E-Pack Jazmín B&B 2. Varias Autoras
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–¿Crees que Daisy te permitirá el acceso?
–¿Permitir el acceso a qué? –preguntó Daisy, que acababa de entrar en el laboratorio–. Siento haber entrado sin avisar, Pretorius, pero el ordenador me dijo que Noelle estaba aquí y es hora de su siesta. ¿A qué quieres tener acceso, Justice?
–A los informes médicos de Noelle. Está baja de peso.
–Eso no es cierto. Su peso es perfecto dada su estructura ósea y su nivel de energía.
–En eso tiene razón, Pretorius –comentó Justice–. ¿Tienen en cuenta ese tipo de cosas esos gráficos?
–¿Gráficos? –preguntó Daisy–. ¿De qué gráficos estáis hablando? Yo no te he dado permiso para que conviertas a mi hija en un experimento. ¿Es eso lo que Noelle significa para ti, Justice?
–No, por supuesto que no.
Los ojos de Daisy se llenaron de lágrimas.
–Y yo que creía que habías empezado a sentir… Ahora veo que estaba equivocada. Jamás podrás dejar de ser un científico, ¿verdad? –le espetó. Con eso, tomó a su hija en brazos y se marchó con ella por la puerta.
–¿Y ahora qué hacemos? –preguntó Pretorius.
–Podemos crear nuestros propios gráficos, en los que se tenga en cuentan factores como la estructura ósea.
–Con eso os puedo ayudar yo –comentó Jett desde la puerta–. Sin embargo, tengo una duda. ¿Qué pensáis hacer si el programa sigue demostrando que Noelle está baja de peso?
–Darle de comer –dijeron los dos hombres al unísono.
–No podemos permitir que la hija de Justice esté baja de peso –añadió Pretorius–. Ahora, ven aquí y siéntate, Jett. Tenemos trabajo que hacer.
Justice decidió ir en busca de Daisy y de su hija. Encontró a Daisy en el cuarto de baño aseando a Noelle.
–Lo siento.
–¿Te molesta que yo haya pintado tus paredes? –le preguntó ella.
–Al principio, sí. Me gusta bastante el blanco. Últimamente, he notado algo extraño.
Justice se apoyó contra el marco de la puerta y observó cómo Daisy bañaba con destreza a la pequeña. Daisy tenía, efectivamente, unas manos muy hermosas. Se las imaginó acariciándolo a él, recorriéndole el cuerpo. Aferrándose con fuerza a él mientras le hacía alcanzar el clímax. Cerró los ojos. Estaba volviendo a ocurrir. Lo único que tenía que hacer era mirarla y perdía el control. ¿Cómo era posible?
–¿Qué es lo que has notado, Justice? –preguntó ella sacándolo de sus pensamientos.
–Todos los días me sorprendo buscando detalles nuevos en las paredes. Más o menos, me paso un mínimo de cuarenta minutos al día en esa actividad.
–¿Y te parece un buen pasatiempo o una pérdida de tiempo?
–Al principio, me pareció una pérdida de tiempo. En una ocasión, me pasé más de ciento treinta y dos minutos tratando de localizar todas los detalles nuevos. Me temo que no puedo ser más exacto dado que… perdí la noción del tiempo.
–¿Tú, Justice?
–Reconozco que es algo muy extraño, pero… Ya no lo considero una pérdida de tiempo.
–¿De verdad? Me dejas atónita. ¿Y por qué?
–Recientemente he descubierto que es una experiencia sensorial positiva que me ha ayudado a salir fuera del mundo científico y me ha ayudado a dar prioridad a otros aspectos de mi vida.
–Vaya… –susurró ella mientras sacaba a Noelle del baño y la envolvía con una suave toalla amarilla–. ¿Me lo puedes traducir?
–Me… me hace feliz.
Daisy se sonrojó y sonrió.
–¿De verdad? ¿Mis pinturas te hacen feliz? Esa es una de las cosas más hermosas que me has dicho.
–¿Te estás burlando de mí?
Daisy dejó a su hija sobre el suelo aún envuelta en la toalla y se dirigió hacia él para abrazarlo.
–Es hora de que Noelle se eche su siesta. ¿Por qué no la acostamos y luego te enseño exactamente lo que siento? Y te aseguro que no es sarcasmo.
La hora siguiente fue la más agradable que Justice había disfrutado. ¿Cómo se había imaginado que podría sentirse satisfecho con los resultados del programa de ayudante/esposa? La única vez que lo había puesto en práctica había resultado ser un desastre.
–Ha sido maravilloso. Como siempre –susurró ella–. ¿Por qué crees tú que es así?
–Porque somos compatibles sexualmente.
–Y supongo que el viejo refrán de los polos opuestos se atraen tiene algo de verdad.
–Es más que un viejo refrán. Es un hecho científico. Al menos, en lo que se refiere a las propiedades magnéticas de las partículas… ¿Qué ocurre, Daisy? –preguntó al ver que ella se echaba a reír.
–¿Qué es lo que quieres tú de nuestra relación, Justice?
–Un matrimonio. Una familia.
–Sí, eso ya me lo has dicho antes. Cuando te dije lo de Noelle. Cuando tú me hablaste de tu programa ayudante/esposa –añadió, con cierto retintín.
Justice la miró con curiosidad.
–Nada ha cambiado desde entonces.
–¡Qué raro! Yo diría que han cambiado muchas cosas.
–Yo quiero decir que mis intenciones son las mismas. Sigo queriendo casarme. Sigo queriendo una familia. Espero que, con el tiempo, nuestra relación progrese en esa dirección.
–¿Igual que lo esperabas con Pamela?
–¿Te lo ha contado Cord? –preguntó él mientras se frotaba el rostro y lanzaba una maldición.
–Deberías habérmelo dicho tú. ¿Por qué no lo haces ahora?
–Ella parecía la mejor candidata. Me equivoqué.
–¿Por qué no me lo dijiste cuando llegué aquí?
–La relación no funcionó. Ya no era importante.
–¿Y por qué no funcionó?
–Maldita sea, Daisy. ¿Quieres todos los detalles?
–Sí.
–Está bien. Efectivamente, los opuestos se atraen. Los objetos iguales no. Pamela