Cuidados básicos del niño sano y del niño enfermo. Roser Casassas

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Cuidados básicos del niño sano y del niño enfermo - Roser Casassas

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años, especialmente en los seis primeros meses. La amilasa salival tiene más importancia que la pancreática para la digestión de los hidratos de carbono en el lactante hasta los tres meses, edad en que esta última alcanza los niveles de adulto. La saliva es rica en lisozima, la que cumple una importante función en la protección contra infecciones.

      El esófago posee una motilidad menor en el lactante pequeño, la perístalsis secundaria (que se inicia en la parte superior del esófago una vez pasado el bolo alimenticio y progresa hacia el estómago) es débil o ausente en el lactante, esto asociado a una incapacidad funcional relativa del esfínter esofágico, “cardias”, facilita el reflujo gastroesofágico o regurgitación fisiológica en los niños; la madurez de este esfínter se alcanza, generalmente, a fines del primer trimestre de vida, disminuyendo las regurgitaciones fisiológicas alrededor de los 6 meses, mereciendo una profunda evaluación en caso de persistir.

      La ubicación del estómago del niño es más alta y transversal; entre los diez y doce años toma la posición del adulto. La musculatura de sostén del aparato digestivo está poco desarrollada, condición que favorece la distensión abdominal, que se agrava por la tendencia del lactante a deglutir aire durante la alimentación, lo que sumado a la inmadurez del esfínter, junto a posiciones incorrectas, facilita en el lactante el reflujo y los vómitos.

      Proporcionalmente el tamaño del estómago es menor, con una capacidad limitada que determina la necesidad de fraccionar la alimentación; la secreción de jugo gástrico es insuficiente para mantener la acidez adecuada que permita la acción de la pepsina sobre las proteínas (caseína), especialmente si el niño es alimentado con leche artificial. La producción de jugo gástrico, ácido clorhídrico, pepsina y gastrina sérica está disminuida en los niños hasta más o menos los dos años, en que el estómago alcanza su madurez funcional.

      Las enzimas pancreáticas que intervienen en el proceso digestivo, como la amilasa y la lipasa están disminuidas al nacer, pero alcanzan mejor concentración a los tres meses; por eso el lactante presenta durante los primeros meses problemas para desdoblar los almidones y las grasas. A su vez el hígado también es inmaduro durante los primeros seis meses, con una secreción escasa de sales biliares, que dificulta la digestión de los ácidos grasos saturados. Este órgano es de gran volumen en el niño, especialmente en el recién nacido.

       Capacidad Gástrica en diferentes edades

Edades Cantidad en ml.
Recién nacido 30 a 90
1 mes 90 a 150
1 año 200 a 300
2 años 500
Mayor de 2 años 750 a 900

      El contenido de líquido del estómago pasa con rapidez al intestino, vaciándose en 2 a 4 horas los primeros meses. El tránsito intestinal completo demora de 14 a 18 horas.

       Deposiciones

      Las características de las deposiciones están íntimamente relacionadas con el tipo de alimentos que recibe el lactante. El niño alimentado con leche materna elimina deposiciones muy variables, el color puede ser amarillo oro y en ocasiones verdoso, la consistencia es a veces pastosa y otras disgregada, con gran proporción de agua, el olor es levemente ácido al igual que su pH. Las deposiciones de lactantes alimentados con leche artificial son de un color amarillo más claro, pueden presentar grumos (coágulos de caseína) y son de consistencia algo más dura.

      A medida que la alimentación se hace variada y disminuye la ingestión de leche, las deposiciones son más formadas y oscuras. A los dos años son semejantes a las del adulto.

      La frecuencia de las evacuaciones también es diferente de un niño a otro y en relación con la alimentación que reciben. En los primeros meses de vida muchos lactantes obran inmediatamente después de recibir la leche, debido al reflejo gastro-cólico, pudiendo presentar tantas deposiciones como el número de veces que se alimenta. En el segundo semestre y cuando ya está recibiendo otros alimentos la frecuencia es de 1 a 3 veces por día, o puede pasar varios días sin obrar. Conviene recordar que la diarrea y la estitiquez están dadas principalmente por cambios en la consistencia más que el número de veces que el niño elimina deposiciones. Tener esto presente evita diagnósticos equívocos.

      La evacuación voluntaria o control del esfínter anal depende de la maduración de mecanismos neuromusculares. El niño primero aprende a retener, lo que ocurre alrededor de los doce a dieciséis meses y luego a vaciar voluntariamente, entre los dieciocho y veinticuatro meses.

      La formación del sistema renal se completa alrededor de las treinta y seis semanas de vida intrauterina. Los cambios en el tamaño y función renal son muy marcados a lo largo de la maduración somática; este crecimiento posterior es a expensas de un aumento de tamaño (hipertrofia) de los nefrones y del tejido intersticial que los rodea. Al nacer, los riñones pesan aproximadamente 24 gr., triplican su peso al año y lo quintuplican a los cinco años.

      El recién nacido y lactante pequeño tiene una insuficiencia relativa por la inmadurez del sistema, que si bien le permite mantener su homeostasis, se hace evidente en condiciones de sobreexigencia.

      La velocidad de filtración glomerular se duplica durante las dos primeras semanas de vida, aumentando rápidamente en el primer año para alcanzar valores proporcionales a los del adulto a los dos años de edad. Esta diferencia de filtración se debe a que no todos los glomérulos del niño están en igual grado de maduración. También en el primer mes de vida las células que cubren al glomérulo son de mayor grosor. La función de los túbulos es eficiente al nacer o se alcanza precozmente. La capacidad de concentración se logra alrededor del año y medio.

       Características de la orina

      En la vejiga del recién nacido suele encontrarse orina al momento de nacer, la que puede no ser eliminada durante las primeras 12 a 24 horas.

      La orina normal, recién emitida, es de color amarillo claro, transparente y de olor que no llama la atención. El volumen total se relaciona con la edad, el metabolismo y la ingesta de líquidos. A toda edad se espera un volumen de 30 a 80 ml. por kg. de peso por día. El pH urinario es más bien ácido en el recién nacido y luego tiende a ser neutro. La eliminación de proteínas está presente en pequeña cantidad en la orina de algunos niños normales.

      Diuresis Diaria Promedio Según Edad (Tomado de Bras J. et al. Pediatría en Atención Primaria. Ed. Springer - Verlag Ibérica 1997).

Edad Volumen Total / día (ml.)
Recién nacido 15 a 60
1 mes 250 a 450
6 meses 400 a 500
12 meses 500 a 600
2 años 500 a 600
4 años 600 a 750
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