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Maldivas - vvaa Petit Futé

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maldivos tienen estas pequeñas garzas como animales domésticos para que se coman los mosquitos. Sin duda, el más impresionante es la fragata, el ave pelágica tropical por excelencia, con su plumaje oscuro y su increíble vuelo. Está presente en las islas habitadas, donde se reproduce. Los maldivos, como muchos pueblos del océano Índico, aman a las aves coloridas y cantoras, que recogen en grandes pajareras, especialmente en Malé. Entre las especies domésticas más comunes se encuentran las ruidosas cotorras de Kramer, loros de todo tipo y minás.

       Cangrejos. La fauna de las Maldivas está compuesta, principalmente, de cangrejos. Desempeñan un papel importante en la limpieza de las islas, porque eliminan a los animales muertos y los restos vegetales de las playas. Hay cangrejos anfibios (ocípodos), que invaden las playas al caer la noche. Cerca del agua también se encuentra el cangrejo Uca que vive en los atolones del sur. Se caracteriza por sus pinzas rojas o azules que utilizan para atraer la atención de las hembras durante el apareamiento. Los cangrejos terrestres (cenobitas) son los más numerosos, hay algunos de color amarillo y naranja. También viven a los pies de los árboles, donde excavan en busca de refugio.

       Lagartija. Muchos animales solo salen al anochecer, entre ellos el gecko, un lagarto de dedos adhesivos, típico de las regiones cálidas. El gecko maldivo es excepcionalmente sobrio con su piel de color crema, pálido en comparación a los de otros países, que por lo general son de colores vivos. Se cree que estos animales llegaron a las Maldivas colgados de los troncos, a la deriva. Es común verlos pasear por las paredes del interior de las casas y escucharlos defender su territorio con fuertes gritos. Uno acaba por cogerles cariño cuando descubre que dejan las casas libres de mosquitos y cucarachas.

      Los minoritarios

       Mamíferos terrestres. La población de mamíferos es bastante reducida y se compone, principalmente, de musarañas (tupaïas) y ratas de agua, que probablemente vinieron en las barcas de los primeros emigrantes. Estos animales se alimentan de cocos y causan tanto daño que han sido objeto de una campaña nacional de control de plagas. También hay murciélagos gigantes, pertenecientes a la clase Megachiroptera. Salen de noche, pero también se les puede ver durante el día. Se alimentan de frutas, sobre todo de las plantaciones, lo que explica la animosidad que generan entre los maldivos y el apodo que se les da: «perros voladores». Entre los animales domésticos, abundan gatos, cabras y pollos. Como en la mayoría de los países musulmanes, los perros no son muy populares. Algunas islas también son el hábitat de conejos salvajes.

       Reptiles y anfibios. Solo unas pocas especies se han adaptado a las condiciones especiales de las Maldivas: hay tres especies de serpientes, pequeñas e inofensivas, dos de lagartijas y dos de ranas.

      

      Fauna marina

      Fauna marina - Tiburón ballena.

      © Rich Carey / Shutterstock.com

      El lecho marino de las Maldivas, famoso por su belleza y calidad, ofrece una variedad que es difícil encontrar en el resto del mundo, y es la delicia de los entusiastas del buceo. Se han registrado al menos 1100 especies de peces, 400 moluscos, 300 crustáceos y 210 corales.

      Coral

      El arrecife se compone de más de 200 especies de corales, lo que ubica a las Maldivas a la altura de las Filipinas y la Gran Barrera de Coral Australiana. La variedad de especies se combina con un relieve abrupto, que le da todo su encanto para bucear a través de cuevas, gargantas, chimeneas o simples montículos donde habitan los peces. El arrecife de coral es extremadamente frágil, tanto por su esqueleto de piedra caliza como por los pólipos que constituyen su parte viva. Solo tocarlo puede dañar o, incluso, matar el pólipo. Por lo tanto, es importante evitar el contacto y no olvidar nunca que, si la superficie carnosa del coral parece blanda al tacto, suele ser punzante. Con solo sumergirse verá los corales calcáreos. Debido a que su esqueleto rígido necesita luz para crecer, tienden a estar cerca de la superficie del agua.

       El coral cerebro (platygyra), cuyo nombre está ligado a la superficie meandriforme que recuerda al cerebro. Se presentan en forma de patata y suelen alcanzar el metro de diámetro. Se encuentran comúnmente en la meseta del arrecife y hasta treinta metros de profundidad.

       Los acropora ofrece una amplia gama de especies con forma de dedos, cuernos e, incluso, grandes superficies planas, comunes en las paredes y en los rasos de los arrecifes. El esqueleto es blanco, pero la luz directa permite distinguir reflejos rosados, verdes, azules o amarillos en las extremidades; se trata de los pólipos. Constituyen un hábitat incomparable para los pequeños peces, que llegan a formar bancos de treinta a cincuenta individuos en los meandros entre el coral.

       El Stylophora blanco o rosado. También es de tamaño moderado y rara vez supera los 30 centímetros de envergadura. Crece en colonias en las llanuras de los arrecifes.

       El coral de fuego (millepora dicotoma o tenella), de un color amarillo vivo o naranja con crestas blancas, es mucho más punzante. Crece en ramificaciones o en varias incrustaciones, a una profundidad de 0 a 25 metros. El más mínimo contacto con este coral provoca irritaciones inmediatas y duraderas, ya que la herida se reactiva cada vez que se pone en contacto con el agua de mar. De hecho, el coral de fuego está rodeado de hilos urticantes que pueden perforar la piel de la víctima, e inyectan la sustancia que causa ampollas y quemaduras.

       El coral plato (Fungia fungites), único en su especie, tiene la particularidad de no estar adherido al arrecife, lo que no le impide llevar una vida sedentaria. Es un cuerpo independiente, circular o alargado, plano o curvado, y con un diámetro de entre 1 y 31 centímetros. Sus colores son sobrios, aunque tiende al blanco sucio. Puede tener reflejos verdes o morados en los puntos donde crece o se regenera.

       El coral azul (Heliopora coerulea), que pertenece a la familia de los corales blandos (es decir, sin esqueleto calcáreo), es la especie que siembra discordia en esta clasificación a causa de su esqueleto. Al igual que el coral de fuego, vive en colonias, se tiñe de amarillo y blanco, y solo deja su esqueleto de piedra caliza azul, o más bien los fragmentos rotos que quedan. Sin embargo, se diferencia claramente del coral de fuego por su suavidad, con una consistencia similar a la de una esponja.

       El coral seta (Sarcophytons), como su nombre indica, recuerda a una gran seta de color verde claro o gris. Tiene forma de embudo con bordes ondulados que llama la atención y se esparce entre los 0 y 30 metros de profundidad. Los individuos jóvenes tienen un pie que sale de un sombrero hemisférico,

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