Cuidados básicos del niño sano y del niño enfermo. Roser Casassas

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Cuidados básicos del niño sano y del niño enfermo - Roser Casassas

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lo que hace necesaria una adecuada atención de la madre durante el embarazo. Afortunadamente la mayoría de los niños crecen y se desarrollan en forma normal gracias a los cuidados otorgados por sus padres y al apoyo de los programas de protección de la salud como el control pre-natal y el control de salud en los primeros años de vida. Estas son actividades a través de las cuales los profesionales de salud ayudan en estas etapas de la vida, enseñando a las madres y familias sobre su cuidado. A pesar de ello, el riesgo de enfermar y morir está siempre presente y es mayor cuanto menor es la edad del niño.

      La mayoría de los problemas de salud que afectan a los menores se resuelven en forma ambulatoria y con cuidados realizados en el hogar. Sólo una pequeña fracción de los niños requiere hospitalización. Las principales causas de ello son las enfermedades del aparato respiratorio, las afecciones originadas en el período perinatal (complicaciones del embarazo o del parto, desnutrición fetal, traumatismos al nacimiento, asfixia del nacimiento, síndromes de aspiración neonatal, enfermedades virales congénitas, entre otras) y las enfermedades infecciosas y parasitarias. Según información del Ministerio de Salud de Chile, el año 2005 un 34% de los egresos hospitalarios de niños de 0 a 4 años correspondió a enfermedades del aparato respiratorio, un 20,7% de ellas a las del período perinatal y un 9,4% a enfermedades infecciosas.

      La mortalidad infantil, término que sólo se refiere al número de niños que fallece durante el primer año de vida, expresa el riesgo de morir de los niños nacidos durante este período. Se calcula como el cociente entre el número de defunciones de niños menores de un año ocurridas en un año determinado y el número de nacidos vivos en ese mismo año, multiplicado por mil por lo tanto la cifra se informa por cada mil nacidos vivos. En Chile, en el año 2005 la mortalidad infantil fue 7,9 por mil nacidos vivos. Esta cifra ha disminuido en forma significativa y constante a lo largo del tiempo; en el año 1985 era de 19,5 por mil nacidos vivos, en 1990 de 16 y en 1995 de 11,1. La actual cifra de 7,9 por mil (año 2005) junto a la de Cuba de 5 por mil, son las más bajas de Latinoamérica y muy similares a las observadas en Estados Unidos y Canadá. No ocurre lo mismo en países vecinos. Según cifras publicadas por la Organización Mundial de la Salud para 2006, la mayoría de los países latinoamericanos mantienen tasas de mortalidad infantil de entre 17 y 29 por mil nacidos vivos y las más altas están en Haití (60 por 1.000) y Bolivia (50 por 1.000). En muchos de estos países las enfermedades infecciosas son una causa importante de muerte. En Chile, gracias a la buena cobertura de los programas de vacunación, control de salud infantil, saneamiento ambiental y de educación a los padres, la mortalidad por estas afecciones se ha controlado en forma importante. Las principales causas de muerte en el menor de un año son las afecciones originadas en el período perinatal, seguidas por las anomalías congénitas y en menor proporción, las enfermedades del aparato respiratorio y las causas externas como los accidentes y agresiones.

      A partir del año de vida en adelante, el riesgo de muerte de los niños disminuye en forma importante y el principal motivo de recurrencia son las causas externas, principalmente los accidentes. La tasa de mortalidad de los niños de 1 a 4 años en Chile fue para el año 2005 de 0,3 por mil habitantes y para los niños de 5 a 9 años, de 0,2 por mil habitantes.

      Con respecto a las enfermedades, entre los problemas de salud infantil que han ido cobrando cada día mayor importancia están los de malnutrición. La malnutrición por déficit ha disminuido considerablemente en nuestro país alcanzando sólo al 2,9% de los menores de 6 años el 2006; en cambio, la malnutrición por exceso para el mismo año fue de 22,8% (MINSAL, 2008).

      Muchas de las enfermedades del período infantil son prevenibles con adecuados cuidados del niño y en los casos que no se puedan prevenir, los cuidados tempranos y oportunos de una determinada afección, evitan complicaciones que pueden llevar a que ésta se agrave. El cuidado otorgado por los padres debe ser fortalecido por la educación realizada por los profesionales de la salud, para que éste sea el adecuado tanto en períodos de salud como de enfermedad. Cada día es más necesario incrementar la responsabilidad de la familia en lo referente a la salud de sus miembros, especialmente a la crianza y cuidado de los niños. Los primeros años de vida son decisivos para cimentar las bases de una buena salud.

      Cuidar a un niño sano es ofrecerle todo lo necesario para que crezca, se desarrolle y alcance el máximo de todo su potencial genético, es ofrecerle un ambiente cálido y seguro para el desarrollo de su autoestima y de su afectividad. Es contribuir a mantener un óptimo estado de su salud y al desarrollo de un estilo de vida saludable.

      Cuidar de un niño enfermo es tratarlo con mucho cariño, es tener compasión de él, es ponerse en su lugar, vivir lo que está viviendo, sufrir lo que está sufriendo, es estar atento y anticiparse a sus necesidades. Es evitar que su enfermedad se agrave o complique, es ayudar a su familia a aprender a cuidarlo para que pueda recuperar la autonomía. Dependiendo de la edad del niño, cuidarlo es enseñarle y ayudarlo a cuidarse con responsabilidad.

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      El autocuidado de la salud es un concepto que considera lo realizado por la propia persona, tanto en situaciones de salud como de enfermedad, lo realizado por personas no especializadas en beneficio de los suyos cuando por diversas situaciones como edad extrema, enfermedad invalidante, discapacidad, falta de conocimientos, entre otras, la propia persona no puede hacerlo y lo realizado por los profesionales cuando la complejidad de lo requerido así lo amerita.

      La definición de autocuidado como “la realización de actividades que las personas ejecutan libre y voluntariamente con el fin de mantener la vida, salud y bienestar” ya citada en los párrafos precedentes, corresponde a Dorothea Orem, enfermera, creadora de un modelo de autocuidado de la salud. Esta definición hace tomar conciencia que el autocuidado de la salud es un fenómeno activo, que requiere que las personas sean capaces de usar la razón para comprender su estado de salud y decidir un curso de acciones apropiadas en beneficio de su salud y bienestar. El autocuidado de la salud no es un conjunto de acciones rutinarias que se realizan en forma automática.

      El modelo de autocuidado al que hacemos referencia emplea una serie de conceptos propios de su lenguaje que definiremos en forma sintética con la finalidad de que los cuidadores informales (padres, familiares cuidadores no profesionales) comprendan su importancia.

      Término para referirse a las necesidades que son requeridas para lograr el funcionamiento y desarrollo humano. Existen tres tipos de requisitos de autocuidado: universales, del desarrollo y de desviaciones de la salud.

      • Los requisitos de autocuidado universal están presentes en todas las personas en todo momento de su vida; son parte de la condición vital. Ellos incluyen: mantención de un ingreso suficiente de aire; mantención de una ingesta suficiente de líquidos; mantención de una ingesta suficiente de alimento; aseguramiento de los cuidados asociados con los procesos de eliminación; mantención de un balance entre la actividad y el descanso; mantención de un balance entre la soledad e interacción social; la prevención de accidentes y la promoción de la normalidad.

      • Los requisitos de autocuidado del desarrollo son específicos para una edad, estado y experiencias particulares de vida de una persona debidas a la etapa del ciclo vital. Ellos incluyen actividades destinadas a proveer las condiciones que apoyen y promuevan el desarrollo y de prevención o superación de las condiciones que afectan el desarrollo.

      • Los requisitos en desviación de la salud son resultado de una enfermedad, lesión o alteración y de su tratamiento. Ellos incluyen acciones como: buscar y asegurar una asistencia

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