Islas griegas. vvaa

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Islas griegas - vvaa Petit Futé

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      La guerra del Peloponeso y la derrota de Atenas acabaron con el milagro griego, al tiempo que iniciaron un período de influencia cultural. Sócrates, Platón, Aristófanes y Tucídides vivieron en esa época. Quizás la injusta condena de Sócrates a beber cicuta marcó simbólicamente el inicio del declive de la ciudad que en el 338 a. C. fue conquistada por Felipe II, padre de Alejandro Magno. Pero la unidad de las ciudades griegas, lograda por Alejandro, no le sobrevivirá.

       El período romano: el renacimiento de la arquitectura

      Dos siglos después, en el 146, Atenas se sometió a los romanos. El emperador Adriano, en el siglo II, dotó a la ciudad de nuevos monumentos como el Olimpeion y la biblioteca; en la misma época, Herodes Ático construyó el famoso Odeón donde todavía hoy se pueden ver representaciones teatrales y musicales.

       El período bizantino: el desarrollo de la Iglesia Ortodoxa

      En el año 395, Atenas pasó a formar parte del Imperio Bizantino. Poco a poco, las escuelas filosóficas fueron cerrando y los templos se transformaron en iglesias cristianas. Después de la caída de Constantinopla, Atenas quedó bajo el dominio de los francos y después la de los catalanes, los napolitanos y los venecianos. Los turcos, que conquistaron la ciudad en 1456, transformaron el Partenón en mezquita, y el Erecteón... ¡en el alojamiento del harén!

      Como en la Europa del siglo XVI no había grandes viajeros fuera de los peregrinos y los marineros, hay muy poca información sobre la vida ateniense en esa época. Pero en el siglo XVII, el mundo antiguo se puso de moda y los aristócratas empezaron a interesarse por esta ciudad que escondía tantos tesoros arqueológicos. Según Cornelius Magni, que acompañaba al marqués de Nointel, embajador de Francia en la corte otomana, varios viajeros coleccionaban las estatuas y cuando la escultura era demasiado voluminosa, sencillamente ¡la decapitaban!

       El período turco: después de tres siglos de ocupación nace la resistencia

      En 1687, los venecianos asediaron Atenas; explotó un polvorín y dañó gravemente el Partenón. Pero un año después, los turcos reconquistaron la ciudad. En aquel entonces, la actual capital griega contaba con entre 9.000 y 11.000 habitantes divididos en cuatro castas: los archontes (nobles), los noikokyraioi (propietarios de casas), los pazarites (comerciantes) y los xotarides (extranjeros). La nobleza se concentró en el barrio de Plaka.

       Hacia la independencia: Atenas vuelve a ser capital de Grecia

      La guerra por la independencia fue catastrófica para Atenas, puesto que solo sesenta casas de la ciudad resistieron los combates. En 1834, la nueva capital del joven Estado griego, gobernado por Otón de Baviera, solo contaba con 4.000 habitantes. Pero arquitectos inspirados expresaron su talento en edificios de estilo neoclásico que influyeron en toda la arquitectura de la ciudad. Actualmente podemos ver la versión popular en los barrios de Plaka, Neapoli, Thiseio, Metaxourgeio y Psiri. En el 2004, Atenas organizó los Juegos Olímpicos. Tras algunos años de fuerte crecimiento, la crisis de 2008 ha arruinado el buen humor general.

      La ciudad hoy

      Un dios burlón ha barajado las cartas. En pleno sur, en el barrio de Neo Faliro, un tranvía flamantemente nuevo resigue silenciosamente la cuesta a lo largo de la avenida Poseidón. En el centro de la ciudad, en la plaza Sintagma, los evzones —estos guardas impasibles como en la corte del rey Otón— observan cada día unos cuantos miles de usuarios entrar en el metro climatizado.

      «Caos» sigue siendo (un poco) una palabra griega, incluso si desde hace cinco años la capital quiere alejarse de sus clichés. «La gente cree que Atenas es una ciudad sucia y ruidosa», reconoce Dora Bakoyianni, la antigua alcaldesa de la ciudad, «yo prefiero decir que es una ciudad vibrante y que nunca duerme.» Los turistas se sorprenden. Los atenienses salen menos que antes en esta época de crisis, pero a pesar de ello, por la noche las calles del centro de la ciudad no suelen estar desiertas. Algunos barrios, calificados antaño de populares, reviven gracias a una clientela joven que busca nuevos lugares donde reunirse y expresarse.

      Aprisionado entre la clientela regular del mercado central y las tiendecitas abarrotadas de turistas del paseo de Thissión (5 euros un imán de nevera de una imitación del Partenón), el barrio de Psiri, como su vecino Gazi, cultiva su diferencia: hay que atreverse a perderse en estos lugares humildes en plena rehabilitación. En estos barrios coloridos, se encuentran un nuevo museo de arte contemporáneo, un teatro, un antiguo burdel, almacenes transformados en cafés y tabernas donde suena el buzuki…

       «No es en los museos ni en los yacimientos arqueológicos donde está el vínculo con la Antigüedad más viva, sino a través de la gente», promete el escritor Vassilis Alexakis que, cuando regresa a Atenas, le gusta pasear por el barrio de Exarcheia. «Me gustan estos lugares populares en los que persiste algo del antiguo anticuado de la ciudad.» Tal vez, el viajero, durante su visita, quede sobrecogido por el nóstos… Atención: este término, una de las palabras clave de la Odisea, es el síntoma de un deseo de volver…

      Barrios

      Atenas es extensa, mal conocida y a menudo despreciada. Con sus 4,5 millones de habitantes, alberga, sin embargo, más de un tercio de la población nacional.

      Llamada Tsimentoupoli (la ciudad de cemento), Atenas tiene realmente barrios y contrastes sorprendentes. Para ayudarle a orientarse mejor en la capital griega, hemos divido la ciudad turística en cinco barrios, cada uno con sus particularidades.

      

      Plaka y Monastiraki

      Plaka y Monastiraki - En el barrio de Plaka.

      © Anastasios71 / Shutterstock.com

      Estos dos barrios, centro histórico y turístico de la ciudad, se encuentran uno al lado del otro en el mapa de la ciudad. Por cierto, para visitar Plaka, la estación de metro Monastiraki es la más aconsejable. También puede llegar, después de unos diez minutos a pie bajando en las paradas Sintagma o Acropoli.

       Plaka. Entre los ejes perpendiculares de Fillelinon y Mitropoleos, las calles se vuelven más estrechas, rodeadas de hermosas villas neoclásicas. Algunas, animadas y peatonales, alinean tabernas, terrazas de cafés y tiendas de souvenirs. Pasear por ellas es agradable a cualquier hora del día y por la noche… Si bien el turista es omnipresente, se mezcla con los pocos locales que residen en el barrio o los habituales de la zona. Adentrándose un poco más en este viejo barrio, pegado al flanco noreste de la Acrópolis, el encanto de un viaje en el tiempo nunca pierde su efecto. Se siente el estilo de vida de antaño, en estas callejuelas enmarañadas, donde los altos edificios neoclásicos, de color crema con postigos verdes, tejas ocre y redondas, balcones de hierro forjado desbordantes de flores, esconden a veces jardines cerrados y arbolados, ocultos detrás de altas paredes. Siguiendo una ruta escalonada, descubrirá algunas casas de la época de la ocupación turca que permanecen intactas o en ruinas. Las iglesias bizantinas marcarán también su itinerario. Apacible y tranquilo, este barrio invita a pasear y a soñar. Algunos museos se han establecidos en estas bellas residencias, que solo se encuentran si se tiene un mapa detallado del barrio.

      Habitado desde la época prehistórica, ha atravesado

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