Anti América. T. K. Falco

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Anti América - T. K. Falco

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el porro entre sus dedos “¿Te pidieron que los ayudaras a encontrarlo?”

      “¿Me estás preguntando si soy una soplona?”

      “AntiAmérica dice que lo eres”.

      “Y tú les crees”.

      Levantó sus brazos huesudos en el aire. “Bien, te atraparon allanando el apartamento de Javier. Y ahora andas por ahí caminando como una mujer libre haciéndome preguntas sobre él”.

      “No estoy trabajando para ellos. Te traje aquí porque voy a actuar a espaldas de ellos”´

      Las piernas de Brayden temblaban mientras medía sus palabras.

      No lo había convencido aún. “Quiero hablar con Javier, la gente de la FCCU cree que él y Paul son parte de AntiAmérica”.

      “¿Qué los hace pensar eso?”

      “AntiAmérica usó un programa en el que los dos trabajaron. Cuando la FCCU fue al apartamento de Paul, encontraron a Terry asesinado”.

      Sus ojos se agrandaron. “Dios mío. ¿En serio?”.

      “Paul es un sospechoso. Tú sabes en toda la retorcida mierda en la que está metido. El que él y Javier hayan desaparecido al mismo tiempo hace parecer que los dos están trabajando juntos”.

      Brayden refunfuñó. “Quizás haya sido bueno que Javier escapara cuando lo hizo”.

      “Él no puede esconderse de los federales sabes cuan confiado es. Paul podría estar aprovechándose de él. ¿Has hablado con Paul?”

      Negó con la cabeza. “No. ¿Y tú?”

      “Paul no responde a mis llamadas. Necesito hablar con Javier para conocer su lado de la historia”.

      “Estás perdiendo el tiempo. No quiere hablar, ni contigo ni con nadie”.

      “Por favor Brayden”. Su voz se quebró. “Estoy preocupada por él. Me envió un texto diciendo que su vida estaba en peligro”.

      “¿Javier te envió un texto?”

      “Desde su celular. Dijo que debería buscarlo”.

      Se rasco la mandíbula con su dedo índice. ”Javier dejó su celular en su apartamento, tenía miedo que alguien usara el GPS para rastrearlo. Está usando un desechable igual que tú”.

      Alanna no había visto el teléfono cuando registró su apartamento. “¿Estás seguro?”

      “Lo vi con mis propios ojos y además, no ha contactado a nadie excepto a mí y a su familia. No pudo haber sido él”.

      “Ok. Esto da miedo. Brayden, déjame hablar con él. Por favor. Necesita que lo protejamos”.

      “Él la miró. “Yo lo estoy protegiendo”.

      Ella giró su cuerpo hasta que los dos estuvieron frente a frente. “Escúchame. Yo nunca traicionaría a Javier. Estoy tratando de protegerlo”.

      “Protégelo a tu manera. Yo lo haré a la mía”. Hizo una pausa antes de bajar su mirada hasta la mesa laminada negra. “Lo llamaré con una condición: haz lo que AntiAmérica pide. Prométeme que te mantendrás al margen”.

      Ella mostró una mueca de enojo. “Estás del lado de ellos”.

      “Estoy del lado de Javier. Él cree que ellos lo mantendrán a salvo”.

      “No me tienes confianza. Por eso es que me has mantenido lo de Javier en secreto”.

      La acusación no le hizo mella en lo más mínimo. “Ambos hemos mantenido nuestros secretos. ¿Lo prometes o no?”

      Ella suspiró. “Lo prometo”.

      “Se lo haré saber a Javier. Si está de acuerdo en hablar te mandaré un mensaje de texto”.

      Ella le tomó su mano derecha. “Dile todo lo que dije acerca de los federales y Paul”.

      “Lo haré”. Su mandíbula tembló. “Lamento no haberte dicho sobre Javier. No quería tener secretos contigo, pero me convenció que era lo más seguro para todos”.

      “Sólo lo estoy cuidando, lo juro”.

      “No tienes que convencerme, yo sé que tu cabeza no está en su lugar cuando se trata de Javier. Así que vas a ayudar a los federales a acabar con AntiAmérica”.

      “Diles que no lo haré. Mientras mantengan a Javier a salvo. Si lo perjudican, haré que hasta el último de ellos vaya a prisión”.

      “Se los haré saber”.

      La mirada de ella se movió hacia el resplandor púrpura de las luces de arriba. “Esta es la última vez que te veré durante algún tiempo. No quiero que los federales sepan de ti”.

      “Yo tampoco. Nunca habría venido si hubiese sabido que la Gente te tenía bajo control”.

      Brayden sonrió cuando ella le mostró el dedo. Aspiró otro toque y exhaló. Alanna hizo lo mismo. Se quedaron en sus asientos en el sofá sin decir una palabra. Como una vez él le dijera: No existen silencios incómodos cuando tienes una nota, lo cual era una suerte para ella. Estaba claro que su amigo había dejado de confiar en ella y romper la promesa que acababa de hacerle solo empeoraría las cosas entre los dos.

      4

      SUPLANTACIÓN (SPOOFING)

      El sonido del iPhone de Alanna la despertó. Su cuello se endureció al levantar la cabeza del sofá. Qué estúpida. Desmayarse ante el estupor producido por la droga no era parte del plan. Cuando el sonido cesó, le echó una mirada a Brayden que estaba boca abajo en su lado del sofá. Se tropezó en estado de confusión para sacar su teléfono del bolso que estaba sobre el piso. Después de llevárselo a la cara vio que quien llamaba había dejado un mensaje de voz.

      Era el agente Palmer. Estaba en contacto con ella para asegurarle que, además del interés de su gente en Javier, su seguridad era prioritaria. Le advirtió que la gente de AntiAmérica eran fanáticos antigubernamentales capaces de recurrir a la violencia para lograr sus fines. Al final del mensaje decía que si alguna vez sentía que su vida estaba en peligro, debería llamarlo, de día o de noche.

      Se levantó del sofá con el teléfono en la mano, Parecía agradable. No como la boba fascista. Incluso los malvivientes resultaban agradables. Hasta que quisieran algo. Entonces se preocupaban menos por tu bienestar y más por el de ellos. Era sólo cuestión de tiempo para que te convirtieras en un medio para un fin. Era el lado feo de la naturaleza humana, todo el mundo lo escondía pero estaba ahí, listo para salir.

      Sonó un pitazo en su iPhone. Un texto había llegado mientras estaba desmayada. Jadeó cuando el número del celular de Javier apareció en su pantalla. Con la FCCU leyendo sus mensajes tenía que preocuparse por los textos con información dañina sobre Javier. Rápidamente tocó la pantalla para leer el contenido: “Alana. Tengo un secreto que compartir contigo. Por favor ven a encontrarme. Te lo diré todo”.

      Tres textos en tres días. Ni una sola vez Javier le había enviado mensajes tan crípticos

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