros; emergencia de imperios en conflicto; auge del comercio; aparición de la historia escrita y las crónicas; sacrificios humanos masivos y estancamiento de las expresiones artísticas. Destrucción final de las civilizaciones mesoamericanas por los conquistadores europeos.
La segunda periodización, válida como la primera sólo para Mesoamérica, obedece a criterios de antropología económica y destaca el régimen económico y social. Según esta periodización la historia antigua de México se divide en las tres formaciones ya citadas, con la siguiente cronología: 1. Comunidad de cazadores-recolectoras (21000 a 5000 a.C.); 2. Comunidad agrícola igualitaria (5000 a 1000 a.C.); 3. Sociedades tributarias (1000 a.C. a 1519 d.C.).
La relación entre ambas periodizaciones es muy simple. El primer ciclo de la periodización económico-social corresponde más o menos al lírico de la periodización arqueológico-cultural, mientras que el segundo corresponde al preclásico temprano. El de la sociedad tributaria en cambio abarca una época que en la arqueológico-cultural coincide con tres etapas: preclásica tardía, clásica y posclásica.3
Nuestro arsenal de conceptos organizadores estaría incompleto si no agregamos un conjunto que se plasma en la geografía humana. Me refiero a los conceptos Mesoamérica, Aridamérica y Oasisamérica, que han sido también objeto de múltiples discusiones. Esta división permite designar áreas culturales relativamente definidas a partir de la aparición de las primeras sociedades estratificadas, hacia el año 1200 a.C., pero su plena vigencia en los límites que aquí presentamos sólo se impone al principio del posclásico.
Introducida por Paul Kirchhoff en 1943, la idea de Mesoamérica se ha transformado en un concepto aceptado no sólo por antropólogos y arqueólogos, sino que es de uso común. Su frontera septentrional está representada por una línea móvil que hacia el año 900 d.C. sigue el río Sinaloa en el noroeste y el Soto la Marina en el noreste. Entre los dos hay un hundimiento para excluir el desierto central de Chihuahua, Nuevo León y Coahuila. Su frontera sur se extiende a lo largo del río Ulúa en Honduras, bajando hacia el sur para terminar en el golfo de Fonseca de la costa del Pacífico de El Salvador. Esta área engloba una superficie cercana a un millón de kilómetros cuadrados.
Mesoamérica 1520 d. C., Linda Manzanilla y Leonardo López Luján, 2000: 71.
Mesoamérica es el área de la multiplicación temprana de las aldeas sedentarias y de una apretada sucesión de civilizaciones que comparten una serie de rasgos originales que las distinguen del resto del mundo: chinampas, el cultivo del maguey para aguamiel, arrope, pulque y papel; el calendario con base en la combinación del año solar de 365 días y el ciclo sagrado de 260; la escritura jeroglífica; los mercados organizados y el comercio a larga distancia; el uso del cacao como moneda; las guerras floridas; los códices, anales históricos y mapas. Al norte, el mundo mesoamericano topa con los pueblos cazadores y recolectores de las zonas áridas, el mundo bravio de la "Gran Chichimeca", como había de llamársele más tarde. Más allá se extienden sociedades de economía mixta del sur de Estados Unidos. En la frontera meridional predomina una serie de pequeñas tribus y cacicazgos que no alcanzan el nivel de las sociedades complejas pese a ser productores de cerámica de excelente calidad. Todavía más al sur, en Ecuador, Perú y Bolivia está el área andina, en la cual florece el imperio inca que constituye el otro gran centro prístino de civilización en América. Con él los mesoamericanos sólo establecen contactos esporádicos. Originalmente los límites septentrionales de Mesoamérica se fijaban con una línea que partía en un punto en el Golfo de México que se encuentra al norte del Puerto de Tampico, luego bajaba para excluir la zona desértica del norte de México y llegar a la costa del Pacífico a la altura de la punta de Baja California. Al sur la frontera se extiende desde el noroeste de Honduras en el Caribe y cruza la tierra firme hasta llegar a la costa del Pacífico en El Salvador. Pero trabajos arqueológicos recientes, realizados en La Quemada y Chalchihuites en Zacatecas, prueban que existían centros de civilización importantes entre los años 300 y 1100 d.C. en esta zona. Esto obligaría a mover el centro de la frontera septentrional hacia el norte de Mesoamérica.
Aridamérica incluye las zonas áridas y semiáridas del norte de México, como la península de Baja California, la mayor parte de Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y norte de Tamaulipas, porciones de Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, Aguascalientes, norte de Jalisco, Guanajuato y Querétaro. Pese a la diversidad de ecosistemas que existen en esa enorme extensión que abarca 800 000 kilómetros cuadrados, predominan en ella áreas áridas con vegetación raquítica de matorrales, agaves y cactáceas, y la escasez o ausencia de ríos, lagos y manantiales. Aquí prevalecen