René Descartes: El método de las figuras. Pablo Chiuminatto

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René Descartes: El método de las figuras - Pablo Chiuminatto

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ya que fue precisamente él —al seguir la fuerte corriente anti-aristotélica del siglo XVI y suspender las parcelaciones epistemológicas tradicionales— quien estableció los principios para la transformación general del conocimiento a través de un modelo racional diferente, tanto físico como metafísico. Su geometría fue la demostración concreta de una consideración reformada que permitía enfrentar el temor estructural constitutivo del conocimiento de su tiempo, mediante la combinación de universos heterogéneos que, inevitablemente, determinaban el desarrollo de la ciencia y las nuevas perspectivas de la filosofía. Descartes logró cruzar un umbral, sin embargo su legado padece, por su misma relevancia epistémica, cierta petrificación, propia de los monumentos.

      Según nos explica Funkenstein, la doctrina de Aristóteles distingue claramente entre lo inconmensurable y lo incomparable, a diferencia del caso de Descartes, quien propone visionariamente una mezcla de categorías que rompen este habitus:

      No obstante esta revolución llevada a cabo durante la primera modernidad, la obra de Descartes vive, con ciertas modulaciones, un proceso de resistencia que muestra por momentos un purismo extremo e incluso una forma especial de ceguera (racional) sobre cualquier defecto de un Descartes más humano y menos monumento. Uno de los aspectos en los que esta paradoja cartesiana ante los esquemas del mundo se manifiesta, se ve en las condiciones restrictivas que históricamente ha experimentado cualquier análisis de su doctrina filosófica de la imagen, versus la importancia que le da Descartes a las imágenes en su obra científica.

      Parafraseando a Burckhardt —citado en la primera parte de este capítulo—, este estudio no es una novela histórica. Las preguntas asumidas para poder explorar la obra de Descartes y hacer participar los aspectos iconográficos antes mencionados, deben asignarse necesariamente a otras disciplinas, más allá de la filosofía pura y la ciencia, como son por ejemplo la historia de la imprenta, el dibujo y el grabado. Puesto que se desenvuelven precisamente en aquellos espacios, también imaginarios —como dice Huygens— e implican un intenso tejido comparativo derivado del hecho de que son, en sí mismos, analogías del proceso racional que liga imagen y texto.

      Las láminas de Descartes constituyen —como casi cualquier imagen— un modelo dinámico que integra no solo aquello que una lectura iconográfica instrumental podría establecer, sino también una simbólica, cultural e iconológica que permite trabajar con parámetros ligados a los métodos comparativos tradicionalmente vinculados a la disciplina histórica o literaria. Estamos ante ejemplos concretos de filiaciones, semejanzas, influencias e incluso sobrevivencias, manifiestas tanto al interior de cada elemento como en relación a todo el conjunto que conforman. Este último concepto, el de la comparación, rico y complejo, ha sido desarrollado por grandes autores en la segunda mitad del siglo XIX y del siglo XX, en contextos tan diversos como la historia, la literatura, la arqueología y la historia del arte, así como también en la antropología y el psicoanálisis, donde el criterio de “sobrevivencia” es más que solo la clave de lectura de una época: funciona como principio general para el estudio sobre la cultura.

      Será necesario que el lector, en consecuencia, acepte las siguientes premisas. Primero, que para el estudio de las ilustraciones científicas de Descartes es necesario abrirse a nuevos aspectos de lectura de su obra, como lo son aquellos determinados por la práctica misma de la ilustración científica, los que comprenden la siempre compleja y antigua relación entre texto e imagen. Reconocer, después, la actividad de la escritura y las decisiones retóricas que el mismo filósofo ha debido asumir durante el proceso de conformación de sus libros, bajo el siguiente principio: si el texto significa, la imagen también; sobre todo aquellas imágenes usadas para las ilustraciones y los esquemas visuales ligados a las demostraciones científicas y los conceptos expuestos en el texto, que fueron precisamente consentidos por el propio autor para ser publicados en sus libros como parte del ejercicio gráfico de la demostración.

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