Coma: El resurgir de los ángeles. Frank Christman

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Coma: El resurgir de los ángeles - Frank Christman страница 18

Автор:
Серия:
Издательство:
Coma: El resurgir de los ángeles - Frank Christman

Скачать книгу

mortal —dijo Amon soltando una carcajada—, observa mi ascensión.

      Amon comenzó a elevarse hasta desaparecer.

      Hacía dos días de la ascensión de Amon y ni rastro de él. Habían vuelto a la casa de Nebo y la sensación era de abatimiento ante el fracaso. Esperaban impacientes el regreso de Amon y su salto a otro universo. Mario paseaba por la estancia como una fiera enjaulada. Vehuel le dijo:

      —¿Por qué no te tranquilizas? Ve a dar un paseo.

      —¿Quieres que lo vigile? —preguntó Nebo a Vehuel mientras Mario salía.

      —No, iré yo.

      Mario se dirigió a las afueras del pueblo, camino sin rumbo fijo hasta que se sentó a la sombra de un árbol. Se quedó pensando en la gran oportunidad que habían dejado escapar. Hundió su cara entre sus manos y se restregó los ojos. Una voz le hizo reaccionar.

      —¿Se encuentra bien, señor?

      —Sí, gracias —Mario miró con curiosidad al niño que tenía enfrente—. ¿Quién eres?

      —Le he estado observando. Parece triste.

      —¿Por qué crees eso?

      —Le he visto llorar.

      —Es que… No lo entenderías.

      —Tal vez no —dijo el niño—, o tal vez sí.

      Mario lo miró con interés, en la segunda frase le había cambiado la voz. Volvió la cabeza al oír unos pasos. Era Vehuel.

      —Mario, aléjate de él.

      Mario miró otra vez al niño. Seguía siendo un niño, pero esta vez sus ojos eran diferentes, eran rojos como el fuego y sus pupilas eran reptilianas, profundamente negras. Se levantó como movido por un resorte y dio varios pasos atrás. El niño miró a Vehuel y dijo:

      —Aquí llega el perdedor.

      —Me preguntaba cuándo aparecerías —dijo Vehuel—, ¿ahora apareces como un niño inocente?

      —Como un niño sí, inocente no —Amon cambió de aspecto, esta vez adoptó la figura de un hombre normal pero sus ojos eran los de un demonio.

      —Esto no ha terminado —anunció Vehuel apuntando con su báculo a Amon—. Prepárate Mario.

      —¿En serio esperáis vencerme?

      —Pronto lo sabremos. Ahora Mario —gritó.

      De los dos báculos salieron sendos rayos que se concentraron en Amon, pero éste reaccionó creando un escudo defensivo. Sin embargo, la fuerza del ataque de Vehuel y Mario era superior y estaba debilitando el escudo de Amon que perdía terreno. Amon supo que no podría vencerlos y con una mano dibujó un círculo abriendo un portal.

      —Seguidme si podéis, hasta el próximo encuentro.

      Amón penetró en el portal y desapareció. Los rayos cesaron y Mario cayo rendido al suelo. Vehuel le dio la mano para que se levantará y cuando se puso en pie le dijo:

      —Ahora sí que hemos perdido. Volvamos a la casa y preparémonos para saltar al siguiente universo.

      —¿Tienes idea de a dónde puede haber ido?

      —No, pero pronto lo sabremos. Regresemos.

      Volvieron, y se despidieron de Nebo con un abrazo.

      —Despídenos de Nataniel.

      Ya en la calle Vehuel miró al cielo. El calor era insoportable y una luz muy brillante se mostraba amenazante.

      —Será mejor que cojas a tu familia y busques a Nataniel, él sabrá a dónde ir. Esconderos en una zona alta donde haya cuevas y esperad a que todo pase. Proveeros de comida y llevad animales que os den leche. Tal vez no sobreviváis. Os dejo en manos del Infinito.

      —Así lo haremos. Suerte.

      Mario se abrazó a Nebo.

      —Ten mucho cuidado.

      —Y vosotros.

      Estaba anocheciendo. Se dirigieron al lugar donde se habían enfrentado a Amon. Cuando llegaron. Vehuel le dijo:

      —Sea donde sea donde saltemos, búscame. Juntos encontraremos a Anael.

      —¿Anael?

      —Es el ángel que nos espera al final del salto. Recuerda, no hables con nadie hasta que nos encontremos.

      Mario asintió con la cabeza.

      —Escucha Vehuel, tengo una necesidad imperiosa, como si algo me estuviese llamando con mucha fuerza, tal vez sea mi hermana, no sé. Pero tengo que ir —imploró Mario— ¿Lo entiendes?

      —Desde aquí es imposible —dijo Vehuel acariciando su barba pensativo—, Tendríamos que dar el salto desde aquí para no perder el rastro de Amon, una vez en el universo al que saltemos, hablaremos con Anael y trazaremos un plan. Sígueme.

      Vehuel abrió su portal y Mario hizo lo mismo. Ambos penetraron y desaparecieron.

      Конец ознакомительного фрагмента.

      Текст предоставлен ООО «ЛитРес».

      Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.

      Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.

/9j/4RDORXhpZgAATU0AKgAAAAgADAEAAAMAAAABANsAAAEBAAMAAAABATkAAAECAAMAAAADAAAA ngEGAAMAAAABAAIAAAESAAMAAAABAAEAAAEVAAMAAAABAAMAAAEaAAUAAAABAAAApAEbAAUAAAAB AAAArAEoAAMAAAABAAIAAAExAAIAAAAiAAAAtAEyAAIAAAAUAAAA1odpAAQAAAABAAAA7AAAASQA CAAIAAgADqYAAAAnEAAOpgAAACcQQWRvYmUgUGhvdG9zaG9wIENDIDIwMTkgKFdpbmRvd3MpADIw MjE6MDE6MTUgMTQ6MzQ6MzYAAAAABJAAAAcAAAAEMDIyMaABAAMAAAAB//8AAKACAAQAAAABAAAL uKADAAQAAAABAAAQwAAAAAAAAAAGAQMAAwAAAAEABgAAARoABQAAAAEAAAFyARsABQAAAAEAAAF6 ASgAAwAAAAEAAgAAAgEABAAAAAEAAAGCAgIABAAAAAEAAA9EAAAAAAAAAEgAAAABAAAASAAAAAH/ 2P/tAAxBZG9iZV9DTQAC/+4ADkFkb2JlAGSAAAAAAf/bAIQADAgICAkIDAkJDBELCgsRFQ8MDA8V GBMTFRMTGBEMDAwMDAwRDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAENCwsNDg0QDg4QFA4O DhQUDg4ODhQRDAwMDAwREQwMDAwMDBEMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwM/8AAEQgA oABwAwEiAAIRAQMRAf/dAAQAB//EAT8AAAEFAQEBAQEBAAAAAAAAAAMAAQIEBQYH

Скачать книгу