Hola Guille. Gloria Candioti

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Hola Guille - Gloria Candioti Zona Límite

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se sentó en el sofá y no dijo nada por un momento, tiempo suficiente como para pensar que tal vez sus amigos tenían razón.

      —No soy tu carta de triunfo, Pau –le contestó con la mirada endurecida.

      —Vos te aprovechas de mí, yo me siento remal y vos no me ayudás.

      —Yo te quiero ver bien. Hay cosas que no me van y vos lo sabés. Mejor me voy. No quiero que empecemos a discutir.

      Desde esa tarde, la relación entre ellos se cargó de aristas.

      Paula, desde el asunto de la agencia, del desfile y de las peleas con las chicas, necesitaba a Guille para que sus compañeros no le hicieran un vacío insoportable. Guille le gustaba y estaba bien con él aunque desde hacía unos días chocaban. Él no se decidía. Le aseguraba que la quería, pero delante de los demás se comportaba como un amigo. Conocía de memoria lo que él sostenía con eso de ser novios. Sin embargo, Guille era incoherente: le gustaba que Paula lo besara y para ella eso era signo de que salían y que podían comportarse como cualquier pareja. En cambio, para él lo que había entre ellos era privado.

      A Paula le fastidiaba el perfil de chico serio que Guille sostenía en público. Todos lo respetaban y era popular. En el colegio, tenía que seguir sus reglas para no pasarla mal. Eso la cansaba tanto que le venía una tristeza que no podía controlar. Hasta pensaba en cambiarse de colegio. Empezar de nuevo, en un país donde nadie la conociera. Tal vez así podría, por fin, ser ella misma: segura, admirada y con amigos. Por momentos, aunque Guille estuviera cerca, se sentía sola. Ese sentimiento no le gustaba. Y esas veces, repetía mentalmente una poesía de Pessoa que tenía en su agenda.

       Al final, ¿alegre o triste?

       Pensar no está bien aquí...

       Sí, mi tristeza consiste

       en no saber bien de mí...

      Guille, encerrado en su habitación, escuchaba música y escribía sus raps. Desde que había vuelto de la casa de Paula se había encerrado solo con sus pensamientos. Tenía ideas diferentes a la de sus amigos y compañeros. Prefería mantener un perfil bajo y no se metía con los demás: intentó mantenerse alejado de la pelea de Paula con las otras chicas. No soportaba que la maltrataran y por suerte pudo frenarlas en la calle. Aunque se sentía tan atraído por Paula, era todo lo contrario a lo que deseaba vivir con una novia.

       Yo te lo digo a vos, Paula

       te comunico estas palabras

       para que me entiendas

       yo soy otro en tu cabeza

       no soy como vos pensás

       te quiero, te quiero, te banco

       pero no soy el que vos imaginás

       te quiero, te quiero y te banco

       no te enojes, no soy un as.

      Mientras escribía en la computadora, apareció una notificación de Twitter que no esperaba recibir. Desde que había terminado lo de las fotos truchadas de Paula en el desfile, las redes se habían serenado. Solamente Ídolo había bardeado un par de veces más con algo de Princess forever, hasta que la página desapareció, y habían dejado de usar las redes para maltratarse. Ídolo y Princess forever, seguramente, eran dos compañeros que se ocultaban detrás de las identidades falsas. Ídolo había subido la foto trucha de Paula. Se decía que Princess era Paula. Guille no lo podía creer.

      “¿Y ahora con que va a salir ese idiota?”, pensó Guille con temor.

      Guille leyó con rabia. Ídolo era un cobarde, decía cualquiera y se escondía. Sospechaban que era alguno de quinto. A Guille se le fue cayendo esa hipótesis: tenía que ser un compañero, uno cercano, no uno de quinto, el tipo sabía demasiado y solo bardeaba a los de su curso. No se metía con otros. Recorrió con la mente la cara de todos sus compañeros y no le cerraba que fuera alguno de ellos. La mayoría siempre estaba en sus cosas. Eran bien claras las categorías: compañeros y amigos. Los compañeros eran solamente los que estaban ahí y no importaban. Había grupos, que no se metían unos con otros, tal vez se ayudaban un poco con el estudio y las tareas, pero nada más. Cuando Paula fue atacada en las redes, muchos fueron solamente “panelistas” que no dejaban de hablar como si estuvieran en esos programas de la tele que opinan tardes enteras de la pelea de los famosos de turno.

      Guille pensó que mejor era no contestarle, pero que se metiera con Paula, con él y sus amigos lo ponía frenético. Además, lo que decía de Javier lo inquietó.

      Los mensajes de Ídolo ya se habían viralizado en los WhatsApp y las cuentas de Twitter de los chicos. Había estado mudo unos días y ahora volvía a aparecer.

      Paula, ajena a las redes, en la casa de su abuela, charlaba con Moni mientras merendaban. Sonaban las notificaciones en su celular, pero a su abuela no le gustaba que ella usara el teléfono cuando hablaban.

      —Guille está como frío, no me da la misma bola de antes, abu. Y a mí él me re gusta.

      —Tené paciencia, Pauli, hay que respetar los tiempos del otro, si lo que quiere...

      —Yo no sé lo que quiere, me da besos cuando estamos solos, en público ni la mano me da. Yo digo que nos pongamos de novios y él dice que no, que tenemos que estar seguros. Discutimos un montón por eso.

      —Y vos, Pauli, ¿qué querés?

      La pregunta de Moni la sorprendió, se quedó en silencio. Moni le cebaba un mate y esperaba.

      —¡¡¡Ay!!! Abu, las cosas son diferentes ahora, yo lo quiero a Guille, abu, lo quiero, pero…

      —Pero…

      —Hoy viste que no es como en tu época que eran más comprometidos. Vos te pusiste de novia con el abuelo a los…

      —A los quince años y estuvimos juntos cincuenta. No era tan diferente, también tenía que ver con lo que uno quería vivir: algo en serio o jugar. Me parece que lo distinto es que ahora juegan con el amor. Y eso es lo complicado, que quieren jugar.

      —Guille a veces parece que hace eso de jugar y otras no. Me pone mal, no entiendo.

      —Bueno no digo que esté bien lo que hace. Pero sí digo que lo tenés que respetar, querida. Es tu amigo. Y sobre todo, vos tenés que respetarte.

      —No es solo mi amigo, vos no entendés.

      —Paula, no sé qué decís, ¿vos querés tener relaciones con Guille o ya las tienen?

      —No, abu, no

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