La soledad del lector. David Markson
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Goethe no se acostó con una mujer hasta los cuarenta años.
¿Dónde estaría/n el hijo y/o la hija del Protagonista? ¿Con cuánta frecuencia los vería, se comunicaría con ellos?
¿Lo haría?
Una vez Samuel Beckett tuvo que esconderse diez días debajo de un falso piso en el altillo de Nathalie Sarraute en París mientras trabajaba para la Resistencia durante la Segunda Guerra Mundial.
Eppur si muove.
Armande Béjart.
La mujer de Tolstoi copió a mano siete veces todo el manuscrito de Guerra y paz.
Un libro ignorante, de baja estofa.
Dijo Virginia Woolf del Ulises.
No puedo ni pronunciar esa inmundicia.
Dijo Wallace Stevens de la palabra útero en un poema.
Aunque todas las leyendas indican lo contrario, Empédocles no se arrojó al Monte Etna. Ni siquiera murió en Sicilia.
Byron tenía nueve años cuando su niñera, una tal May Gray, lo introdujo en el sexo.
¿Cuánta aislación podría tener el techo de un antiguo garage? ¿Ishmael/Meursault/Kurtz notaría prácticamente cualquier movimiento en el piso de arriba?
Tony Trollope, lógicamente lo llamaban.
Madeleine Grey. Los Chants d’Auvergne.
¿Por qué la memoria activa del Lector nunca incluye que Helena de Troya era hija de un dios y nació de un huevo?
Aunque Homero insiste en que era mortal.
Aquino no sabía casi nada de historia.
Maigret.
¿Hace falta aclarar que esta presencia del piso superior acentuaría la percepción del Protagonista de su propio aislamiento?
¿Hace falta aclarar que deplora estar solo?
Vladimir Maiakovski se pegó un tiro en la cabeza. Puede que haya estado jugando a la ruleta rusa más que intentando definitivamente suicidarse.
Pero en cualquiera de los casos antes se había puesto una camisa limpia.
Mênin aeïde, thea.
La primera mujer de George Gissing se hizo prostituta. Su segunda mujer enloqueció.
¿Nadie lo saluda con la cabeza al pasar después de todo? ¿Algo más categórico?
¿Yo ahora aquí estoy completamente solo?
Helena no fue la primera pollera que provocó una guerra.
Dice Burton en la Anatomía.
Empobrecido y congelado, Gérard de Nerval se colgó cerca de una pensión barata de París después de que nadie respondiera a su llamado en mitad de la noche.
Alexander Pushkin era antisemita.
El navegante italiano acaba de llegar al Nuevo Mundo.
Hegel tuvo un hijo ilegítimo. En su boda, la madre del chico apareció con una carta en la que se le prometía matrimonio. Y tuvo que ser sobornada de inmediato.
El Protagonista ahora aquí está completamente solo.
El Protagonista ha venido a este lugar porque allá no tenía ninguna clase de vida.
Boulevard Haussmann, 102.
Incluso en las noches más frías, cuando se arrodilla ante la tumba, la mujer lleva la cabeza descubierta.
A veces Petrarca les escribía cartas a autores muertos hacía mucho tiempo. También era un devoto cazador de manuscritos clásicos. Una vez, tras descubrir unas obras de Cicerón desconocidas hasta el momento, le escribió a Cicerón contándole la noticia.
Ananda. Que fue el primo de Buda, así como su alumno favorito.
El Golfo de Spezia.
Masaccio murió a los veintisiete. Tan repentinamente que no se descartó la idea del veneno, dice Vasari.
El discurso fúnebre en el entierro de Puccini lo dio Benito Mussolini.
9 de noviembre de 1953. Hospital St. Vincent’s, Séptima Avenida y Calle 11 Oeste, Nueva York.
Insulto alcohólico agudo al cerebro.
Taliesin.
Willem de Kooning vivió como inmigrante ilegal durante sus primeros treinta años en Estados Unidos.
En una de las repisas de la ventana del Lector: fotografías enmarcadas de su hijo y su hija, una pelota de béisbol con rayones, una raíz nudosa y desteñida por el sol arrancada del Ebro.
Poe fue expulsado de West Point por negarse a obedecer órdenes militares. Más adelante, James McNeill Whistler fracasaría académicamente en el mismo lugar.
¿Por qué se lo suele mencionar como El matrimonio de Arnolfini, o incluso El compromiso de Arnolfini, cuando ella está embarazada de siete meses?
Im Westen Nichts Neues.
Décadas más tarde, indeleblemente atrapadas en la mente del Lector: las últimas dos páginas de Buenos días, medianoche.
Ernest Hemingway era antisemita.
Ingenioso sinsentido, es como Isaac Newton desestimó la poesía.
Fernande Olivier.
Dora Maar.
Marie-Thérèse Walter.
Olga Koklova.
Françoise Gilot.
Jacqueline Roque.
Rabelais: Y en cuanto a ustedes, mojigatitos envidiosos, lastimosos críticos gruñones y cabrones, pronto habrán lanzado su último improperio: cuélguense.
Una mujer con una sola pierna, con una pollera notoriamente corta, maniobrando veloz por una calle llena de gente.
¿Por qué el Lector todavía recuerda haberla advertido, cuando de hecho ya pasaron varios años, e incluso con cierta frialdad?
La noche anterior a su casamiento, Edith Wharton lo ignoraba todo sobre la sexualidad.
Ah, toma el efectivo y que el crédito se vaya.