La soledad del lector. David Markson

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La soledad del lector - David  Markson

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casi nunca vería a estas mujeres, solo tendría conciencia de su proximidad. O las oiría, en ocasiones.

      Raskolnikov. Bloom. Mr. Kurtz.

      Rochester murió en 1680. No se publicó su poesía completa hasta 1926.

      Y aun entonces no estuvo permitida en Estados Unidos.

      La lámpara de Flaubert ardía con tanta regularidad en su estudio de Croisset durante la noche que los pilotos en el Sena podían usarla como orientación.

      ¿O es probable que Raskolnikov al menos a veces los viera desde otras ubicaciones?

      En esta casa la misma impermanencia inicial, las mismas cajas.

      A los veinte, Bach hizo una peregrinación de más de trescientos kilómetros, a pie, para escuchar tocar el órgano a Buxtehude.

      Llévame a algún lado al este de Suez.

      Si un escritor debe robarle a su madre, no dudará; la Oda a una urna griega bien vale un buen número de ancianas.

      Una persona de Porlock por negocios.

      Aldonza Lorenzo.

      Raskolnikov escribió algunos libros.

      Con ninguno de ellos pasó mucho. En cualquier caso fue hace mucho tiempo.

      Jack London se suicidó.

      Bruno Schulz iba a su casa con una hogaza de pan cuando la Gestapo lo baleó en la calle.

      El Protagonista leyendo. Las oye, ahí arriba.

      Mussorgsky murió enloquecido por la bebida.

      Todavía existe un listado de los corredores que ganaron los Juegos Olímpicos desde 776 AC y a lo largo de los siguientes 993 años. Los eventos en la historia griega se fechaban de acuerdo con la Olimpíada en la que hubieran ocurrido.

      Kant era antisemita.

      Esa zona del garage, en la parte de atrás, da solamente a matorrales y arbustos. Hay un sendero que Raskolnikov/Bloom sigue entre las dunas, pero se aleja en diagonal, de modo que casi no es posible ver el piso de arriba tampoco desde allí.

      Anaximandro tenía sesenta y cuatro años el segundo año de la quincuagésima octava Olimpíada.

      Y así es como Diógenes Laercio lo ubica en una ocasión.

      ¿Algún tipo de balcón en el piso de arriba daría al mar? ¿De cuán lejos se lo percibiría desde la playa cuando el Protagonista pasea por allí?

      Solo un loco bailaría estando sobrio, dijo Cicerón.

      He aquí que he oído que hay alimento en Egipto.

      ¿Cuántos años han pasado del último entierro en el cementerio? ¿Todavía aparecen parientes de los muertos?

      Heráclito no dijo que uno no puede bañarse dos veces en el mismo río. Lo dijo uno de sus seguidores.

      Heráclito sí dijo, sin embargo, que rezarles a las estatuas de los dioses era como hablarle a una casa en lugar de a su dueño.

      Y que las almas huelen en el Hades.

      A.E. Housman no vivió en Shropshire jamás en su vida.

      Ralph Roister-Doister.

      Llevó ocho años vender la primera edición de seiscientos ejemplares de La interpretación de los sueños.

      Nuestra hermana, la muerte.

      Tal vez que aparezca un deudo solitario, con regularidad, en una tumba. También en este caso una mujer. Joven. De hecho demasiado joven como para tener una relación con cualquiera de los allí enterrados que el Protagonista logre descifrar.

      ¿O unas pocas tumbas son más recientes?

      Roland Barthes murió tras ser atropellado por el camión de una lavandería.

      Cuando Ovidio fue desterrado de Roma, lo mandaron a Tomis, en el mar Negro.

      ¿Acaso de otro modo el Lector habría oído nombrar una ciudad de Rumania ahora llamada Constanza?

      La primera casa de Anne Bradstreet en Massachusetts, una década después del Mayflower, fue en lo que más adelante se conocería como Harvard Square.

      Esopo fue esclavo. Terencio fue esclavo. Epicteto fue esclavo.

      ¿El Protagonista mirando a la mujer que aparece?

      ¿Después de un tiempo comprende que la espera casi inconscientemente?

      Helen Frankenthaler Motherwell, fue su nombre legal alguna vez.

      Frédéric Chopin era antisemita.

      Madame,

      Si interpreto correctamente su carta, está usted ignominiosamente casada; si aún no se ha concretado, hablemos aunque sea una vez.

      Camille Claudel pasó los últimos treinta años de su vida en un manicomio.

      Alguien va a llamar. Seguramente alguien va a llamar.

      Puede que la de Aristóteles haya sido la primera biblioteca puramente privada.

      A los cuarenta y seis, después de una enfermedad, súbitamente Goya se volvió sordo como una tapia.

      ¿Por cuánto tiempo el Lector podrá sostener el aislamiento del Protagonista sin explicar de dónde viene?

      ¿Cuán concebible es para el vacío simplemente existir?

      L’Être et le Néant.

      Blaise Cendrars perdió un brazo en la Primera Guerra Mundial. Igual que uno de los hermanos de Ludwig Wittgenstein, un concertista de piano.

      Piojos en los rulos de la literatura, llamó Tennyson a los críticos.

      ¿O la pregunta persistirá? ¿Por qué el Protagonista no tiene vida?

      Habiendo escrito sus propios libros, ¿habría leído a otros autores?

      ¿No lo hace, ahora?

      Después de encender el motor de su auto en un garage cerrado para suicidarse, Anne Sexton se puso a tomar vodka mientras esperaba.

      Erina de Telos, que murió a los diecinueve.

      Hace dos mil trescientos años.

      La política en una obra literaria es como un disparo de pistola en mitad de un concierto.

      La mujer en la tumba.

      Brunelleschi fue el primer artista del Renacimiento sobre el que se escribió una biografía completa.

      Estoy cansado, Ananda, y quisiera recostarme.

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