El mundo del trabajo en la Argentina 1935-1955. Roberto Elisalde
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу El mundo del trabajo en la Argentina 1935-1955 - Roberto Elisalde страница 9
El citado autor plantea, entonces, en el caso del período 1952-1955, que al principio estas luchas comenzaron ocupándose del problema salarial pero que luego, cuando la dirigencia sindical se negó a apoyar los reclamos, se tornó en lucha política, al cuestionar la legitimidad de la dirigencia e incluso de la línea del peronismo. Esto equivale a pensar que los trabajadores no tomaron distancia del propio gobierno, sino que, según Mainwaring, fue un “intento de cambiar el rumbo del peronismo y crear un movimiento obrero más autónomo”.24
Finalmente, el investigador Daniel James ha analizado centralmente la relación del peronismo y la clase obrera entre 1955 y 1973.25 Sobre la base de su obra más importante y distintos artículos podemos analizar el aporte que este historiador realizó sobre el período examinado.
A partir del estudio que realiza del 17 de octubre de 1945, James va dando forma a una caracterización del peronismo, según afirma, como una voz “potencialmente herética”, al expresar las esperanzas de los oprimidos, inhabilitada como “opción hegemónica viable al capitalismo argentino”. Aun considerando los diversos postulados peronistas de donde se desprenden la aceptación de la legitimidad de las relaciones de producción capitalistas y de la autoridad contenidas en ellas, una vez abierta la crisis de comienzos de la década de 1950 las fuerzas económicas que hasta entonces lo habían tolerado “debieron aceptar que era como cabalgar un tigre”.26
Fue, como coinciden numerosos investigadores, al comenzar la crisis económica cuando el peronismo se presentó como una opción política inadecuada para el sector capitalista argentino. Su propia naturaleza le impidió llevar a cabo la modernización y racionalización industrial que la coyuntura reclamaba. La resistencia que el movimiento obrero realizó se tradujo más en una negativa a cooperar que en una acción abierta de huelgas, e impidió que el gobierno peronista pudiera alcanzar sus objetivos. Esta oposición obrera expresaba la ambivalencia de la identificación peronista.
James considera que, aunque no había un reto explícito, las medidas defensivas que los obreros tomaron erosionaron el poder de los empresarios en las fábricas. Estos hechos –la resistencia de los trabajadores a los planes productivistas de la segunda presidencia– fueron una muestra de la pervivencia de cierta autonomía obrera y de la ambivalente identificación peronista de los obreros. Las comisiones internas, tan resistidas por el empresariado, son consideradas para este autor como un símbolo de esa autonomía y del equilibrio de fuerzas en los lugares de trabajo que se había logrado durante el peronismo.
Finalmente, en esta línea de referencias, consideramos destacados los aportes de las investigaciones incluidas en la revista Archivos de Historia del Movimiento Obrero y la Izquierda, dirigida por Hernán Camarero. Especialmente para este estudio fueron consultadas las publicaciones 5 y 6, de 2015 y 2016, respectivamente.27
Los empresarios y sus organizaciones gremiales
Esta temática, tal como veremos en los capítulos 2 y 3, desarrolló un importante nivel de producciones, sobre todo en trabajos vinculados con historia de las empresas y debates en torno a la naturaleza de la burguesía en la Argentina. En este sentido, podemos citar como relevantes para nuestro trabajo las investigaciones referidas a historias sobre las organizaciones gremiales empresariales, desde la Unión Industrial Argentina (UIA), hasta la Confederación General Económica (CGE), de Javier Lindenboim, Jorge Schvarzer, James Brennan, Patricia Berrotaran y Torcuato Di Tella (h).28 También es importante destacar la publicación Políticas de promoción y estrategias empresariales en la industria argentina, 1950-1980, dirigida por Marcelo Rougier, que reúne un conjunto de investigaciones que analizan el papel del Estado, las políticas industriales y las estrategias de los empresarios en el desarrollo industrial argentino.29
El eje central de muchos de los debates de la bibliografía señalada expresa las concepciones sobre fortalezas y debilidades de la burguesía nacional argentina. Según el investigador Javier Lindenboim, solo unos pocos representaban a empresas medianas y resultan menos conocidos. La dirección de la UIA en estos años expresaba a los grupos económicos más concentrados de la actividad industrial. La rama metalúrgica tenía una representación destacada junto con la textil y, por supuesto, la alimentaria. Por ello, el sector metalúrgico tuvo un número considerable de representantes y el acuerdo entre las cámaras empresariales señalaba que la presidencia era para un representante de la rama alimentaria y cada una de las dos vicepresidencias era reservada para la rama textil y la metalúrgica.
En los reconocidos trabajos de Schvarzer sobre la UIA se estudian los rasgos sociales de este sector que asumió la representación gremial de la citada institución. El investigador señala que la mayoría de los grandes empresarios pertenecían a las élites tradicionales de la sociedad argentina; eran dueños de empresas con larga tradición en el país, “muchas de las cuales se remontan a fines del siglo pasado o comienzos del presente; no se trataba solo de empresas alimentarias, como suponen algunos observadores, sino también de compañías textiles, metalúrgicas y otras que formaron parte del espectro fabril argentino desde su formación”.30 El autor destaca que esas firmas no eran su única propiedad comercial, ya que esos empresarios eran dueños, o socios, de compañías que desplegaban su accionar en áreas diferentes, especialmente las finanzas y los seguros. Para las décadas de 1940 y 1950, ese grupo social presenta fuertes interrelaciones con empresas “extraindustriales”, tales como el ámbito bancario. En resumen, los considera como empresarios grandes, diversificados, con importante atención a intervenir en instancias organizativas gremiales, como la UIA, y sobre todo, de participar activamente en el devenir político de la Argentina. Esta línea interpretativa que representa Schvarzer enfatiza que los dirigentes gremiales de la UIA conformaban una élite cuyas actitudes y acciones políticas y económicas no siempre estuvieron relacionadas directamente con las metas de la industrialización del país.
Finalmente, resaltemos que respecto de la historia de empresarios y empresas, prestaremos especial atención a los trabajos realizados sobre la Siam y su propio derrotero como firma metalmecánica de raigambre nacional. En principio, acotemos que tanto Lindenboim como Schvarzer señalan que dentro de las empresas metalúrgicas, la Siam Di Tella ocupaba un lugar relevante; era una de las firmas más grandes en su tipo. Ello permitió que Torcuato Di Tella ocupase durante varios años cargos directivos en la Cámara Metalúrgica y en la propia UIA. Las investigaciones sobre los empresarios y la participación gremial de esta firma son ciertamente escasas, y los pocos trabajos existentes son analizados desde perspectivas muy diferentes, tal como lo presentaremos en el capítulo 3 de este libro.
Educación: estrategias de empresarios